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Javier Bedia | Presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria
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Javier Bedia | Presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria
«Las viviendas turísticas ilegales traerán conflicto y turismofobia a Cantabria»Javier Bedia lleva tan poco tiempo al frente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC) que esta es la primera vez que le toca hacer balance del verano. Con escasos datos, porque los profesionales están aprovechando los coletazos de la temporada turística por ... excelencia, pero la impresión es buena. A Bedia le quedan meses de trabajo para sus vacaciones (las disfrutará en diciembre, en Granada, Córdoba, Sevilla y Madrid porque cree «en la economía circular» y en «devolver la visita a clientes y amigos») y, hasta entonces, tres preocupaciones profesionales le ocupan: el empleo en el sector –que no remonta–, la rentabilidad de los negocios y las viviendas turísticas ilegales, un problema «económico, social y de seguridad» que acabará «generado turismofobia» en Cantabria.
–¿Qué percepción tiene de cómo ha sido el verano? A los ciudadanos nos ha costado movernos entre atascos, aparcar, reservar en un restaurante...
–La sensación es que la temporada se alarga sin problema a este mes de septiembre y eso es buena noticia. Ha habido trabajo, aunque no por igual en toda Cantabria. En Laredo y Noja ha sido más irregular, en Suances y Santillana ha ido bien y en el entorno de la bahía ha sido espectacular, sobre todo en Santander. En Potes se han quedado por debajo de lo que esperaban. El balance es positivo pese al daño que están haciendo las viviendas de uso turístico sin legalizar, que es enorme, porque restan ocupación a los hoteles y empiezan a afectar a los restaurantes: si se te meten ocho personas en un piso, al final acaban consumiendo en el supermercado. Pero es que este fenómeno no va solo contra nuestra economía: es ya un problema social (el médico MIR que viene a vivir a Santander no encuentra piso a un precio asequible porque nadie quiere inquilinos fijos) y de seguridad... Ahora nadie sabe quién se ha metido en su rellano en un alquiler de este tipo porque no se lleva ningún registro. Los hoteles estamos obligados a informar a la Policía de las personas que alojamos... Este asunto me preocupa muchísimo, porque llegarán los conflictos y se nos puede venir encima un sentimiento de turismofobia como ya pasa en otros lugares.
-¿Hay alguna fórmula para controlar esto que funcione en otras autonomías que les gustaría que se aplicara aquí?
–En Baleares se ha prohibido totalmente habilitar estos alquileres en las comunidades de vecinos. Solo se pueden alquilar casas y chalets. En Vizcaya solo dejarán que haya una vivienda turística por portal. En Portugal no permitirán más viviendas turísticas en las ciudades y zonas de costa, que es un forma de promoverlos en las áreas más vacías del país... Cualquier fórmula que lo pare sirviría. Estos pisos han existido siempre, pero no en estos flujos. Hace 15 años nadie pensaba que esto generaría problemas en Cantabria, así que en los estatutos de las comunidades de propietarios (que ahora sufren las fiestas de los inquilinos de paso) ni siquiera se contempla. Y las comunidades deberían dar y quitar permisos. Aquí hay ahora más camas de este uso que en establecimientos regulados. ¡Es que es una verdadera locura! También para el ciudadano medio que no puede alquilar para vivir porque todo se destina al de fuera.
–En julio, Cantabria fue una de las dos autonomías (la otra fue Baleares) que han recibido en un mes más visitantes que su propia población estable. ¿Esto avalaría la tesis de que es necesaria una tasa turística?
– Yo esta tasa no la acabo de ver. Es un impuesto más y todos pagamos suficientes tributos. De sobra. El 90% de nuestros turistas son nacionales y ponerles una tasa cuando vienen a tu casa... No lo veo, sinceramente. El visitante genera empleo y riqueza. Y tampoco me parecería el momento, teniendo en cuenta que el consumo se está resintiendo bastante.
–Los ayuntamientos últimamente se vuelcan con fiestas cada vez más grandes. ¿Tienen algún estudio que cuantifique su repercusión en la hostelería? Las Semanas Grandes de Santander y Torrelavega y otras muchas...
–Las fiestas siempre son un aliciente para que la gente se mueva, somos partidarios de que sigan. Las romerías y verbenas de los pueblos son una seña de identidad y habría que potenciarlas porque son estupendas para todos. Eso sí, hay citas que no son precisamente lo mejor. El Negrita Festival, por ejemplo, provocó que el ocio nocturno de Santander hiciera las peores noches del año porque todo el mundo estaba en La Maruca. Pero cuando se han anunciado grandes conciertos, las reservas se han disparado. Los importantes habría que ponerlos fuera de temporada. La gente hubiera venido igual al de Muse en octubre o mayo y se hubiera dado una alegría a la hostelería.
–Se escuchan muchos lamentos por las subidas de precios de la hostelería. La queja, además, viene avalada por el Banco de España, que dijo en agosto que la restauración ha aprovechado la coyuntura para dispararlos. ¿Qué contesta a esos que censuran lo que se ha encarecido una comida o una noche de hotel?
–El dato del Banco de España no era para nada real. Con los últimos informes de Hostelería (a nivel nacional) se constata que la restauración ha subido de media un 6% y la hotelería un 20%. En cualquier caso, por debajo del IPC. La rentabilidad de los negocios está en 2023 por debajo de la de 2019, lo dicen todos los estudios. De hecho, a mi alrededor veo gente que está funcionando bien y que se está planteando vender o traspasar el establecimiento: si se estuviera forrando no sería así, ¿no?. Nos está costando llegar.
–Ese futuro de Cantabria como refugio climático que pintó hace unas semanas un estudio internacional ¿obligará a repensar el sector?
–A los hosteleros nos cuesta ver a Cantabria como un Benidorm del norte. Aunque somos gente que nos adaptamos a todo a gran velocidad, como hemos demostrado repetidamente... Creo que, para convertirnos en un gran receptor, deberíamos contar con otras infraestructuras. Y tenemos lo que tenemos: un aeropuerto y puerto con unas capacidades limitadas, un tren que qué voy a decir, no es como el de Extremadura aunque casi... Sería mucho mejor seguir apostando por la calidad y no tanto por la cantidad. Puede ocurrir que fincas y prados se revaloricen porque quiera venir gente. Sin embargo, los empresarios no estamos deseando que la demanda se dispare si no nos permite mantener la calidad de los servicios.
–Cuando tomó posesión del cargo, declaró que le inquieta que todavía se perciban negativamente las condiciones de trabajo en su ámbito. Ahora que falta mano de obra, ¿los sueldos han mejorado y las condiciones leoninas han cambiado?
–Seguimos generado empleo (en España, dos millones de puestos) y los sueldos están aumentado. Aun reconociendo que este es un trabajo duro porque hay que estar los fines de semana, te pasas ocho horas diarias de pie y el turno partido es muy cabrón, también hay que decir que la esclavitud pasó a la historia.
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–Otro estudio nacional reveló que la demanda de los jóvenes para seguir estudios de hostelería ha caído un 33%. ¿Le preocupa que los veinteañeros no vean aquí un empleo de futuro?
–Siempre hablamos de que nos vendría muy bien un 'Master camarero' o un 'Master barista' del estilo de un 'Masterchef', que ha despertado muchas vocaciones por la cocina. ¿Qué ocurre con un camarero? Que socialmente está denigrado y esto no es nada justo. Nos pasa lo mismo que a los transportistas, que no hay chóferes, o que con ciertas especialidades de la construcción, que se han ido quedando sin profesionales. Son empleos que no queremos para nuestros hijos y, luego, falta capacidad de sacrificio. Yo ayudé en casa desde pequeño (soy hijo de navegante y de una mujer que tuvo cuatro hijos y además atendía a las vacas) y no estoy nada traumatizado. Pero está claro que la sociedad ha cambiado.
-Entonces, ¿el problema del empleo sigue vigente?
–Totalmente vigente. No conozco a ningún empresario que no esté necesitado. Y la paradoja es que se siguen abriendo negocios y se sigue contratando, así que las condiciones de trabajo no serán tan horrorosas...
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