La «digitalización de parte de sus fondos, la comunicación con centros similares, la creación de una agenda cultural y el cuidado integral y sostenido del edificio» son objetivos y retos que Agustina Monasterio Baldor (Navajeda, 1978) se impone como tarea para la Casona de Tudanca. ... Recientemente era presentada como nueva directora del emblématico centro vinculado a la Edad de Plata. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, doctora en literatura y culturas hispánicas por la Universidad de Nueva York, Monasterio posee una amplia trayectoria profesional, docente e investigadora. Prudente y reflexiva, considera que aún es prematuro hablar de medidas y urgencias.
–En realidad la identidad de la Casona es la de un híbrido singular entre centro documental, museo, archivo...¿Considera que debe potenciarse alguna de esas peculiaridades?
–La Casona se asemeja en esta naturaleza híbrida al propio Archivo Histórico Nacional de Madrid o al Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. Los Servicios de Archivos y Bibliotecas están preparados para gestionar de manera conjunta este tipo de centros, por las características de la Casona debemos cuidar y desarrollar todas estas facetas, interconectándolas todo lo posible.
–¿Qué prioridades prevé su gestión del centro?
–Aún no he cesado en mi anterior puesto en la Administración, y como sucede en todos los trabajos, necesitaremos unos meses para evaluar el estado actual del Centro. Entre nuestras prioridades puedo citar la digitalización de parte de sus fondos, la comunicación y colaboración institucionales con centros similares en España, Europa, América Latina y Estados Unidos, la creación de una agenda cultural específica y el cuidado integral y sostenido del propio edificio.
Problema frecuente
«Algunas sociedades tienen dificultades para valorar, cuidar y difundir su propio legado cultural»
–Para lo bueno y lo malo, la ubicación de la Casona mediatiza cualquier planificación. ¿Cómo entiende la relación futura de ese espacio con otros de naturaleza más o menos similar?
–Mi puesto de trabajo diario estará en el edificio de la Biblioteca Central, para facilitar la colaboración y la comunicación con el Servicio de Archivos y Bibliotecas y el resto de organismos de la Consejería. Las TICs nos permiten estar conectados con instituciones culturales de todo el mundo. Además, y esto es algo que hemos aprendido de la Institución Libre de Enseñanza y de poetas del periodo de la Segunda República como Lorca o Miguel Hernández, el medio rural ha sido y es un repositorio de cultura que ha nutrido a las vanguardias. Tenemos que abandonar la idea anticuada del medio rural como un espacio deficiente, problemático, que sólo progresa cuando recibe la cultura que se produce en las ciudades. Invertir en la cultura en el medio rural es invertir en la cultura común.
–Su apertura a investigadores ha estado también bastante descuidada. ¿Será necesario revitalizar todos los factores que conforman su idiosincrasia?
–Mi concepción es que la Casona debe ser un espacio amable y accesible, para la gente en general y para los investigadores en particular.
–Conocemos los antecedentes del largo proceso hasta su nombramiento. Pero, ¿cómo define Agustina Monasterio su labor? ¿Mezclará visión cultural, gestión, sinergias...?
–Soy empleada de la administración pública, no tengo una visión personalista de mi trabajo, creo en el trabajo colectivo, dentro y fuera de la administración autonómica. Cualquier centro de estas características requiere combinar un cierto grado de formación intelectual con la gestión cultural, hay que contar con el trabajo de los técnicos, y desde luego es preciso colaborar siempre con otros centros de investigación y con la Biblioteca Nacional.
Situación de la Casona
«Es prematuro hablar de carencias sin hacer una evaluación colectiva y sosegada»
–Esa modernización e inmersión de la Casona en el siglo XXI, ¿qué implica realmente?
–Entre otras cosas, implica integrar a la Casona en una red amplia de centros culturales. Actualizar la museografía y el espacio de exposiciones, crear esa agenda cultural abierta al público, que tenga en cuenta la ubicación de La Casona. Incorporar a las creadoras, novelistas y poetas de la llamada generación del 27, explorar las posibilidades de fomentar la creación artística interdisciplinar de las generaciones más jóvenes, digitalización de los fondos y colaboración con las instituciones bibliotecarias y archivísticas del Ministerio de Cultura y de la Unión Europea.
–Más allá de los grandes nombres: Plan Estratégico, Proyecto Museográfico..., cite pasos urgentes para paliar otras tantas carencias del centro.
–Es prematuro hablar de carencias sin hacer una evaluación colectiva y sosegada de cuál es la situación actual de la Casona. Nunca se parte de cero, en este sentido me gustaría que se reconociera el trabajo de Mercedes Murientes. Es importante comenzar a trabajar con ilusión y optimismo y centrarnos en lo que podemos conseguir a partir del trabajo colectivo.
–Cuando lleve en el cargo medio año, por ejemplo, ¿priorizará el presupuesto, las reformas o la interrelación con otros espacios?
–Estos tres aspectos que menciona están imbricados y debemos intentar desarrollarlos de forma simultánea.
–Antes de la pandemia intelectuales denunciaron la desidia en torno a la Casona. ¿Hay más conciencia de su valor fuera de Cantabria?
–Por distintos motivos, con frecuencia algunas sociedades tienen dificultades para valorar, cuidar y difundir su propio legado cultural. Hasta hace poco ha sucedido algo similar con el legado del doctor Emilio Madrazo y está por recuperar el legado bibliográfico y personal de autoras y autores del exilio. Lo importante es ser consciente de estas dificultades y actuar en consecuencia.
–De las joyas de la Casona, ¿cuál es su favorita?
–Las cartas de Miguel Hernández durante la guerra de España.
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