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Cinco meses después de que se cerrara el plazo de presentación de solicitudes para el Bono Alquiler Joven, la Dirección General de Vivienda sigue revisando la documentación de los 2.798 peticionarios, una tarea que prevé concluir en las próximas semanas, para poder publicar, a ... finales de febrero, el listado de quienes deben aportar algún documento adicional.
En ese momento dará comienzo la segunda fase de la tramitación de estas ayudas y, tras la publicación de esa serie de nombres, que aparecerá en la página web de este organismo, se abrirá un plazo de diez días hábiles para que los interesados subsanen las deficiencias en sus solicitudes. Una vez comprobadas estas, el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) dará a conocer la relación de peticiones a las que se ha concedido la ayuda –unas 1.500–, las desistidas y las denegadas por no cumplir los requisitos de la convocatoria, así como las desestimadas por agotamiento del crédito presupuestario. La Dirección General de Vivienda mantiene la previsión de que las subvenciones al alquiler para jóvenes estén adjudicadas durante el primer trimestre del año.
Mientras, los solicitantes aguardan la llegada de esa ayuda que se hace desear. La idea inicial era que los jóvenes recibieran una aportación de 250 euros al mes para costear sus alquileres, durante un periodo de dos años. De entrada, ya no puede considerarse que el Bono Alquiler Joven tenga carácter mensual: la retroactividad de la subvención llega hasta enero de 2022, y difícilmente comenzará a abonarse antes de abril de 2023, con lo que se les habrá de ingresar a los beneficiarios hasta 16 meses atrasados antes de recuperar el ritmo para los ocho restantes.
«Aunque lo paguen todo de golpe a mí me viene genial –reconoce Sara Pelaz, que, como los demás solicitantes, lleva meses esperando noticias–, pero lo lógico habría sido que se tramitara más rápido y que los pagos hubieran ido escalonados». Maestra de Primaria interina sustituta, ha estado a punto de tener que volver a vivir con sus padres. «Desde junio del año pasado he estado en el paro, y solo hice una sustitución de un día. Llevaba ocho meses sin trabajar y se me había acabado el paro, así que estaba a punto de volver. Por pura casualidad, justo en ese momento he vuelto trabajar dando clase en un colegio».
«El sistema para tramitar las ayudas ha sido horrible: se suponía que iban a llegar antes de que terminara el año pasado, pero va pasando febrero y no se sabe nada. Encima, hay que estar pendiente para ver cuándo hay novedades y en qué fase está, y nos pasamos el día mirando».
Actualmente, en la página web de Vivienda, aparece este mensaje: «En estos momentos nos encontramos en la Fase 1 y desconocemos cuánto se tardará en publicar en la web el requerimiento de subsanación de solicitudes (Fase 2). Tendrá que estar pendiente de la web, para saber el estado de su expediente, ya que no se notificará individualmente». Aunque desde la Dirección General se asegura que están trabajando para habilitar una herramienta que permita avisar mediante SMS, siguen recomendando visitar la web.
Sara Pelaz
Solicitante del Bono
«Yo lo solicité el 3 de agosto, y todavía no sé nada después de todos estos meses, cuando en principio iban a ser tres», explica Álvaro Pérez. Residente en Castro Urdiales, tiene su trabajo en Bilbao. «Esos 250 euros del Bono son los que me gasto al mes en gasolina: gano 1.100, el alquiler son 550, y si le sumas los 250 de gasolina... pues me quedan 300 disponibles para lo que quiera hacer, y habrá casos peores».
Es cierto que, cuando se publicó la convocatoria de las ayudas en el BOC, a finales de julio –el Gobierno central anunció que se ponía en marcha la medida a comienzos de 2022–, se indicaba, con una previsión excesivamente optimista, que se resolverían y notificarían en un plazo de tres meses, esto es, antes del fin de 2022. De hecho, se especificaba que, en caso de no haberse recibido resolución en dicho plazo, «se entenderá desestimada la solicitud».
La complejidad de la comprobación de los datos de los solicitantes, la avalancha de peticiones presentadas y la forma en que se ha procedido a su gestión –esperando a que la convocatoria se cerrara, a mediados del pasado mes de septiembre, para empezar a revisar los expedientes–, sumado a las limitaciones de personal para tramitarlas, hizo imposible que se cumplieran los plazos iniciales.
Álvaro Pérez
Solicitante del Bono
«Es una manera de gestionarlo vergonzosa –opina Álvaro Pérez–: no tiene sentido esperar a recibir todas las solicitudes para empezar a estudiarlas cuando podrían hacerlo según van llegando. La idea no es tener 3.000 euros de repente, sino cubrir los gastos mensuales. Se basan en el carácter retroactivo de las ayudas, ¡faltaría más! Pero la gente en mi situación lleva meses esperando ese dinero para que le ayude mes a mes. Y tú no puedes endeudarte y aplazar pagos a la espera de que llegue».
Otras comunidades autónomas han optado por resolver las solicitudes según se iban presentando –en Cantabria, aunque se resuelva de una vez, las ayudas también se conceden por orden de presentación de la documentación–, y al menos en siete de ellas ya se está pagando el Bono.
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