Zuloaga rebaja las expectativas de la reducción fiscal: si se hace, «no mermará los ingresos»

Tras escuchar a Revilla, Partido Popular (PP), Ciudadanos (Cs) y Vox salieron en tromba a criticar los bandazos del Ejecutivo. «Lo que tiene que hacer es rectificar de verdad y copiar nuestra propuesta para deflactar el IRPF y bajarlos ya», afirmaba la líder de la oposición, María José Sáenz de Buruaga. Félix Álvarez (Cs) lamentaba que el Gobierno fuera «como pollo sin cabeza» y Cristóbal Palacio (Vox) le daba «la bienvenida al sentido común». Después de semanas pidiendo en el Parlamento tocar los impuestos -aunque no fuera la deflactación o la supresión de Patrimonio que pedían desde la oposición, sí era un avance-, los tres partidos azotaban al Gobierno para intentar poner de manifiesto esos «bandazos», pero estaban de acuerdo en el cambio de rumbo. Quizás se les quedaba corta la iniciativa, pero pensaban que iba en la buena dirección.

Ayer, el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, rebajó las expectativas de esa posible revisión fiscal autonómica. Si se hace. Porque utilizó el condicional y recordó que, por ahora, lo que está haciendo la Consejería de Economía es lo mismo que viene haciendo en los últimos meses, «analizar los impactos económicos que tiene en cada momento cada una de las circunstancias que nos está tocando sobrellevar» para dar la mejor respuesta posible. El portavoz del Ejecutivo se negó a especular sobre los distintos escenarios en los que trabaja el bipartito PRC-PSOE porque hay varios sobre la mesa y porque ninguno de ellos «está suficientemente maduro».

Y si finalmente se lleva a cabo, ese retoque fiscal autonómico será muy limitado. Tiene que serlo porque «no supondrá una merma en la capacidad de ingresos» del Gobierno. El Presupuesto de 2023 que está en elaboración no lo contemplará y sí un refuerzo de los servicios públicos en áreas como sanidad, educación, vivienda, dependencia y universidad, que «romperán los techos históricos de inversión». Frente a autonomías como Andalucía y Madrid que apuestan por el «dumping fiscal y rompen el equilibrio que hay entre los distintos territorios de España», apostó por poner el foco en la importancia de mantener esas inversiones públicas. «Hay que sosegar y pensar en lo que nos estamos jugando», reclamó Zuloaga, que animó a los líderes políticos que abogan por una disminución indiscriminada de impuestos que respondan a una pregunta: «¿Dónde quieren que dejemos de invertir?».

En esos escenarios que, según el vicepresidente, analiza ya la Consejería de Economía, el departamento que dirige la socialista Ana Belén Álvarez tiene que introducir un factor. Un elemento que no se conocía cuando Zuloaga compareció ayer por la mañana ante los medios de comunicación tras el Consejo de Gobierno: los cambios fiscales que decidió al mediodía el Ministerio de Hacienda para reducir el IRPF a los trabajadores con rentas inferiores a 21.000 euros y subir los impuestos a los ricos. Más allá del tema del lobo, Cantabria no se ha caracterizado esta legislatura -tampoco durante la pandemia- por emprender caminos distintos a los del Estado, así que, de tocarse los impuestos, aunque sea de manera cosmética, ese será el camino a seguir.

«Ahora, cuando el PSOE y sus barones, están en desbandada y marcando distancia con Pedro Sánchez por electoralismo, y Miguel Ángel Revilla se está quedando solo como el barón más leal a Sánchez, es cuando dice que se plantea tomar alguna medida», apostillaba también la número dos del PP y portavoz de Economía, María José González Revuelta, que reclama al regionalista que «si quiere copiar al Partido Popular y su propuesta de bajar impuestos, lo haga bien». Con todo el paquete, una reforma fiscal general que incluya eliminar Patrimonio, pero parece que esa no es la apuesta del bipartito.

En Cs quieren ver qué alcance tiene. «Revilla se posiciona ahora sólo porque están tomando medidas otras comunidades autónomas y tiene auténtico pavor a las elecciones del año que viene», concluye Álvarez.