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"A algunos les encantaría que Santander fuera un balneario decimonónico para calarse la boina"

"A algunos les encantaría que Santander fuera un balneario decimonónico para calarse la boina"

El secretario de Estado de Cultura, anuncia que "cuando exista un Gobierno (no en funciones) se firmará el acuerdo del Centro de la Unesco para Cantabria

Guillermo Balbona

Martes, 16 de agosto 2016, 17:30

Siempre apela a su condición de "maratoniano" para mostrar su resistencia ante la adversidad. Ahí está su pulso con Hacienda y el poder económico de su Gobierno del que hasta ahora ha salido derrotado en su intento de rebajar el IVA cultural. El santanderino José María Lassalle (1966), secretario de Estado de Cultura y diputado del Partido Popular, confiesa que pensó en dimitir, incluso puso su cargo a disposición. Entre compromisos y una agenda personal apretada, pasa unos días de descanso junto a sus hijas en la capital cántabra, en vísperas de que en septiembre vea la luz su libro contra el populismo. Lassalle, quien asegura que "cuando exista un Gobierno (no en funciones) se firmará el acuerdo del Centro de la Unesco para Cantabria", sostiene que con la llegada del Reina Sofía-Archivo Lafuente, Santander "será por fin esa Atenas del Norte entre cuyos escombros de frustración colectiva, mientras tanto, seguimos transitando".

Usted pertenece a un gobierno en funciones. Pero aquí da la impresión que se funciona por inercia. ¿Es el país el que está en funciones?

El país está esperando con cierto cabreo que se despeje el futuro de tanto obstáculo partidista.

¿Qué significa credibilidad en política?

Ser uno mismo y no una réplica del argumentario de partido.

No he podido contar en cuántas ocasiones, en apenas tres años, habrá dicho de mil maneras que el 21 por ciento del IVA cultural iba a reducirse. No ha sido así. ¿Eso es impotencia, promesa incumplida...?

Es la demostración de que Hacienda es algo muy serio... Pero me parece que no podrá impedir que lo cumpla el próximo gobierno.

¿Entiende lo de la desafección política del presente?

Claro. Han pasado cosas muy fuertes en la política española de los últimos años.

En esa marea negra con su partido en el centro.¿Nunca pensó en dimitir?

Lo he pensado, incluso he puesto mi cargo a disposición, pero los maratonianos nos crecemos ante la adversidad. Los muros nos ponen las pilas cuando estamos a punto de tirar la toalla.

¿Cuántas veces le propusieron o insinuaron como ministrable?

Ninguna.

¿Debajo del liberal se esconde un intelectual frustrado en busca de su verdadero lugar?

He descubierto que soy una especie de liberal franfurktiano... Vivo mi propia e intransferible dialéctica ilustrada. El arco narrativo de mi pensamiento va de Locke a Walter Benjamin y sigue evolucionando.

¿Qué significa alta política cuando uno está integrado en un partido marcado por la corrupción?

Conseguir que se haga olvidar ese reproche con tantas dosis de ejemplaridad pública que los otros actores políticos se vean forzados a hacer lo mismo en sus respectivas casas.

En su discurso del acto de inauguración de la muestra sobre el dadaísmo no citó ni al Ayuntamiento de Santander ni a su alcalde a la hora de referirse a la transformación cultural de la ciudad. ¿En estos años se ha producido un claro distanciamiento por diferencias en los tempos políticos?

No, nada más lejos de la realidad. Santander está haciendo grandes esfuerzos por ser una ciudad cultural de referencia y creo que es mérito del alcalde y de personas como Enrique Bolado y de otras que le ayudan a ello. Lo que sucede es que hay resistencias dentro de la ciudad muy fuertes y dinámicas de ensimismamiento regional muy consolidadas. A algunos les encantaría que la ciudad fuera un balneario decimonónico para calarse la boina con gusto, asomarse una y otra vez a ese ombligo del mundo que es nuestra incomparable bahía y decirse que para qué cambiar algo que está tan bien... Ojalá que el binomio De la Serna-Bolado consiga cambiar este relato. Si yo puedo echar una mano me tienen a su lado. De hecho, mi empeño con el Reina Sofía y el Archivo Lafuente va por ahí. Yo lo puse en circulación y vengo trabajando por ello desde entonces. Pero traer un museo así y vincularlo a un archivo como el de José María Lafuente dentro del marco de competencias culturales de nuestro país, y en un contexto como el de la crisis de estos años es muy difícil. Requiere serenidad y evitar la ansiedad de muchas manos. Puede ser algo parecido a lo que fue la Universidad Internacional en los años 30. Los museos ya no son contenedores culturales. Son activadores de presente si ofrecen una conceptualidad plástica que nos permita entender críticamente el caos del siglo que tenemos por delante. Los archivos son la escritura de ese relato de interpretación crítica y el Archivo Lafuente es extraordinario por eso. Creo que cuando se inaugure el Reina Sofía-Archivo Lafuente se conseguirá, por fin, que Santander sea esa Atenas del Norte entre cuyos escombros de frustración colectiva, mientras tanto, seguimos transitando.

¿Cómo intentaría convencer al incrédulo de que existe democracia interna en su partido?

Advirtiéndole de que haberla, hayla.

"Podemos es un producto muy peligroso al que le sobran ideas"

  • ¿No utiliza a veces un tono de superioridad y soberbia intelectual para despreciar el discurso de Podemos?

  • Todo lo contrario. Inquietud es lo que me produce porque Podemos es un producto partidista muy peligroso al que le sobran ideas e inteligencia en un escenario político carente de ambas cosas. Es una especie de Revolución Conservadora del siglo XXI. Algo que aúna nacionalismo populista y bolchevismo intelectual. Les escucho y me vienen los ecos de teóricos como Niekisch, Schmitt, Moeller, Jünger, Evola, Guenon... Cuidado. Hay en Podemos algo muy serio e inquietante. No es izquierda. Es izquierda mutada y algo más, mucho más...

  • "La crisis ha generado un proletariado emocional". ¿Puede explicarlo?

  • Se ha arrebatado a mucha gente de distinta extracción, edad, formación y status la promesa colectiva de que el mañana siempre sería mejor que el pasado y el presente. Esa plusvalía de confianza en el progreso ha generado una masa transversal de humillados y ofendidos que constituye una corriente de malestar colectivo muy poderosa y pendiente de movilización.

  • Viendo esta Europa envejecida y sin líderes intelectuales a uno le puede parecer normal lo del Brexit. ¿No estará aislado el continente?

  • Europa es un zombi. Somos la consecuencia histórica de habernos pegado tres tiros en la sien del siglo XX. La oportundad ilusionante que fue la Unión Europea se ha convertido en una asociación de conveniencia donde cada uno trata de sacar lo mejor de la unidad y eludir lo peor. Somos demasiados y muy diversos. Y una parte de Europa sigue traumatizada emocionalmente por lo que fue la Guerra Fría y la ocupación soviética. Además, tener al lado Oriente Próximo y el Mediterráneo, que son un agujero negro geoestratégico global sin el cordón de seguridad norteamericano, nos pone al borde del abismo ya que proyecta sobre Europa sombras de inestabilidad desquiciantes. Podemos convertirnos en un hub global de problemas para los que no tenemos respuestas.

¿No es una contradicción denunciar la "deshumanización de la cultura" y formar parte activa de un partido y un gobierno donde la cultura no es una prioridad?

La cultura ha dejado de ser humanista a escala global porque la cosmovisión posmoderna ha pasado a ser, también, poshumana. La especialización, el utilitarismo y la técnica han modelo un fenotipo humano que desprecia la paideia humanista. Algo de eso apuntó Jünger en El Trabajador allá por los años 30. Pero de eso, como comprenderá, no tiene culpa este gobierno. Por eso me gustaría ver a más gente de la cultura denunciarlo.

Marginada y despreciada, para muchos ya un artículo de lujo...sin cultura, ¿qué nos queda?

Seguir apelando a ella. Sin cultura no somos nada y no entendemos nada. Por eso, hay que hacer con ello lo que hacía Hölderlin con los dioses: invocarla y esperar su retorno piadoso.

Tras tanta retórica y circunloquios en las declaraciones de unos y otros son lógicas las dudas. Al proyecto del Archivo Lafuente/Reina Sofía, ¿qué le queda? ¿Voluntad política decidida, dinero, más sinergia y menos egos?

Una partida en los presupuestos regionales que permita arrancar el proyecto.

Apostó fuerte por el Centro de la Unesco y todo parecía encauzado. ¿Antes de final de año habrá novedades?

Está todo dispuesto pero al implicar un convenio internacional, la abogacía del Estado exige que el acuerdo sea ratificado por el Consejo de Ministros de un gobierno que no esté en funciones.

Mencione tres actuaciones de su gestión que hayan supuesto realizaciones de peso para Cantabria. Y tres que han quedado por el camino o pendientes.

Entre las primeras, el proyecto de conservación preventiva de Altamira que ha introducido un relato de futuro para la cueva; la entrada del Ministerio de Cultura en el FIS cuando esta institución iba a la deriva; y el compromiso de establecimiento de una sede asociada del Reina Sofía vinculada al Archivo Lafuente. Las pendientes son la inauguración de esa sede y la creación del CC2 de UNESCO en el Museo de Altamira. La tercera no la menciono no vaya a ser que alguien de pronto la haga suya, olvide su autoría y me acuse de no ayudarle a realizarla...

Se abre una nueva etapa. ¿Se abordará un cambio en el acceso a la cueva de Altamira? Porque eso del patronato telemático da miedo...

Continuará la etapa que comenzó con el cambio que supuso en 2012 el proyecto de conservación preventiva que dirigió De Guichen y ahora Ballester. En ese marco se estudiará científicamente esa cuestión. El patronato telemático es una fórmula de pura gestión interna.

¿Qué tiene que hacer un político para no fracasar? ¿Supongo que basta con no mentir?

Creo que hay que dejarse la piel en el empeño de hacer las cosas lo mejor posible y luego, como decía Maquiavelo, esperar los efectos de la esquiva fortuna.

Cualquier diría que la marca España es intentar que algunos no sigan robando.

España es mejor país de lo que pensamos. La corrupción nos ofende y es un asunto grave pero no es estructural. Me explico. Un multa no se quita con manejos cuando se pone. Un expediente judicial no se adelanta o atrasa gracias a una mordida. Tampoco se logra entrar en la universidad si no se tiene la nota de corte exigida. Este es un país más serio de lo que algunos pretenden hacernos creer. Por eso cuando surgen escándalos de corrupción nos ofenden tanto.

Para alguien que ama las palabras, ¿debe ser duro utilizar eufemismos con frecuencia?

Creo que digo lo que pienso sin demasiados complejos. Así me va...

A finales de septiembre publica un libro contra el populismo. ¿Qué tesis defiende?

Que el populismo es la sombra de nuestra democracia. Una experiencia que denota el cansancio colectivo de vivir la dura ejemplaridad de ser libres y, por tanto, responsables ante nosotros y los demás.

Unas terceras elecciones ¿constituirían una erosión fatalista para la democracia?

Sin duda. Nos llevaría al hartazgo colectivo por incapacidad de la política.

¿Aceptaría un cargo de gestión cultural en su tierra?

Me encantaría. Esta es mi tierra y la creo llena de oportunidades y con una masa crítica cultural e intelectual expectante, deseosa de encontrar proyectos sobre los que volcar su talento. Nos sobra este y faltan gestores e iniciativas. Si encontráramos el enganche idóneo, podríamos hacer de Cantabria un proyecto cultural de intercambio entre Europa e Iberoamérica.

Ha viajado con cierta asiduidad por América Latina. ¿Aprecia signos políticos y sociales renovados o los mismos síntomas que en Europa?

Llevo viajando a América Latina desde hace más de una década. Creo conocerla algo. Los españoles necesitamos ver aquello para entendernos a nosotros mismos. Quien no haya estado allí no sabe lo que es España. Precisamente las independencias americanas hicieron que perdiéramos algo de nosotros. Por eso, hemos ido dando tumbos desde entonces. Nos falta algo de nosotros y sólo lo encontramos allí. Somos iberoamericanos. Más iberoamericanos que europeos. Aquello es portentoso. Aloja grandes desequilibrios, sin duda, pero es un continente que construye su identidad con pilares de futuro. Es nuestra utopía. Tanto que hasta Cervantes comprendió que tenía que irse para allá. Cuando uno está allí comprende que después de Roma, la herencia más vigorosa de la historia de Occidente es aquello. España solo puede reencontrar un papel y un sentido si apuesta por ser la esquina norte del continente latinoamericano, si se reivindica como la americanidad de Europa y el Mediterráneo. Se equivocan quienes creen que África empieza en los Pirineos. Lo que empieza es América.

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