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Lola Gallardo
Jueves, 10 de marzo 2016, 07:09
Faemino y Cansado regresan al teatro Casyc de Santander con la puesta de largo de su nuevo espectáculo ¡Como en casa, ni hablar! En esta entrevista, Javier Cansado habla de su nuevo trabajo, fiel al estilo que ha convertido al dúo en una ... institución de la risa en España, que suma casi tres décadas desde que se dieron a conocer en El Retiro. Humorista, universitario, crítico musical y gran conversador, asegura que ahora piensa en la jubilación. Estará en Santander de jueves a sábado (20.30 horas).
El espectáculo que acerca a Santander se titula ¡Como en casa, ni hablar!, ¿no es mejor en el teatro?
Tiene su explicación, no es algo frívolo. Pensamos que para comprobar que como en casa no se está en ningún otro lugar del mundo, tienes que salir, viajar y volver. Cuando vuelves piensas ¡qué bien estoy en casa! Es como el yin y el yan, hacer una catarsis y comprobar que en casa se está muy bien.
¿Usted dónde se encuentra mejor, en casa o en el teatro?
Yo estoy mejor en casa. Adoro Santander, mi tatarabuelo era de Laredo y amo esta tierra, pero como en mi casa en ningún sitio.
¿Qué tiene de especial este espectáculo?
¿Es una pregunta con trampa?
No.
Nada. Nosotros nos consideramos humoristas clásicos. El material es nuevo, es el mejor espectáculo que hemos escrito nunca, pero sigue siendo absurdo y surrealista, como todos. En eso no hay novedad.
Dígame dónde está el éxito de Faemino y Cansado. Tres días en Santander y las entradas casi agotadas.
El éxito es que jamás nos hemos desviado de nuestra línea. La gente que nos sigue, sabe por experiencia que lo que hacemos tiene calidad y nos entregamos al público. Santander es ciudad conquistada hace muchos años. Aquí siempre funcionó.
¿Es verdad eso que dicen de que el público del norte es más frío?
No es verdad. Hace poco actuamos en Torrelavega y es rock and roll. Hay un ambiente maravilloso.
¿Qué recuerdos tiene de sus inicios en el Parque del Retiro?
(Ríe) En esa época éramos muy vanguardistas y muy tontos. Actuábamos en sitios inhóspitos. Éramos artistas del teatro y trabajábamos en la calle. Teníamos 20 años, por eso el recuerdo es maravilloso. Era duro trabajar en la calle, porque lo hacías a gritos, pero tengo un recuerdo estupendo, sobre todo porque tenía 20 años. Nosotros no pensábamos que íbamos a ser profesionales del humor. Hemos hecho cosas muy locas por el placer de hacerlas y ese espíritu de ingenuidad e improvisación aún lo conservamos.
Después trabajó 18 años en la radio, en la cadena Ser.
Estoy de año sabático y espero volver el año que viene. La radio, comparado con el teatro, es menos estimulante porque no tienes el feedback del público, su respuesta. Solo el sexo supera las sensaciones que tienes sobre el escenario. La radio es maravillosa por el factor de ensoñación que tiene y resulta estupenda, pero es más intenso el teatro. Si tengo que elegir, primer teatro, después radio y al final la televisión.
¿Por qué?
Porque lo que refleja de un modo más real lo que hacíamos Faemino y yo en la calle es el teatro, el interactuar con la gente. Siempre hemos dicho que en nuestros espectáculos no hay cuarta pared. Cualquier cosa que pasa se incorpora y se interactúa con el espectador. Si dices una frase divertida, la gente se ríe y esa sensación es imbatible.
¿A usted qué le hace reír?
Mi cómico favorito es Faemino, por supuesto. La risa es un punto de vista sobre la vida. Es esa facilidad para ver las cosas graciosas. Me resulta difícil ponerme de malhumor, incluso cuando la gente lo está pasando mal. Me cuesta trabajo pasarlo mal, debo ser muy superficial y me gusta mucho divertirme. Si en mi profesión no me divirtiera, no lo haría.
¿Y qué le hace llorar?
Cuando murió nuestro amigo Pedro Reyes me preguntaron cómo sufre un humorista estas situaciones y le contesté que como todo el mundo, llorando y pasándolo fatal. Una cosa es ser capaz de ver los aspectos positivos de la vida y otra es que frente al dolor no sientas. Me acuerdo de pequeño cuando se me rompió el brazo jugando al fútbol la gente se reía de mí porque un humorista no tiene credibilidad y pensaba que estaba de cachondeo. Quería ir a Urgencias y no me llevaban. Igual que el filósofo reflexiona sobre la realidad, a los humoristas nos gusta ver el aspecto gracioso y divertido de la vida.
Dicen que medio mundo se ríe del otro medio. ¿Nos reímos hasta de nosotros mismos?
Es muy español. Pero reírnos nosotros, no que nadie se ría de nosotros. Todo lo que sea reírse de los demás es fantástico, pero no aceptamos que se rían de nosotros. Somos agresivos y no tenemos el sentido del humor del mundo anglosajón de ser capaces de reírse incluso cuando se ríen de uno mismo.
¿Es fácil hacer humor con la política?
A mi no me gusta, porque es coyuntural. Me gusta hacer cosas trascendentes, que valgan 20 años después. Y el humor político es coyuntural y sesgado. No me interesa. ¿Si es fácil? Si, porque creo que los políticos en general son un poco tontos.
¿Qué limites le pone al humor?
Ninguno. En España es muy nuestro el humor negro, reírse de la muerte. Si alguien es capaz de reírse de la muerte, no hay ningún tema más fuerte que ese. Yo no tengo tabúes.
¿Nunca dice no?
(Ríe). Yo tengo mi criterio: que me guste y me haga reír. Provocar por provocar no. Hace años, cuando empezábamos, no podía decir la palabra polla. Tenía que decir la pichurrina, porque me daba vergüenza. Y un día pensé que no podía ser así, que teníamos que hablar con normalidad. El rollo edulcorado me desespera bastante.
¿Si echa la vista atrás que ve?
Iba a decir que un joven con ilusiones, pero que va. Veo una carrera muy emocionante y muy seria aunque sea de humorista, con pasos muy firmes.
¿Y en el futuro que ve?
La jubilación. Me gusta estar en casa, me encanta. Veo el retiro. Empecé en el Retiro con Faemino y en unos años quiero dejar las giras, hacer cosas esporádicas, no de forma profesional e intensa.
¿Decimos adiós a la crisis?
Ojalá, yo por mi edad he pasado crisis a montones y esta es la más longeva. Hay una canción de El Kanka que se titula Qué bello es vivir y digo ¡Ole!. Vamos a intentarlo. La crisis se va a acabar seguro.
¿Hay mucha competencia?
El nivel del humor ahora mismo en España es impresionante. Exceptuando Estados Unidos, aquí se hace un humor maravilloso, de primera línea.
Para terminar cuéntenos algo que nos haga reír.
Te voy a contar un chiste que es tan tonto que me encantó. Es sobre el perro que se llamaba Mis Tetas. Es una señora que tiene dos perros, uno que se llama Mis Tetas y otro Toby y dice la señora, ya verás como se me pierde Toby (ríe).
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