El Centro Cívico Tabacalera se estrena como espacio artístico con el homenaje a Barrigón

El patrocinio conjunto de las concejalías de Cultura y Participación ciudadana del Ayuntamiento de Santander y el impulso dado por el gestor cultural Jesús Mazón han propiciado este homenaje póstumo a la figura del pintor Manolo Barrigón que se plasmará en la primera muestra pictórica en el recién inaugurado edificio de Castilla-Hermida.

La exposición reivindica las grandes obras de la trayectoria del pintor seis meses después de su fallecimiento a la edad de 85 años.

Manolo Barrigón (1935/2020) fue el último pintor bohemio de Santander. Su vida, su modo de entender la pintura y esa libertad por la que él luchó siempre le convirtieron en un creador atípico, inusual, sin horarios ni disciplinas, que pintaba por puro instinto.

Su reconocimiento le llegó cuando decidió dejarlo todo y centrarse en la pintura. Su galerista de cabecera, Santiago Casar, partícipe de un gran número de obras, recuerda la pintura de Barrigón como «una espléndida demostración de dominio e instinto en los trazos y en el desarrollo de escenas que el propio autor llevó a sus cuadros».

Sus famosas damas goyescas, ambientes de carnaval, ensoñaciones llenas de color y nostalgia fueron obras premiadas a nivel nacional y que le llevaron a exponer en galerías de Nueva York, México o Tokio.

La exposición homenaje exhibirá quince creaciones seleccionadas por su hija, Mónica Barrigón. Ella misma hablará de su padre y de sus recuerdos en la exposición que será presentada mañana a las 19.30. Un reflejo de la evolución pictórica del artista.

Tabacalera pretende extender su programación cultural en los próximos meses consolidándose como lugar donde confluyan y se integren varios segmentos socioculturales en la ciudad, «aprovechando el éxito de visitas que están recibiendo por el jardín interior vertical más grande de Europa y que se ha convertido en uno de los mayores reclamos de la ciudad».

Meninas, máscaras

En su retrato y evocación, Mónica Barrigón define a su padre como «vitalista, polemista, gran conversador con su humor y su hipocondría».

Y destaca al pintor entregado cada noche a sus lienzos, habitados por «sus niñas, sus meninas, sus máscaras, sus Palacetes o sus barcas a las que tanto quería y que inmóviles le esperaban para retomar el ritmo frenético del pincel».

Figuras reconocibles, casi familiares, bodegones con una personalidad intensa y una obra que se detuvo, viró y creció cuando el tiempo y las vicisitudes lo requerían. Para resituar o redescubrir su pintura hace apenas seis años el Aula de Cultura La Venencia organizó una exposición retrospectiva y editó un libro sobre su trayectoria. Además, la obra de Barrigón clausuró una de las mayores iniciativas de La Venencia: 'Una batuta para la historia', en la que participaron artistas como Indalecio Sobrino, Gloria Torner, Roberto Orallo, Sara Huete, o Faustino Cuevas, en un tributo a Ataúlfo Argenta en las conmemoraciones y evocaciones del músico y director castreño.

Desde los años cincuenta la obra de Barrigón fue objeto de numerosas exposiciones que discurrieron por espacios de León, Logroño, Madrid, pero también su obra viajó a Londres, México y Nueva York, entre otras geografías.