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Jueves, 16 de enero 2020, 10:26
La cueva de Hornos de la Peña se encuentra en la vertiente sur del monte La Peña en Tarriba (San Felices de Buelna); tiene unos 200 metros de desarrollo lineal, con un vestíbulo que comunica, a través de una gatera, con una galería amplia ... que termina en una sala compleja. Fue descubierta en 1903 por Hermilio Alcalde del Río e investigada por primera vez entre 1909 y 1910 por un equipo en el que participaban Henri Breuil, Hugo Obermaier y Jena Bouyssonie. La cavidad fue objeto de ocupación humana durante un largo periodo de tiempo que se extendió desde el Paleolítico Medio hasta la Prehistoria Reciente. En su interior se han localizado diversos testimonios artísticos paleolíticos consistentes de manera exclusiva en grabados. Éstos se pueden ver en la zona terminal y al comienzo de la cavidad, siendo éste de los pocos lugares con manifestaciones rupestres exteriores de Cantabria, dónde se hallan entre otros un caballo ejecutado con trazos profundos (una fotografía de 1911 atestigua la presencia de un bisonte, la parte trasera de un caballo y otro animal ahora desaparecidos). Al final de la cueva se concentra la mayor parte de las figuras, realizadas sobre la dura superficie en trazos finos, que representan en su mayor parte caballos y bisontes, si bien también se pueden ver renos, uros y cabras, así como una figura serpentiforme y una antropomorfa, poco habituales en este arte. Se trata de representaciones ejecutadas en diversas épocas, correspondiendo las más modernas al Magdaleniense Superior. La cueva de Hornos de la Peña fue declarada Monumento Arquitectónico Artístico en virtud de un decreto de 25 de abril de 1924.
Otra cavidad interesante desde el punto de vista arqueológico, aunque reducida en dimensiones, es la cueva de Sovilla, situada a los pies del macizo del Monte Dobra, se trata en realidad de la sala final de una cueva más amplia que fue cortada en 1952 por un sondeo de cantera. Fue prospectada en 1987, localizándose evidencias de ocupación en el Magdaleniense Superior Final. Entre los restos hallados destacan un fragmento de arpón magdaleniense, varios fragmentos de azagayas y abundantes industrias líticas y óseas. Así mismo se documentó una serie de grabados ejecutados en distintos planos del fondo de la cueva, representan figuras animales, por lo general, simples y de pequeño tamaño y se datan entre el 13.000 y el 12.300 BP.
Respecto de la protohistoria, en el macizo de Tejas-Dobra se localizan los castros de Pico Toro, Peña Mantilla y Las Lleras o Sopenilla. El primero está formado por una muralla de lajas de caliza que rodea una dolina por los lados oeste norte y este, quedando cerrada al sur por un cortado natural. El segundo es una muralla de caliza, prácticamente derrumbada que rodea por el oeste, norte y este una planicie.
En cuanto a arqueología de época histórica, entre la divisoria entre las cuencas del Pas y el Besaya se localizan los restos del campamento de las Cercas (Hijas -Puente Viesgo-, Tarriba -San Felices de Buelna-), un recinto de época romana encontrado en 1998. De notables dimensiones, cuenta con otros dos recintos adosados de planta rectangular y esquinas redondeadas. Su extensión es de 18 hectáreas. Las estructuras defensivas se componen de atrincheramientos rectilíneos, sistemas de fosos, puertas en clavícula, etc. En 2002 fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica junto a los vecinos yacimientos de Espina del Gallego, El Cantón y Cildá.
La construcción más destacada de San Felices de Buelna es la torre de Pero Niño, también llamada de Aguilera, que fue levantada a finales del siglo XIV, principios del XV, en la localidad de Llano. Presenta un aspecto muy macizo, con escasos huecos al exterior. Se cree que perteneció a Alfonso Niño, abad de Santillana, de quien pasó a su hermano Pero, nombrado conde de Buelna en 1431, en reconocimiento por su intervención en la batalla de Higueruela y más tarde a su sobrino, Alfonso, hijo del abad. Es de planta rectangular, con 8,6 metros por 13,4 m de lado, y más de 11 m de altura. Esta torre-cubo está construida en piedra de mampostería, con sillería en los esquinales, y con puertas y vanos apuntados. Ha sido objeto de restauración sobre un proyecto del arquitecto César Cubillas financiado por el ayuntamiento de San Felices de Buelna, la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte y la Fundación Marcelino Botín. El plan ha supuesto la construcción de tres plantas, dos de ellas destinadas a centro expositivo y la tercera a biblioteca y archivo. Fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento Histórico en 1983.
Además, San Felices de Buelna conserva un buen número de casas solariegas erigidas en la Edad Moderna. Del siglo XVII, cabe destacar la antigua casona de Campuzano en Mata, con una torre elevada a cuatro pisos en el siglo XIX; y la casa de González-Rivero y Quijano en Sovilla, con una portalada de dos pisos, rematada por dos bolas y una figurilla. Del siglo XVIII son de reseñar la casa de Juan Campuzano y Cos en Rivero, levantada a comienzos de la centuria (en el interior se conserva un retrato del propietario fechado en 1753), un amplio conjunto con una notable portalada flanqueada por dos cubos coronados por dos leones; la casa de García-Quijano en Tarriba, compuesto por una vivienda preccedida de una monumental portalada de un piso, ornada con pilastras rehundidas; y la casa de Toribio Díaz de la Fuente y María García de Vargas, también en Tarriba, un gran bloque de planta cuadrangular, que presenta cubos en las esquinas y se conoce como 'casa-palacio de San Jorge'. Por último ha de destacarse el llamado casa-palacio del Conde de las Bárcenas, un conjunto del siglo XVIII al cual se accede por una portalada de dos pisos, compuesto por una vivienda con fachada de sillería de sillería, planta cuadrada, tres alturas y cubierta a cuatro aguas y una torre adosada de tres cuerpos separados por impostas; se atribuye la obra al maestro de cantería local Félix Fernández de Cavadas.
En este municipio son de reseñar las iglesias de San Félix (Rivero), el santuario de la Virgen de la Consolación (Rivero) y la iglesia parroquial de Mata.
La iglesia de San Félix de Rivero es el edificio más importante del patrimonio religioso municipal. Se trata de un templo de dos naves paralelas de tres tramos y variadas cubiertas de crucería Fue levantada en siglo XVII, si bien conserva elementos anteriores como los lucillos del siglo XV, con las figuras yacentes de dos miembros del linaje de los Ceballos, familia que era titular del ábside del evangelio. En los testeros se pueden ver dos retablos de la primera XVIII. Fue declarada en 2004 Bien de Interés Local.
El santuario de la Virgen de la Consolación de Rivero es una construcción de tres naves que se estrecha a los pies formando un cuerpo cúbico cerrado por el hastial, en la cabecera se encuentra abre una sacristía-camarín. Tanto el camarín como el presbiterio se cubren con bóvedas de crucería y el con lunetos, combinando así elementos góticos y clásicos. En la fachada principal se abre una notable portada de sillería. La obra fue construida hacia 1742 y se atribuye al taller del valle de Buelna. Alberga un retablo mayor de mediados del XVIII.
Por último, la iglesia parroquial de Mata es un templo del siglo XVIII de una nave de dos tramos con capilla mayor rectangular y cubiertas de crucería.
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