Farsa de andar por casa

La comida y los asesinatos combinan con referencias a ese ecosistema mediterráneo que tiene como pilares al duetto que componen Toni Collette y Monica Bellucci. Un poco a lo buddy movie, de película de colegas a la americana, con más descaro que acierto. Colette, pese a su eficacia y amplia experiencia no parece sentirse cómoda en la farsa. Una vuelta de tuerca a títulos como 'El padrino', con gotas hímnicas de empoderamiento femenino entre chistes, ruido y confusión, El recurso del barullo no convierte a la comedia en sátira ni en comedia alocada. Cae en el patetismo a menudo, incluyendo un uso demasiado visceral de la violencia.

De ese modo la película si trataba de jugar a la ambigüedad se queda a medias y en terreno de nadie, entre una comedia que nunca puede pasar por seria y una caricatura que no acaba de hallar su razón de ser. Entre clanes anda el juego, pero la excentricidad, el humor negro, muy negro, que pedía este combinado latino se queda atorado en una mirada simplista, muy vulgar y tontorrona.

El crimen será organizado pero el guion es bobería fina, un listado encadenado de sobreactuaciones más cansinas que jocosas. La directora de 'Miss Bala' retoma en cierto modo ese territorio para generar una italianada de criminales que no salvan sus dos buenas actrices. Lo accidental hubiese sido un buen motor para levantar una comedia de cartoon, una especie de 'Arizona baby' situada en los lugares familiares de la mafia como viñetas de un desopilante thriller que nunca veremos.

El imperio mafioso en manos de una 'novata' parece, a priori, sin demasiada originalidad una propuesta bastante sugerente para edificar una pantomima ácida. Pero el resultado es una torpe sucesión de escenas deslavazadas entre chistes de concurso televisivo a costa de 'El padrino' y las confusión y enredos más manipulados.