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Mada Martínez
Viernes, 16 de junio 2017, 09:28
En 2014, una de las salas del espacio de exposiciones de la Fundación Botín fue ocupada por una gran ciudad portuaria, de más de 15 metros de longitud, hecha de vidrio, imanes, madera, plexiglás; construida a base de accidentes geográficos, embarcaciones y grúas. La ... pieza, colocada en el centro de la sala, invitaba a reflexionar sobre las contradicciones que conviven en el entorno urbano, sobre lo quebradizo de una ciudad. Su autor, Carlos Garaicoa, la tituló Proyecto frágil, y la creó específicamente para la exposición en Santander.
Carlos Garaicoa (La Habana, 1967), que también dirigió ese año el Taller de Arte que la Fundación organiza cada verano en su sede de Villa Iris, presentó, además de su Proyecto frágil, otras 34 piezas fotografías, dibujos, instalaciones... con las que planteó una aproximación 'poético-política' a la sociedad, a las ciudades, a los retos que enfrentan sus ciudadanos, a las utopías fracasadas; piezas que obligaban al espectador a repensar lo que tenía delante. "'Proyecto frágil' es el corazón de la exposición", declaró el artista.
La Fundación compró una de las piezas de la muestra para su colección particular. Es una costumbre en su política de adquisiciones: el artista que dirige los talleres de Villa Iris que comenzaron en 1994 y que se plantean como un curso magistral e intensivo para un grupo reducido de alumnos protagoniza a continuación una exposición individual en la sede de la calle Pedrueca, y la institución compra una (o varias) de sus obras para engrosar su colección.
Parte esas piezas, que conforman parte del relato del arte contemporáneo de las dos últimas décadas, y que, al mismo tiempo, concretan la apuesta artística de la Fundación, serán uno de los pilares de una de las muestras inaugurales del Centro Botín: la colectiva 'Arte en el cambio de siglo', que se inaugura el 23 de junio y que permanecerá abierta hasta finales de 2018. Carlos Garaicoa estará representado en la misma con una instalación multimedia.
La exposición que ha comisariado Benjamin Weil, director artístico del Centro y miembro de la Comisión Asesora de Artes Plásticas de la Fundación Botín, sin embargo, no se ciñe únicamente al 'relato del artista consagrado'. La muestra reunirá, en un relato presumiblemente integrado, la obra de maestros contemporáneos y de artistas jóvenes cuyos potencial y propuestas les han convertido en "figuras clave de su generación". De este modo, piezas de los creadores que han ofrecido su magisterio en Villa Iris el propio Garaicoa, Tacita Dean o Mona Hatoum convivirán en la muestra con trabajos de los participantes en el programa anual de becas de artes plásticas de la Fundación Botín (ocho artistas por cada edición), un programa que culmina con la participación del creador becado en una exposición colectiva llamada 'Itinerarios'. En 2017, esta convocatoria ha cumplido 25 años.
En estos 'Itinerarios', jóvenes artistas españoles, europeos, americanos... han exhibido, edición tras edición, el resultado de su trabajo de nueve meses. La exposición ha funcionado todo este tiempo como un "termómetro" de las tendencias artísticas contemporáneas.
'Becarios' consagrados
Muchos de los artistas becados por la Fundación Botín han alcanzado con el tiempo cotas de reconocimiento internacional, exhiben una trayectoria sólida, su obra engrosa los fondos de instituciones públicas y privadas. Uno de los casos más llamativos es el de Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972), quien fuera becaria de la Fundación a comienzos de los años 2000, y que representó a España en la Bienal de Venecia en 2013. Lo hizo con dos propuestas, una de ellas muy rompedora y también comprometida: instaló en el pabellón español varias montañas de materiales y escombros (cemento, tejas, ladrillos), todos tratados y convertidos en grava, montañas construidas con los mismos materiales y en las mismas cantidades que se emplearon para levantar el pabellón nacional en 1922, obra de Javier de Luque. Almarcergui vinculó el proyecto a un asunto que atraviesa buena parte de su obra: la ciudad, cómo evoluciona, cómo muta, sus espacios degradados, los no-lugares. Como hiciera Carlos Garaicoa en su 'Proyecto frágil', la artista española también propuso un escenario, un edificio demolido y reducido a escombros, para tomar conciencia del espacio urbano. La obra de Almarcegui ha alcanzado dimensión internacional y se ha exhibido en citas como Bienal de São Paulo o Manifesta.
Todos los nombres
'Arte en el cambio de siglo' integrará, en la primera planta del edificio diseñado por Renzo Piano, las dos apuestas de la Fundación, que permiten una lectura de la evolución y proyección del arte contemporáneo de los años noventa en adelante, y también de su historia como institución, y que se se acogen a todas las disciplinas artísticas: pintura, escultura, instalación, fotografía, vídeo, dibujo...
Sin conocerse aún qué planteamiento expositivo ha motivado a Benjamin Weil, el relato de la Fundación se armará, por un lado, con obras de los artistas que han dirigido los talleres de Villa Iris en los últimos quince años: Juan Uslé o Julião Sarmento (ambos representados con piezas de pintura); Tacita Dean y Mona Hatoum (con dibujos y esculturas); Gabriel Orozco (escultura y una serie fotográfica); Lothar Baumgarten, Paul Graham y Muntadas (de los que se exhibirán distintas series de fotografía); y Miroslav Balka, Jannis Kounellis y Juan Muñoz, a través de piezas escultóricas.
Del lado de los artistas que han sido becados por la institución, además de Lara Almarcegui, se presenta obra de Carlos Bunga, Nuria Fuster, Renata Lucas, Sandra Gamarra, Carlos Irijalba, Asier Mendizábal, Wilfredo Prieto o Fernando Sánchez Castillo, muchos de ellos con una destacada proyección internacional.
Tanto artistas becados como 'maestros', a pesar de las diferencias de planteamiento y referencias, de la diversidad de soportes, plantean cuestiones, problemas, contradicciones, desequilibrios que tratan de golpear al visitante, invitarlo a repensar y repensarse. Como declaró Julião Sarmento en una entrevista: "El espectador es el que tiene la última palabra sobre lo que está contemplando. No hay que descartar nada ni las cosas tienen que ser lo que parecen. ¿Por qué iban a serlo?".
¿Qué pretende revelarse con Arte en el cambio de siglo en el Centro Botín? La institución lo resume así: "La exposición tiene por objetivo mostrar, desde el punto de vista de la forma y el contenido, el panorama actual de la práctica artística, así como hacer un repaso de cómo han evolucionado las formas artísticas clásicas. Los visitantes encontrarán obras que invitan a la reflexión sobre un mundo afectado por la inestabilidad social y por conflictos de diversa índole".
Mehretu en otoño
La Fundacin Botín cerrará la programación de 2017 con una exposición de nuevo vinculada con su trayectoria formativa. Se trata de una muestra individual de Julie Mehretu, artista de origen etíope y afincada en Estados Unidos, que en 2015 dirigió el Taller de Artes Plásticas de Villa Iris. La exposición, organizada en colaboración con la Fundação Serralves de Oporto, será comisariada por Vicente Todolí y Suzanne Cotter, directora de la fundación portuguesa. Bajo el título 'Julie Mehretu. Historia Universal de Todo y Nada' se presentarán en Santander cerca de setenta piezas, entre dibujos y pinturas procedentes de la colección personal de la artista y de otras colecciones públicas y privadas de Europa y EE. UU., que ayudarán a conocer las etapas clave y la evolución de la práctica artística de Mehretu en los últimos veinte años: desde sus dibujos y pinturas iniciales, realizadas con grafito, tinta o acrílico, hasta las piezas a gran escala de sus últimas etapas, piezas, según describe la Fundación, "de complejas superficies y arquitecturas, en los que la línea y el gesto adquieren cada vez mayor profundidad y solidez".
Mehretu (Addis Abeba, 1970) creció y se formó artísticamente en Estados Unidos. Desde mediados de la década de los ochenta, sus lienzos y dibujos se han expuesto en museos, galerías y citas de arte internacionales. Sus pinturas, planteadas en series de gran formato, presentan distintas capas de lecturay combinan referencias al momento históricos de turno y a sus vivencias. En los últimos años, sus lienzos y también sus obras en papel revelan la trascendencia que ha ido adquiriendo la caligrafía.
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