"Me considero un artesano que cuenta historias"

González Molina ahora recorre España y el mundo en tren, avión, se mueve entre rodajes y ruedas de prensa. Es uno de los directores más taquilleros del cine español. Sus películas (y series televisivas) se cuentan por éxitos de público y recaudación, desde Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti (adaptaciones de las novelas de Federico Moccia), hasta El guardián invisible, estrenada en marzo, un filme basado en la primera novela de la Trilogía del Baztán de la escritora Dolores Redondo.

Proyectos

Prepara ahora la segunda y tercera entregas de la trilogía. "Estamos escribiendo Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta. La idea es rodarlas juntas, será el año que viene". También rueda el documental El mejor día de mi vida, un compendio de historias de vida en diferentes lugares del mundo de Rusia a Uganda- que acaban confluyendo en el Orgullo Gay de Madrid. Al mismo tiempo que se estrena en el formato documental, enfrenta un proyecto que le emociona y en cuyo guion lleva dos años trabajando: la adaptación al cine de La piedra oscura, obra teatral de Alberto Conejero premiada con cinco Max. La obra narra el encuentro, en un hospital militar cercano a Santander, entre Rafael Rodríguez Rapún, último compañero de Lorca, y un joven soldado el bando nacional. La adaptación de González Molina, que defiende el contexto de la guerra como "elemento narrativo" para el cine, expandirá la trama. Serán cuatro personajes los que revelen su historia en una antigua casona tomada por los nacionales para ocupar Santander. "Es básicamente una historia sobre la Guerra Civil, sobre la barbarie de la guerra, y, como en la obra, sobrevuela todo el tiempo la figura de Lorca. La vi en el teatro y me enamoré. Nos ha costado, pero la estamos levantando".

El proyecto está en fase embrionaria, pero cabe la posibilidad de que parte del rodaje transcurra en Cantabria. "La idea, a priori, es rodar en Cantabria. El proyecto no está cerrado, pero me gustaría rodar parte aquí".

Muchas de sus películas se basan en novelas. No entiende este hecho como un encasillamiento, sino como una casualidad, como una apuesta por aquello que le emociona. "Busco historias que me interesen, surjan de donde surjan".

En su carrera cinematográfica, y sobre todo en televisión, ha enfrentado proyectos y guiones originales. "Me considero un artesano que cuenta historias, no tengo esa necesidad de reivindicarme como un autor original cuando creo que lo soy, simplemente llevo historias a la pantalla". El propósito de contar historias condiciona todos sus proyectos. Esa obsesión es un hilo capaz de conectar su primer cortometraje, Velocidad, con su último estreno, El guardián invisible. La película ha recibido valoraciones positivas en un contexto en el que crítica y cine comercial -el que goza del favor de gran parte del público- suelen seguir caminos paralelos.

González Molina se siente, "cada vez, mejor tratado por la crítica", y no cuestiona los juicios acerca de su trabajo, pero sí la forma de emitirlos. "Lo único que pido siempre es que las películas, igual que todo en la vida, sean analizadas en términos justos: no es lo mismo valorar Pa negre que Los vengadores, y las dos son películas estupendas. En EE UU, de manera natural, se entiende que las películas tienen géneros, que hay películas y películas, y aquí parece que hay una única vara medir. Eso es lo que me parece injusto, no solo para mí, sino para otras películas"

Polémica

Paradójicamente, aun logrando una buena posición, El guardián invisible ha sido su película menos taquillera. Su estreno se vio empañado por las declaraciones de una de las actrices del reparto, Miren Gaztañaga, acerca de los españoles.

¿Cómo vivió esta situación? "Con muchísimo sufrimiento, lo viví mal". A pesar del comunicado emitido por el equipo de la película desvinculándose de la situación, aquello desembocó en una llamada al boicot del filme, principalmente, desde las redes sociales. "Me pareció injusto todo lo que pasó, pero especialmente con la película: más de 2.000 personas rodamos una película, le dedicamos dos años de nuestra vida, damos trabajo en España, pagamos impuestos españoles en concreto, y de una recaudación de 4 millones en taquilla, el 21% fue a parar a las arcas del Estado-; yo siempre he ido por el mundo con el cine español Una persona hace unas declaraciones desafortunadas, porque lo fueron, ¿pero qué tiene que ver eso con la película?".

El director no entiende el porqué de un ataque tan furibundo. "No entendí nada ahí, no entendí nada en La casa de papel, hace tiempo que no entiendo nada".

González Molina solo entiende que ha de ser fiel a las historias y a su instinto. El impulso a la industria cinematográfica española acabará por llegar. "La gente que trabajamos en esto lo estamos intentando, y eso que el Gobierno nos lo pone difícil [en referencia, principalmente, al IVA cultural]".

Defiende, además, el peso de la televisión en todo esto. "La gran industria audiovisual ahora en España es la TV".