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Los reportajes de los primeros años fueron para ver quién se sumaba. Luego vinieron los del tipo 'cuánto se ha notado' en las ventas o los que incluían las reiteradas quejas del pequeño comercio tratando de frenar su avance. Unos sí, otros no. Estos a ... favor, aquellos en contra. Ahora, para las crónicas del 'Viernes negro', lo difícil es encontrar algún escaparate convertido en excepción –que los hay, aunque son muy pocos–. Sin un cartel escrito en el que se lea 'Black friday'. Lo extraño es ya cuestionar que este fenómeno de descuentos y compras en noviembre está ya asentado. También, lógico, en Cantabria. Este viernes, en Media Markt, dos ejemplos. «Los momentos álgidos de estos días igual son ya más fuertes que los de la semana de Reyes», comentaba un empleado del establecimiento. A pocos metros, en la puerta, un matrimonio ya entrado en años –por si alguien piensa que esto es sólo cosa de chavales– salía de la tienda en ese momento. «Una televisión, cepillos de dientes eléctricos, unos auriculares... ¿Y qué mas?», le preguntaba ella repasando paquetes. Cargados. «Las planchas del pelo. Ya sabes, los regalos de navidades. Aprovechando el día. Ya que rebajan un poco, pues eso». Y, así, uno detrás de otro.
No ha sido un viernes cualquiera. Ha habido –el tiempo ha ayudado– mucha gente por la calle. Mucho ambiente. En las inmediaciones de El Corte Inglés los conductores lo notaron en el tráfico. Ya pasadas las diez, un vigilante indicaba que no se podía acceder por la entrada habitual del aparcamiento y enviaba a los coches a las siguientes bocas. Y esa imagen de vehículos entrando y saliendo se repetía en las áreas comerciales pegadas al Parque Tecnológico. «He comprado un secador de pelo. Es para un regalo estas navidades y, como es un producto necesario, me da igual comprarlo ahora que dentro de un mes», comentaba José María tras pasar por caja. ¿Teléfonos, consolas, patinetes, lavadoras...? «En un día como hoy es fuerte en todo». Tanto, que en puntos como Media Markt amplían los días de operación no tanto por aprovechar más tiempo para vender, sino por ser capaces de asumir toda la demanda que les llega. «Ya hay una pauta. La gente localiza su compra y espera. Concentrarlo en un solo día ahora sería una locura». Como media, crecimientos de un 6% cada año. Y carteles enormes, como en la fachada de ToysRus, por encima de clientes entre paquetes enormes.
¿Y en el centro de Santander? Pues más allá de muchas o pocas ventas, más ambiente que de costumbre. Bastante más. Con cola para entrar al subterráneo de la Plaza del Ayuntamiento, buen ambiente en las terrazas de hostelería para el café o carteles de 'Black friday' hasta en una tienda de golosinas. En eso de los letreros, por diferenciarse, alguno optó por poner 'Crazy friday' (loco viernes). Y, puestos a dejarse ver –otra de las curiosidades del día–, el local de la antigua oficina de Liberbank de Amós de Escalante se llenó de maletas en oferta como reclamo para venderlas en otro establecimiento. O sea, un local vacío como escaparate de una tienda.
«No estamos ciegos. Vemos que las tiendan venden mucho estos días», comentaba uno de los pocos comerciantes que optó por no participar. Prefería, de hecho, pasar desapercibido en una jornada como esta. «Hoy hay más gente por la calle y en la tienda, sí. Pero todo el resto de la semana ha estado vacío y, además, con eso, adiós a la campaña de Reyes o rebajas. Es lo que hay y, claro, es bueno para el consumidor, pero para el comerciante acaba siendo la ruina». Hasta los que se ven perjudicados asumían que el viernes de compras ya es una costumbre. Que está para quedarse.
Joyerías, zapaterías, tiendas de moda, de complementos, perfumerías... Todos forrados de caretelería y de números. Que si 20%, que si 30%, que si hasta 70%... «Cuidado con los fraudes y con los mensajes que llegan al teléfono, que hay estafas», advertía un hombre mayor.
Y todo, sin contar a todos esos compradores a los que no se vieron por las tiendas. «Si quieres el comentario de una 'millenial' –de la generación del 'milenio'–, yo ya he comprado algo, pero por internet». Eso respondía para este reportaje una santanderina de 27 años.
Él no se suma «por respeto a los clientes de todo el año, por coherencia». En Sparta, en Lealtad, no participan porque tienen «un producto diferenciado» que les permite «mantener los precios hasta después de la campaña de Reyes». «Llevamos años así –asegura Álvaro Gómez, su responsable– y la experiencia nos demuestra que no estamos equivocados, que se puede vivir sin participar en el 'Black Friday'. Lo que cuenta es la venta de todo noviembre, no de dos o tres días».
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