"Mis amigos entienden que sus mujeres tengan un vibrador en la mesa de noche"

De ingeniero industrial a sexólogo ¿Cómo ha sido eso?

Me formé como ingeniero pero en la misma universidad ya noté mi vocación por el teatro. Y la comedia Tuppersex surgió porque me sorprendió gratamente cómo las mujeres han pasado en los últimos años de tener una sexualidad muy reprimida a que ahora estén totalmente liberadas y hablen de sexo y vayan a reuniones de tuppersex con mucho humor. Creo que el hombre todavía no está en este punto.

¿Usted cree que las mujeres están totalmente liberadas? ¿Está seguro?

Creo que las mujeres jóvenes sí. Quiero ser optimista y voto porque se ha acabado la mujer pasiva. Y creo que también están contagiando a mujeres de más edad. De hecho, a Tuppersex acuden mujeres jóvenes y de más edad, y todas se lo toman con el mismo humor. En general, todas las mujeres han dado un paso adelante y yo voto porque se ha acabado la mujer pasiva.

¿Y cómo cree que lo están entendiendo los hombres?

Cuando las chicas hablan de que tienen un vibrador en la mesita de noche, los hombres ya no lo vemos como unas máquinas que nos sustituyen. Mis amigos hablan de que sus mujeres los tienen en la mesita y se entiende perfectamente.

Presenta hoy en Santander su obra Tuppersex con el eslogan nunca hablar de sexo había sido tan divertido ¿Por qué? ¿Qué se va a encontrar el público?

Hablar de sexo siempre es divertido. La comedia se plantea como un curso para formar a vendedoras de tuppersex en la que el público no se va a sentir incómodo. La libertad con la que hablan de sexo genera una comunión entre los actores y el público, hombres y mujeres.

¿Qué me cuenta de Alicia González y Gretel Stuyck, las protagonistas?

Son fantásticas. Gretel lleva ya más de 300 funciones e interpreta a Mamen, una peluquera sin pelos en la lengua que habla de sexo porque lo ha vivido. Y Alicia es el contrapunto, una mujer que habla de sexo porque lo ha estudiado pero lo ha experimentado menos.

Alguna vez estuvo usted en un tuppersex?

Es la gran pregunta y debo confesar que no, pero voy a explicar el por qué. Creo que cuando las mujeres están solas hablan de sexo de forma distinta a si está delante un hombre. Pensé que si yo aparecía en una reunión para ver cómo se comportaban las mujeres, aquello iba a desvirtuar la reunión. He hablado con asesoras que me han contado anécdotas e inquietudes. Pero confieso que todavía no he participado en una reunión de tuppersex, aunque igual hago mi primer tuppersex en Santander.

Intuyo que está, incluso, preparado para dirigir un tuppersex.

Algo vas aprendiendo (ríe). Cada vez hay más chicos que se dedican a ello, aunque en un principio parecía que era solo una profesión de mujeres. Por eso la mujer está avanzando mucho más que el hombre en temas sexuales.

Su obra está pensada para la risa y la reflexión. ¿Sobre qué?

Yo creo que el sexo debía de ser una cosa más natural. Hemos dado algún pasito, pero como decía Woody Allen, el sexo solo es sucio si se practica bien.

¿No cree que todavía faltan por dar muchos pasitos?

(Vuelve a reír). Es posible y aunque soy optimista, tengo que darte la razón en esto. Pretendo que esta comedia sea un pasito más y que cuando acabe la obra la gente hable de sexo con sus amigos, amigas, pareja o marido.

¿Cuándo descubrió que quería escribir?

Cuando me atreví a hacerlo.

Y su pasión por el teatro, ¿cuando surgió?

Fue en la universidad. En los ratos libres me escapaba para hacer teatro amateur.

¿Mejora la salud del teatro?

No puedo ser optimista. Creo que seguimos en crisis. Ya no sé cómo decir que rebajen el IVA cultural. Falta más confianza del público.

¿Algún nuevo proyecto entre manos?

Tengo dos obras escritas para un público familiar. Creo que como soy algo marinero me dijeron aquello de las mujeres y los niños primero y me lo he tomado al pie de la letra.

Dígame una frase sobre teatro para cerrar la entrevista.

Es un arte que cuando nos cansemos de las otras que ahora progresan tanto en internet, volverá a tener el valor que tenía. Es un arte muy único y local que a veces no sabemos reconocerlo suficiente.