«'Blanco Roto' traslada la necesidad de justicia y reconocimiento a las víctimas»

-¿Cómo surgió la idea de la obra 'Blanco Roto'?

-El proyecto surgió a raíz de una propuesta de Pati Domenech, de Ábrego Teatro, quien vio la noticia de la 'Lista Larrinoa', que le llamó mucho la atención, y me propuso escribir un texto basado en este tema. La iniciativa surgió en 2018 e inicialmente la idea quedó en un boceto al que fuimos dando forma con el objetivo de construir una propuesta que se pudiera presentar en escena en junio del año pasado. Al final tuvimos que posponer el estreno a causa de la pandemia, y hemos tenido la suerte de poder estrenarla ahora.

-¿Qué retos ha supuesto su desarrollo?

-El principal reto ha sido la temática porque es muy delicada, hay que tratarla con mucho respeto y con mucha cautela porque tanto los familiares como cualquier otra persona lo puede ver de alguna manera politizado. Es un tema que quieras o no siempre va a estarlo y el principal reto ha sido desvincularme de este enfoque e, independientemente de la ideología que cada uno tenga, intentar plantear el texto lo más neutro posible centrándolo en los hechos. La obra plantea la denuncia de que hay un muerto anónimo, que da igual que sea de un bando o de otro, y que no hay forma de recuperar esos restos, o de saber dónde están y qué pasó con ellos.

-¿Cómo enfocó su traslado a una representación escénica?

-Tengo la suerte de ser a la vez dramaturgo y actor, lo que te permite saber cómo puede funcionar un texto en escena y cuando lo escribes ya lo haces pensando en cómo puede ser su escenificación. No planteas nada pomposo ni demasiado atrevido porque eso ya requiere de unas especificaciones complejas. 'Blanco Roto' es un montaje cuya ambición se centra en la propia poética del texto, que creo que funciona bastante bien.

-¿Qué se van a encontrar los espectadores que asistan al estreno de 'Blanco Roto'?

-Se van a encontrar un viaje, un descubrimiento, un retrato de la voluntad de intentar encontrar respuestas. También de lo que son los impedimentos legales, lo que podría llegar a sentir tanto la persona que busca como el mismo muerto si tuviera voz. Es un viaje al mundo de los muertos, de los vivos, de los sueños y de la realidad.

-Más allá del carácter poético hay un trasfondo realista...

-Sí, porque el argumento de la obra está basado en unos hechos reales, pero he querido desvincular el tratamiento de la obra del teatro informativo y documental y llevarlo más hacia la búsqueda de la empatía con esa persona que está buscando a su ser querido y que solo se encuentra impedimentos.

-¿Qué mensaje aspira a trasladar con este montaje?

-He intentado trasladar la necesidad de justicia y de reconocimiento de las víctimas. Retratar esa voluntad que la poca gente que queda ya de esas generaciones que sigue buscando y reclamando a sus muertos, y que lo único que quieren antes de morirse es saber dónde está su familiar, su amigo o su pareja.

-El teatro documental es un género poco explorado en nuestro país. ¿Cuáles son sus valores y por qué se ha decantado por él?

-La base y el enfoque del proyecto planteado por Pati Domenech ya tenía esa característica documental. Partiendo de ahí quería llevarlo a un planteamiento más desvinculado de ese plano documental y dotarlo de un enfoque más onírico, que era como realmente me apetecía contarlo. Para ser dos actores en escena hay muchos personajes, hasta cinco o seis, y cada uno tiene una visión del tema de la muerte y del olvido, que es lo que quería plantear con esta obra: un ensayo, una reflexión cómo el olvido es equivalente a la muerte y cómo la muerte conlleva consigo el olvido.

-¿Qué supone para usted poder estrenar la obra en el Palacio de Festivales?

-Supone mucha responsabilidad pero también mucho orgullo e ilusión. Tengo muchas ganas de ver qué opina la gente.