«La comedia y la tragedia van unidas, no puede existir la una sin la otra»

-¿Cómo surgió '¿Playa o monte?'

-La primera idea me vino a la cabeza hace ya varios años durante una visita a Manchester y un museo en el que hay una parte dedicada al exilio español. Después de un tiempo en la Asociación Cántabra de Empresas Escénicas de Cantabria (Acepae) decidimos crear una edición especial del ciclo 'Teatro Exprés' dedicado a la memoria y al olvido y le pedí a Javier Liñera que me escribiera un texto basado en el viaje de una familia que aparentemente se va de vacaciones pero finalmente se ve involucrada a un viaje al exilio. Era una pieza de quince minutos que tuvo mucho éxito y que decidimos ampliar.

-¿Cómo lo hicieron?

-Me entrevisté con doce familias cántabras que se vieron abocadas al exilio con la ayuda la Asociación Guerra y Exilio y Desmemoriados. Muchas de ellas nos permitieron ficcionar parte de su historia que aparecen en esta versión larga de '¿Playa o montaña?'.

-¿De todas esas historias que fue lo que más la impresionó?

-Todas son conmovedoras, pero tal vez la que más me impresionó fue la de una madre y dos hijos que se refugiaron en la casa de un cura y como los niños tenían frío les tapó con una colcha que encontró por allí. Y por eso esta mujer fue condenada por sacrilegio. También me impactó la de otra madre que tuvo que dar su anillo de boda a cambio de un bote de leche condensada porque su hija se estaba muriendo de hambre. Hay muchas historias que conmueven y que no se conocen todavía. Yo me siento muy agradecida de que estas familias me hayan abierto su corazón.

-Su última obra, 'Oumuamua', también estaba basada en un hecho real que contaba en plan comedia. ¿Esta que estrena hoy también lo es?

-Como creadora me gustan que mis espectáculos tenga un punto de tragicomedia y en '¿Playa o monte?', aunque menos, también hay una parte de comedia. Creo que no existe la comedia sin la tragedia y al revés. En este caso me pareció interesante contarlo así aunque de verdad lo que me mueve como creadora es contar historias. 'Oumuamua' me permitía denunciar como era la situación de la mujer en la ciencia y de paso reírme de la gran cantidad de viajes 'low cost' que a veces salen más caros que los normales y, sin embargo, esta historia de los exiliados me llegó al corazón de otra manera.

-Fundó su propia compañía en Cantabria en 2016. ¿Cómo la ha ido desde entonces?

-Estoy trabajando mucho, aunque siempre es más complicado tener una compañía propia que trabajar como actriz para otra. Pero por otra parte esto me permite hacer lo que quiero y eso ya es un gran logro. Ha sido una apuesta arriesgada de la que me siento orgullosa porque cada año que pasa me va mejor.

-Hasta ahora ha apostado por creaciones propias y contemporáneas. ¿No le interesan las adaptaciones?

-Respeto y me gustan los autores clásicos, pero me interesan más los contemporáneos. En los dos últimos espectáculos, 'Oumuamua' y este que estreno hoy, he tenido la suerte de conocer a los dramaturgos que además han partido de una idea original mía y me siento afortunada de que hayan sabido plasmarla. Además es algo que crea sinergias que en este oficio está muy bien. Está claro que uno solo no lo puede hacer todo.

-¿Se imagina una sociedad en la que no existiera el teatro?

-No. No me imagino el mundo sin teatro, ni sin cualquiera de las otras artes vivas. Imagínate que hubiera pasado en el confinamiento sin ellas.

-¿Qué más proyectos tiene aparte de la nueva obra?

-Estoy trabajando en un proyecto con Alicia Trueba, del Café de las Artes, y Javier Ariza. Se trata de una nueva compañía que se llama El conejo salvaje y que estrenaremos nuestro primer espectáculo en noviembre.