La verdad en un táper
'Richard Jewell' | Dirección: Clint Eastwood; Género: dramático; Salas: Cinesa y Peñacastillo
Guillermo Balbona
Santander
Martes, 21 de enero 2020, 21:00
Secciones
Servicios
Destacamos
Guillermo Balbona
Santander
Martes, 21 de enero 2020, 21:00
Son escasos los privilegiados capaces de narrar con la claridad y la potencia de Clint Eastwood. Casi nonagenario, solo en los últimos quince años, desde que firmara la excelente 'Million dollar baby', ha dirigido trece títulos. Desde luego en su regularidad casi anual, solo superada por Woody Allen, se han registrado manchones como 'Jersey Boys' y 'Tren a París', pero el cineasta de 'Sin perdón' –alternando en ocasiones la dirección con la interpretación–, ha mantenido su pulso y su solidez. En 'Richard Jewell' vuelve a ratificarse esa destreza de estilo y caligrafía visual para no perder nunca el sentido de la historia y establecer una tensa y envolvente atmósfera donde acontecimientos, ciudadano y Gobierno permiten al cineasta volver a construir un ecosistema propio, una ecuación entre el retrato contundente y la denuncia. Como sucediera en la reciente 'Sully', la historia real de un piloto convertido en héroe que después es puesto en entredicho ante la opinión pública, en Richard Jewell se narra el perfil del vigilante que alertó de la existencia de una mochila-bomba abandonada en Atlanta durante un concierto vinculado a los Juegos Olímpicos de 1996.
Eastwood viaja de las anécdotas y lo íntimo al contexto político y social con tanta eficacia como pasa de la actualidad y la sangre fresca de la exclusiva al perfil de un obsesivo aspirante a policía. Un tipo que cuenta la vida a través de la posesión de armas y la defensa y aplicación del orden, con tal criterio que fácilmente roza el fascismo. Jewell es en el fondo el prototipo de la derecha estadounidense que provoca temor. Eastwood aprovecha el hecho mediático para lanzar sus cargas de profundidad contra la prensa sensacionalista (aunque a veces roza la caricatura y lo burdo al acercarse a la periodista que sigue el caso) y ataca a estamentos que manipulan escandalosamente la realidad y dejan indefenso al individuo (FBI).
La redención, las segundas oportunidades, la batalla del ciudadano contra el sistema, recurrentes en su cine, asoman de nuevo en este filme en el que se filtra el Eastwood más reaccionario. El atractivo reside en esa eficaz tensión con la que el cineasta llena y vacía esos vasos comunicantes del personaje y sus circunstancias. Y ahí deslumbra la empatía desbordante exhibida por dos joyas que reparten lucidez en un festival interpretativo: Paul Walter Hauser y Sam Rockwell, cuyo trabajo compite con otro suyo (el que deja en 'Jojo Rabbit') ratificando que es uno de los mejores actores de su generación.
Las manchas están ahí: machismo, cierta sensiblería y los arrebatos del Eastwood más conservador. Hay provocación con toques Trump y un magistral uso del conflicto. Grandeza y humillación. Humildad y redención. ¿Un Eastwood menor? Su sencillez, soltura y transparencia siguen revelando lecciones magistrales.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.