Brassaï, el mirón asombrado de París

Las dos secciones dedicadas al París de los años treinta son el núcleo de la docena de apartados de una muestra que acoge hasta el 2 septiembre más de 200 piezas entre copias de época, dibujos, abundante material documental y una escultura. Brassaï, seudónimo de Gyulá Halász (1899-1984) llegó a París en 1924 con la ambición de ser pintor tras estudiar arte en Budapest y en Berlín. Pero se ganó la vida vendiendo artículos, caricaturas y fotos a periódicos y revistas, dejando de lado el dibujo y la pintura.

París es el tema primordial, el alma de su trabajo. Pionero en las escenas nocturnas, el tratamiento de la luz y el afán por el detalle, logró convertir algunas de sus instantánea «en símbolos de una época y testimonios de su irresistible fascinación por la capital francesa», según Peter Galassi, comisario de la muestra y conservador jefe de Fotografía del Museo de Arte Moderno de Nueva York entre 1991 a 2011.

«Si algo lo caracteriza es el retrato del París nocturno, un modo de entroncar con la pintura y literatura del siglo XIX, con Toulouse-Lautrec y Baudelaire, y Brasaï lo transmite a través de una mirada muy culta y atenta a las novedades de las vanguardias», asegura Pablo Jiménez Burillo, director de Cultura de la Fundación Mapfre.

Reivindicó Brasaï la fotografía como lenguaje creativo capaz de expresar la fascinación por la capital francesa hasta que abandonó la ciudad el 12 de junio de 1940, dos días antes de que la tomara el ejército alemán. Regresó en octubre y permaneció para no salir durante el resto de la ocupación.

Su negativa a colaborar con los alemanes le impidió fotografiar su amada ciudad, de modo que el encargo de Picasso de retratar sus esculturas se convirtió en su única fuente de ingresos. Los encargos de revistas como Harper's Bazaar le permitieron volver a la fotografía tras la guerra y viajar por Escocia, Marruecos, Italia, Grecia, Turquía y España. De ahí que la muestra incluya instantáneas realizadas en la Sagrada Familia de Barcelona, en Sevilla o en el barrio del Sacromonte de Granada.

A principios de los 50 Brassaï ya era un fotógrafo reconocido. El Art Institute de Chicago le dedicó en 1955 una gran exposición. Un año después el MOMA de Nueva York tomaba el relevo mostrando sus fotos de grafitis parisinos cuando él retomaba e dibujo, esculpía y se probaba como escritor.

Esta es la primera retrospectiva de Brassaï desde la que le dedicó el parisino Centro Pompidou en 2000 y la primera en España desde 1993. «Seguramente no se podrá hacer otra igual», dijo Pablo Jiménez Burillo, director de Cultura de la fundación, que valoró el excepcional préstamo del Estate Brassaï Succession y de museos, instituciones y colecciones particulares norteamericanas y europeas. Se vio antes en Barcelona viajará en otoño al Museo de Arte Moderno de San Francisco.