¡Gracias maestro!

Alumnos y profesor recordaron su paso por Liendo y su forma de enseñar, que, por aquel entonces y en un pequeño municipio rural de apenas 800 habitantes, resultó innovadora además de muy enriquecedora. Rioz colgaba pinturas en las paredes del aula, sus alumnos escuchaban música clásica en un antiguo tocadisos, escribían un periódico y, sobre todo, fundó un coro con el que pudieron viajar. «Descubrimos un montón de cosas porque en Liendo nuestros padres eran en aquella época fundamentalmente ganaderos o agricultores y no había vacaciones. Con ese coro empezamos a viajar», recuerda una de sus alumnas. De la mano de Rioz pudieron ver las pinturas que aparecían en los libros de arte expuestas en el Museo del Prado, fueron de intercambios musicales a Salamanca, viajaron a Murcia, conocieron a Cristóbal Halffter y a Andrés Segovia, fueron a la radio y conocieron a Luis del Olmo.

El homenaje, una sorpresa para el protagonista, fue organizado por los antiguos alumnos. Una de ellas, Laura Piedra, escribió unas líneas recordando la esencia del acto: «Un sincero agradecimiento por la labor que hiciste en este pueblo y por tu generosa entrega». Además, el maestro descubrió una talla en piedra realizada por otro de sus alumnos, José Manuel García.

«Creer en tus ideas»

Hacía un frío casi glacial, pero había calor en el ambiente porque el maestro descubrió el monolito arropado por un nutrido grupo de antiguos estudiantes y vecinos de Liendo que después se reunieron en una exposición de pinturas del propio Rioz, junto a recuerdos de su paso por Liendo, del que es Hijo Adoptivo. Emocionado, Rioz recordó que «intentar hacer una labor creativa no siempre es fácil porque hay muchos obstáculos cuando te sales del cauce normal, pero, si crees en tus ideas, hay que tirar para adelante con ello».