Los marcos de la discordia: de un «gran reclamo turístico» a un «gasto inútil»

Ángel Sainz Ruiz, alcalde de Villacarriedo y presidente del Grupo de Acción Local de los Valles Pasiegos, tampoco comprende la controversia generada y señala que en la entidad «no nos interesa entrar en ningún tipo de polémica asociada a este tema». Consciente de que los proyectos suelen despertar opiniones dispares, el regidor recuerda que «en otros lugares de España se han instalado y están siendo todo un éxito».

Guadalajara, Córdoba, Huesca, Burgos, Asturias, Jaén, Teruel y Palencia son algunas de las provincias. La misma sorpresa mostró este miércoles Secundino Caso, alcalde de Peñarrubia y presidente de la entidad detrás de la iniciativa. Caso recordó que en esas zonas el impacto ha sido positivo y ya se aprecia en la llegada de visitantes. A pesar de la polémica, la instalación ha despertado el interés de más sitios de Cantabria que se han puesto en contacto con el Ejecutivo regional porque «lo han visto como una oportunidad», señala Silvia Abascal, directora general de Desarrollo Sostenible, aunque de momento se han quedado en meras peticiones.

En Los Tojos, otro municipio de la zona occidental, dentro de la Comarca de Saja-Nansa, su caldaldesa Belén Ceballos resume su postura con un: «Estoy a favor». El objetivo es «vender lo que se oferta» en estas zonas de la comunidad a través de lo que considera una idea «diferente» que puede atraer turistas. Es «una cosa más» que llama la atención y suma. Ella no lo cuestiona, pero comprende que haya cierto debate sobre la estructura en sí misma. No obstante a la regidora le pareció «una buena iniciativa» tanto ahora como cuando se la plantearon. Esa es, precisamente, una de las quejas que traslada el alcalde de Vega de Pas, Juan Carlos García. El regidor del Partido Popular subraya que «no nos han consultado para nada» y que se enteró el mismo día de la inauguración. «Me sorprendió y no sé qué atractivo puede tener». Por eso, dice, «no lo pondría en mi pueblo, rompe con el paisaje». No comprende el significado, ni tiene claro cómo puede apoyar al desarrollo sostenible.

Cada uno de los marcos ha supuesto una inversión regional de 6.000 euros, un dinero con el que «se pueden hacer cosas más interesantes», señala Iñigo Fernández, portavoz del PP en Cantabria. «Los recursos se podrían gestionar mejor y destinar a propuestas con más fundamento» en lugar de gastar en campañas que «no conducen a nada». En la misma línea avanza Ciudadanos. «¿De verdad hace falta gastarse dinero en iniciativas tan mundanas habiendo las necesidades que hay en el mundo rural, solo para que el vicepresidente Zuloaga se haga un selfie? Seamos serios y utilicemos los recursos públicos para lo que realmente se necesita», comenta Félix Álvarez, coordinador de la formación naranja en la región.

Por su parte el PRC prefiere «no entrar en más polémicas», explica Pedro Hernando, portavoz del partido en elParlamento. Es un proyecto desarrollado más allá de las fronteras de Cantabria, «sirve para sumar» a estos territorio y la formación «está a favor» de cualquier iniciativa en esa línea. Para Cristóbal Palacio, portavoz de Vox, «no hay por donde cogerlo». Tampoco entiende cómo puede ayudar «al debate sobre el desarrollo sostenible» y, además, el hierro «contamina un paisaje que antes era puro», subraya. Un aspecto sobre el que se han pronunciado asociaciones dedicadas a la protección del medio natural. «No es necesario, es un elemento que no añade nada y choca con el paisaje», resume Carlos García, de ARCA. El entorno de Cantabria «es una joya, de sobresaliente» y es posible invertir en campañas que «promuevan el paisaje sin interferir en él». Porque así «quitan naturalidad y singularidad», sentencia.