El móvil, la pistola, la mirada

Cine Los Ángeles ·
Un drama político, social y moral y una manera de meter el dedo en la llaga de la intolerancia y el fanatismo, que se enreda en las metáforas y simbolismos

Guillermo Balbona

Santander

Domingo, 19 de enero 2025, 13:16

En muchas ocasiones el documento, la denuncia, la valentía priman sobre cualquier valoración cinematográfica. El acto de rodar, visibilizar y señalar las heridas bajo presión es también un ejercicio político. Por eso, aunque no sea nuevo, pero sin olvidar nunca las duras circunstancias del proyecto, ... de su cineasta y de la historia, el filme resulta más loable y, sobre todo, necesario. Y de ello habla 'La semilla de la higuera sagrada', candidata a los Oscar, una decidida llamada «de atención, también de búsqueda de esperanza, frente al fanatismo. Mohammad Rasoulof agita las entrañas del régimen de Teherán tras huir de Irán, amenazado de cárcel y de latigazos por el gobierno. Así, entre el secretismo, lo clandestino y la fugacidad llegó a tiempo de presentar su película en Cannes al final del certamen.

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País Alemania
Año 2024
Dirección y guion Mohammad Rasoulof
Reparto Soheila Golestani, Setareh Maleki, Missagh Zareh, Mahsa Rostami
Género Drama

Dirección y guion: Mohammad Rasoulof. Música: Karzan Mahmood. Fotografía: Pouyan Aghababayi. Reparto: Soheila Golestani, Setareh Maleki, Missagh Zareh, Mahsa Rostami.

Pero qué es realmente esta película de título y metraje largos: un drama social, un grito que reclama libertad y una manera de meter el dedo en la llaga de la intolerancia y esa fanática atmósfera que de forma constante preside la vida cotidiana. Y para abordarlo Rasoulof opta por un maleable conato de thriller político que podría resumirse en la presencia permanente de una pistola simbó (fa)lica, tres mujeres (una madre y sus hijas) y un funcionario de la administración de justicia. La primera representa la inmediatez de la violencia y la amenaza como latidos de la represión; ellas mantienen un constante duelo de dudas e incertidumbres y de colisiones generacionales, a veces un tanto superficiales pero muy intensos; y, finalmente, la figura del aspirante a juez bendecido por los favores del régimen si se pliega al sistema del poder y la fuerza. Paradójicamente el filme del cineasta de 'Un hombre íntegro' es más eficaz en su actitud de género, de intriga judicial y policial adentrándose en las mentiras oficiales, que cuando se estanca en la alegoría, en la reiteración o en un cierto didactismo al que le sobra la insistencia en un mensaje que las imágenes ya dejaron claro.

En modo Farhadi, pero con menos finura, el drama político y moral oscila en un difícil equilibrio entre los entresijos de género y la convulsión social. Es interesante su muestrario de los vídeos de la violenta represión policial a través de los móviles y las redes sociales frente a los bulos utilizados por el régimen y la censura. Rasoulof, en el último tramo, se enroca y enreda en metáforas y simbolismos en torno a la asfixiante dictadura teocrática de su país. Aún así triunfa el reflejo del cine que milita en la libertad.