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En el año 1995, el cine cubano hacia historia. Por primera vez la Academia de Hollywood otorgaba un Oscar en la categoría de mejor película extranjera de habla hispana a una producción de la isla caribeña. Unos meses antes, el largometraje, cuyo título era 'Fresa ... y chocolate', había conquistado a público y críticos. Ambientada en La Habana de finales de los años 70 'Fresa y Chocolate' narra la historia de amistad entre dos jóvenes muy distintos: David y Diego. Un canto a la tolerancia, al respeto a la diferencia. La película, cuya dirección corrió a cargo de Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea estaba basada a su vez en un cuento, 'El lobo, el bosque y el hombre', una narración de Senel Paz.
Veinticinco años después del estreno del filme a Alberto Alfaro se le ocurrió recuperar la historia de esos dos amigos, un estudiante joven, machista y lleno de prejuicios y un artista culto, homosexual, individualista y escéptico y llevarla a los escenarios de toda España. Con el mismo título de la película 'Fresa y chocolate' y con la colaboración de Senel Paz en el texto, la obra llega este viernes, a las 19.30 horas al Palacio de Festivales. Un espectáculo que Alfaro define como un canto al amor y a la amistad.
-Ha pasado mucho tiempo desde que se estrenó la película. ¿La historia de David y Diego sigue vigente en la actualidad?
-Cuando decidí versionar la película me hice esa misma pregunta y tras revisar el filme y leer el cuento en el que está basado descubrí que lo que Senel Paz pretendió era hacer un canto a la amistad, al amor verdadero más allá del deseo sexual y las convicciones políticas, religiosas o de cualquier otro tipo. Convicciones que de una forma u otra al final lo que alientan es el odio. Así que descubrí que sí, que en ese aspecto la historia está de actualidad y que, por desgracia, en 2020 y no sólo en España, en toda Europa, sigue habiendo actos xenófobos.
-¿No hemos mejorado nada desde entonces?
-El problema de la homosexualidad es que ha sido condenada y perseguida por todos los regímenes totalitarios. No hay una sola idea extrema que no haya arremetido contra ella. Y de hecho sigue habiendo países en el mundo donde la homosexualidad está penada con la muerte. A mí lo que encanta de la película es esa parte final que muestra lo unido que estás a una persona cuando te liberas de todos esos prejuicios. Por eso el arte es tan importante en el mundo, porque el arte une más allá que desune.
-¿Qué versión vamos a ver en el Palacio la más cercana a la película o al cuento?
-Senel Paz participó en la película y yo he tenido la suerte de poder contar con él para la obra. Me puse en contacto con él y me envió el cuento original, y el guión original de la película en el que incluso hay escenas que se quitaron durante el rodaje. También me hizo llegar dos versiones teatrales que había escrito. Una del año 93 y otra posterior. Me lo mandó todo y me dijo que con todo ese material hiciese la obra que yo quisiese. Eso me permitió comprobar, entre otras cosas, como él veía que había avanzado su propia obra y pude hacer nuestra propia versión de una gran calidad literaria y, sobre todo, de una gran sensibilidad.
-Ya son muchas las obras que cuentan historias de amor o desamor entre dos hombres. ¿Qué tiene de diferente esta para que guste tanto al público?
-'Fresa y chocolate' tiene pinceladas de humor, tanto en la película como en el teatro, que se mezcla con el dolor. Pero yo creo que lo que tiene de grande es que cuando terminas de verla sales con una especie de subidón que te hace creer en la humanidad y en el ser humano.
-Cuando Senel Paz escribió su cuento no había twitter, ni facebook. ¿Las persecuciones, como las que viven sus protagonistas, son más crueles amparadas en el anonimato?
-Yo estoy preocupado porque creo que nuestra sociedad está sufriendo un retroceso. En los años ochenta se vivieron grandes libertades en este país y ahora por desgracia, y en todo el mundo, nos estamos polarizando y vamos a los extremos. Se ha generado un mal ambiente que no nos hace mejores personas, todo lo contrario. No me cuesta nada imaginarme, que pese a estar en el siglo XXI, los personajes de 'Fresa y chocolate' hubieran sufrido los mismos extremos homófobos.
-¿Se imagina un mundo sin amigos?
-No. No me lo puedo imaginar. Un mundo sin amigos sería un mundo sin amor. Espero y deseo que nunca llegue a pasar eso. Hay una película de Joaquin Phoenix, 'Her', que nos lleva un poco ahí. Son personas que viven metidas en su propia soledad y rutina y que al final tienen que encontrar en las máquinas lo que en realidad tenemos cerca. Los grandes avances se han dado por la cooperación del ser humano. Por haber creado comunidad.
-¿Y sin teatro?
-No sé si podría haber un mundo sin teatro o no, lo que me cuesta es imaginarme a mí en ese mundo. Yo creo que el teatro, como cualquier otro arte es fundamental. Te hace que te veas reflejado, que reflexiones, admirar la belleza y te ayuda a encontrar el punto de vista de otro. Las personas que van al teatro obtienen un mayor crecimiento personal que las personas que no van. Un mundo sin arte sería un mal mundo y un mundo de sufrimiento.
-Antes hablaba que la historia de 'Fresa y chocolate' te ayudaba a ser mejor persona. ¿La crisis sanitaria y, sobre todo, las consecuencias que ha traído nos va a hacer mejores personas como piensan muchos?
-No sé si la sociedad ha aprendido todo lo que se podía aprender con la pandemia. El haber estado recluidos durante tanto tiempo nos tenía que haber servido para pensar y reflexionar sobre nuestro mundo. El mundo que tenemos y el que queremos. Por lo menos a mí me ha servido para eso y para buscar un nuevo propósito en mi vida. Me ha servido para salir de la rutina en la que estaba metido y encontrar nuevos propósitos. He aprendido mucho de mí y he buscado nuevas herramientas. Pero me da la sensación de que en esta crisis el entretenimiento ha cambiado, se ha convertido en un negocio y que la gente se conforma con que se la entretenga sin hacer nada a cambio. Creo que nos va a hacer perder mucha libertad.
-¿En qué proyectos trabaja?
-Estoy investigando sobre una parte del teatro, que es la que más me interesa, centrada en las emociones. Estoy formándome mucho en este tema y cómo funcionamos los humanos a nivel emocional. En estos momentos la cosa está delicada y es difícil meterse en una nueva producción. Hemos perdido la mitad del año y el futuro no es halagüeño, así que voy a hacer cosas que me apetezcan y no solo sobrevivir.
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