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La cola ante la Cocina Económica, en Santander, es una de las imágenes más demoledoras desde el punto de vista social que deja esta crisis Alberto Aja / Roberto Ruiz

El virus dispara la pobreza en Cantabria y las llamadas para pedir ayuda de primera necesidad

Multitud de familias sin ingresos contactan con Cáritas, Cruz Roja o con los ayuntamientos de la región

Álvaro Machín

Santander

Miércoles, 29 de abril 2020, 07:07

La pobreza absoluta, según un documento del INE, se define «como la situación en la cual no están cubiertas las necesidades básicas del individuo, es decir, existe carencia de bienes y servicios». Más allá de matices estadísticos, nadie se llevará las manos a la cabeza por utilizar esta palabra en Cantabria si escucha a la coordinadora autonómica de Cruz Roja decir que están recibiendo trescientas llamadas diarias en las dos últimas semanas y que «lo que piden es comida». «Si no nos mata el coronavirus nos va a matar el hambre», decía ayer un parado en el telediario. En resumen, el número de familias de la región que no tiene, sin ayuda, para comer al día siguiente se ha disparado. Lo confirman Cáritas, Cruz Roja o los ayuntamientos de Santander y Torrelavega. O sea, que el virus está multiplicando la pobreza a paso de gigante.

Lo avalan dos cuestiones. De entrada, unos datos demoledores. En el Ayuntamiento de Santander, por ejemplo, ha crecido un 60% la demanda de ayuda en forma de alimentos. Y, en segundo lugar, muchos de los que llaman no lo habían hecho nunca antes. Son, por seguir con las definiciones crudas, pobres nuevos. Porque los datos son claros para los cerebros, pero las caras las comprenden las tripas. Una mujer con un hijo, propietaria de un bar cerrado (que sigue generando gastos) y a la que sólo le quedan 200 euros en la cuenta. O pide ayuda o no come.

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«Nos llegan llamadas de un perfil de gente que no solía acudir a nosotros», apunta Beatriz Aldama (Cruz Roja). Pendientes de cobrar lo que les toca al estar en un ERTE, las ayudas a los autónomos... Para el apoyo a personas vulnerables suelen tener trabajando a treinta personas. Ahora en Cruz Roja han movilizado a trescientos. «Sólo para coger el teléfono tenemos a trece o catorce. No para de sonar». Combinan el reparto en sus sedes con la ayuda a domicilio. Más de mil familias atendidas y más de 2.000 tipos de productos de primera necesidad repartidos. Hasta meriendas para niños o material escolar. «No nos habíamos visto en una como esta. Lo de 2008 no tiene nada que ver».

Buena parte de los que llaman para pedir ayuda son personas que nunca habían llamado antes

Perfiles

Lo que solicita la mayoría es, directamente, ayudas para comer al quedarse sin ingresos

Lo que piden

Han creado programas de ayuda directa para soluciones de emergencia sin apenas trámites

Los Ayuntamientis

Las llamadas han crecido mucho en la última semana y media, a medida que se acaba lo ahorrado

Vulnerables

Más datos. En Cáritas, las acciones tras demandas de ayuda han aumentado un 50% con el estado de alarma. Son 2.656 atenciones (serían unas 1.500 personas -una misma persona puede ser atendida en distintas ocasiones-) y más de 88.000 euros gastados por la emergencia. Lo que más se pide, alimentación. Antes de entregar los productos en especie, ellos prefieren, en la medida de lo posible, hacer una transferencia a las familias y que ellos mismos hagan su compra. «Eso, por una cuestión de dignidad y autonomía, ayuda a hablar más de igual a igual», explica Fran Sierra, secretario general en Santander. Tratan de evitar ese momento «vergonzante» que puede suponer «ir a una cola en la parroquia y que mi vecino, con la mejor voluntad, me llene la bolsa con lo que cree que me hace falta». Además, Sierra también destaca los 21.000 euros en ayudas para alquiler entregados para casos que no están contemplados en las moratorias previstas. La familia que vive en una habitación de una vivienda con otras familias en otros cuartos o los realquilados. Historias reales.

Desde el Gobierno regional explican que, durante el estado de alarma, el ICASS ha aprobado 134 nuevos expedientes de Renta Social Básica, se han reanudado 50 que estaban suspensos y se ha aumentado la cuantía en 18. A día de hoy, 5.632 personas perciben esa ayuda. Aquí destacan el «complemento extraordinario de 75 euros que recibirán las familias» de la renta por cada hijo menor. Será por seis meses y beneficiará a 2.066 familias y a casi el 4% de la población menor de 18 años (supone una factura de 1,6 millones a cargo del ICASS). Pendientes de cómo será el Ingreso Mínimo Vital del Gobierno de España, el Ejecutivo destaca también las aportaciones extraordinarias de los fondos de Emergencia Social y de Suministros Básicos, las 58 personas sin hogar que atienden estos días en el Albergue Gerardo Diego (Solórzano) y el Convento de Soto Iruz (en colaboración con el Obispado) o, entre otras, una nueva línea de ayudas en materia de vivienda destinada a los inquilinos afectados por el Covid-19. «Una ayuda de 900 euros al mes para los que no se hayan recuperado de la situación de vulnerabilidad y no puedan hacer frente a la devolución del microcrédito puesto en marcha por el Estado».

Reparto de Cruz Roja y tareas en el Banco de Alimentos Roberto Ruiz
Imagen secundaria 1 - Reparto de Cruz Roja y tareas en el Banco de Alimentos
Imagen secundaria 2 - Reparto de Cruz Roja y tareas en el Banco de Alimentos

«Casi todos los que llaman son perfiles nuevos», incide Laura Romano, concejala en Torrelavega, sobre los que demandan ayuda. Desde personas con un trabajo en la economía sumergida y sin derecho a prestación que ahora no tienen nada, a profesionales pendientes de cobrar el subsidio para poder normalizar su situación. Es «una cobertura excepcional». A la tarea habitual de los servicios sociales municipales, han sumado los programas «de rápida acción». Aquí se incluyen las 684 familias que han recibido lotes de alimentos (1.943 lotes) o las otras 203 que atienden con niños que tenían becas de comedor. Y a esto se suman los 32 casos del catering social (les llevan la comida ya hecha porque no pueden hacérsela), los 44 de recados (a personas mayores, sobre todo) y hasta las trece personas a las que bajan la basura. Todo son situaciones nuevas. «Lo primero son estas ayudas de reacción inmediata y luego se volverá a lo habitual».

Como en el Ayuntamiento de Santander. El teléfono de atención única que pusieron en marcha suena a diario «entre 100 y 150 veces», explica el concejal Álvaro Lavín. A esto se suma una segunda vía de solicitud a través de santanderencasa.es. El caso es que desde el 18 de marzo se ha canalizado hacia el Banco de Alimentos la atención para 2.700 familias. El Consistorio le ha gestionado al Banco cinco puntos de distribución (cuatro con asociaciones de vecinos) y su mediación sirvió para que Aqualia o Correos colaborasen en los repartos (además de donar 11.300 kilos y conseguir aportaciones de empresas). Y aunque los trámites y verificaciones se han eliminado cuando se demanda comida, para dar respuesta a los «cuatro o cinco días» que tarda en llegar el lote del Banco (para un mes y con un tamaño que varía según el de la familia), el Ayuntamiento prepara unos 'kits' de emergencia que se elaboran cada mañana en el Mercado de La Esperanza (quince al día se entregan como media).

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