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«Los actores tenemos la maravillosa posibilidad de jugar a ser otros». Así comenzó ayer Eduardo Noriega su intervención en el curso 'Salud mental y otras formas de ficción. Relatos para sobrevivir' que la Fundación Manantial ha celebrado esta semana en la Universidad Internacional Menéndez ... Pelayo (UIMP). El interprete santanderino, quien también reconoció durante su ponencia que los trastornos mentales se han abordado en el cine «de la misma manera que lo ha hecho la sociedad», señaló a los alumnos del seminario que lamentablemente el séptimo arte «muchas veces ha tendido a confundir o mezclar síntomas relacionados con las enfermedades mentales a beneficio del guion» de forma que, por ejemplo, casi siempre se ha relacionado la psicopatía con asesinos «ahí está el claro caso de 'Psicosis'» película en la que se mezclaron en el protagonista síntomas de distintas enfermedades «llevando al extremo» el cuadro clínico del protagonista. «El cine lo ha llevado al extremo de forma que, o convertía a estos enfermos en malvados asesinos, o edulcoraba su patología dejando entrever que con amor y cariño se podía llegar a curarlos», indicó.
El santanderino, quien reconoció que «el cine no es una comunidad científica» y que «los extremos siempre estigmatizan», también afirmó que «pese a que en muchas películas se han creado falsos mitos sobre las enfermedades mentales también han permitido que algunas de ellas salgan a la luz y se reconozcan sus síntomas» como ocurrió en el caso de 'Mejor imposible', que dio a conocer una enfermedad, la neurosis obsesiva que sufre el personaje principal y que apenas se conocía.
Aún así, las cosas están cambiando y de la misma forma que la sociedad empieza a comprender este tipo de enfermedades, el cine, según expuso el actor, también está dejando de estigmatizarlas y, para apoyar esta afirmación, se refirió a 'El padre', la película de 2020 que le valió un Oscar a Anthony Hopkins por su representación de un hombre que está comenzando a sufrir los primeros síntomas del Alzheimer. «Cada vez somos más conscientes de la diversidad de trastornos y de que la ayuda psicológica es muy necesaria. En el cine hay una mayor sensibilidad y, aunque sigue habiendo extremos, cada vez hay más ejemplos como el de esta película en la que el director te lleva a sentir lo mismo que siente su protagonista y nos hace vivir el mismo proceso que él sigue», explicó.
'Representar un papel en el cine y en la vida' fue el título de la ponencia de Eduardo Noriega quien también se refirió a detalles más concretos de su profesión, a ese «juego con los otros» a los que se refirió al principio de su intervención. «Ponerse en el lugar del otro es una lección fascinante para la vida», dijo sobre la posibilidad de interpretar distintos personajes, en ocasiones, bien distintos a la vida personal.
Él mismo se ha enfrentando en varias ocasiones a personajes con problemas de salud mental y reconoce que para ello estudia y se documenta muy bien. «Yo tenía un profesor que decía que actuar es una patología controlada», aseguró porque mientras ruedas esa película el intérprete se tiene que dejar llevar por el personaje. «El cine es técnica, en el sentido de que no podemos movernos si salimos del plano, pero una vez que tienes dominada esa técnica tienes que dejarte llevar y a veces ocurre. Es lo que llamamos el 'viaje' que es cuando el control sobre la escena la lleva el personaje y no el actor. Cuando conseguimos ese viaje, esa locura 'controlada' es algo maravilloso», reconoció.
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En ese juego con las emociones es importante no perder el control «y protegerte a ti mismo para no caer en un pozo y dañarte». También cree que «las convicciones sociales son muy poderosas en contra de todas las personas que rompen la norma establecida y los tabús existentes. Por eso los actores somos unos privilegiados porque trabajar con las emociones de otros nos permite indagar en las nuestras propias».
Por último, Eduardo Noriega reconoció que los primeros días del confinamiento se vio muy afectado por todas las personas que morían con la imposibilidad de despedirse de sus seres queridos si y está convencido que una vez pasada esta etapa «aflorarán emociones y sentimientos que ahora tenemos escondidos».
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