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En la pared de la primera planta, en realidad el acceso noble desde el jardín compartido con la Biblioteca de Menéndez Pelayo, pueden leerse intactos los nombres de los benefactores del antiguo Museo de Bellas Artes. Cuatro años y dos meses después del incendio, el ... edificio centenario –Bien de Interés Cultural– de la calle Rubio abrió sus puertas para mostrar las primeras acciones de la piqueta y los mazos que escenifican el inicio oficial esta semana de las obras. Una reforma que ha tenido diversos adjetivos hasta esta «rehabilitación integral» que, sobre todo, arranca con una notoria demora.
El MAS, Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria –la polémica denominación que sustituyó al histórico Bellas Artes–, renace de sus cenizas con muchas incógnitas que confluyen en saber si realmente la rehabilitación e incorporación de nuevas salas expositivas estará acompañada en paralelo de una auténtica renovación, una nueva concepción museística y la claridad de objetivos del proyecto. Teniendo en cuenta, además, que cuando el MAS muestre su nuevo rostro dentro de 18 meses, según el dato reiterado este jueves, Santander entrará en la recta final de un escenario privilegiado de infraestructuras de arte y cultura en el que cada entidad y espacio protagonista debe definir su aportación individuales y, sobre todo colectiva a la ciudad. En este sentido, la Concejalía de Cultura, a través de la Dirección General, está avanzando en el contenido museográfico del futuro MAS con ese contexto en mente: «Hay que repensar el museo para que sea un museo potente a la altura de proyectos como el Centro Asociado Reina Sofía o el Espacio Pereda, grandes proyectos arquitectónicos que en un plazo parecido van a estar funcionando en la ciudad», dijo esta mañana Javier Ceruti. El Ayuntamiento, en esta primera fase, decidió abrir el MAS para la foto oficial. Los trabajos comenzaron con la protección de la escalera principal de madera, elemento singular a conservar. Durante estos cuatro años siempre se negó a este periódico la posibilidad de mostrar el interior del museo municipal. Hoy, el acceso a los medios permitió recorrer el umbral, la planta baja y la primera planta del centro en un itinerario de visita que no incluyó la zona cero del siniestro, las dependencias más sensibles y plantas superiores donde los daños fueron mayores en noviembre de 2017. La escalera histórica central con su balaustre y zócalos de madera. que atraviesa las plantas, asomaba hiperprotegida, a la vez que el conjunto de espacios mostraba un paisaje de puntales. Los trabajos de demolición y apuntalamiento marcan el ritmo, el sonido y las fases del proyecto.
Además en el entramado de edificios entre las calles Rubio y Gravina, en el epicentro del Barrio la Florida, el coincidente proceso de obras paralelas (rehabilitación de la Biblioteca del polígrafo, nueva Biblioteca municipal y ahora el MAS) deja un entorno delimitado por casetas, andamios y material de obra que se prolongará como mínimo durante un año y medio.
Las obras de rehabilitación se adjudicaron a Copsesa el pasado otoño y en las últimas semanas se han finalizado los cerramientos y la instalación de casetas de obra. Como declaración de intenciones institucional el proyecto emprendido tiene el objetivo de recuperar la obra de «uno de los más destacados arquitectos regionales, como fue Leonardo Rucabado»; crear un museo con «vocación de permanencia y capaz de competir con los más avanzados y modernos; y «compaginar su actividad con equipamientos culturales de gran relevancia» como el Centro Botín o el Espacio Pereda.
Dos de los actuaciones mas subrayadas son las del reforzamiento del inmueble y la recuperación y rehabilitación de la fachada.
La rehabilitación contempla una superficie construida de 2.156 metros cuadrados distribuida en planta baja (568 m2), primera (566 m2), segunda (488m2) y tercera (532 m2). Para garantizar su estabilidad estructural se interviene «en la cimentación, mediante la ejecución de micropilotes y, demás elementos de la estructura, adaptándose el inmueble a las necesidades actuales desde el respeto a los valores del edificio».
Asimismo, se sanearán los defectos de la fachada con el tratamiento de la piedra enferma y se recuperarán las molduras y ventanas originales.
El nuevo MAS representa «recuperar el esplendor del edificio y optimizar el uso expositivo». La alcaldesa de Santander, Gema Igual, que encabezó la visita, destacó que la actuación constituye «uno de los proyectos más importantes de la ciudad». El inmueble, subrayó, «mejorará su funcionalidad y se adaptará a la normativa respecto a seguridad estructural, de utilización, accesibilidad y salubridad».
Acompañada por los concejales de Fomento y Cultura, César Díaz y Javier Ceruti, respectivamente, lgual insistió en resaltar el «foco cultural de primer orden» del barrio de La Florida, «que actualmente está en plena ebullición con estas tres obras».
Por su parte, el concejal de Fomento César Díaz recordaba que los trabajos previos comenzaron la semana pasada y que, actualmente, se está procediendo a las demoliciones de tabiquerías, trasdosados, falsos techos... A continuación, se acometerán los trabajos de la estructura, tanto en cimentación como en vigas, forjados y pilares, que se reforzará para hacer frente a los usos del museo, y también se reconfigurará la cubierta. A partir de ahí, se desarrollarán los trabajos del reparto interior, para habilitar los distintos espacios».
Las obras, dijo, van a «respetar y recuperar los valores arquitectónicos de este edificio BIC», por lo que se está trabajando con el máximo cuidado protegiendo aquellos elementos, como la escalera interior, que mantendrá su estado original.
Depósito de los fondos y exposiciones
Hasta llegar a este nuevo punto de partida en la historia del MAS se han sucedido cerca de cuatro años y medio de estudios, informes, críticas, incógnitas, plazos incumplidos, un primer proyecto presupuestado en cinco millones y demandas. En realidad el popular 'aquí huele a chamusquina' recorre la sombra de estos cuatro años desde que se desatara un incendio cuyo origen real se desconoce. En el momento del siniestro el MAS era sometido a unos trabajos (que también sufrieron retraso) para mejorar la accesibilidad del centro. El proyecto de reforma ahora puesto en marcha también ha estado inmerso en cambios y aplazamientos. La buena noticia, en paralelo, se ha plasmado en este tiempo en el hecho de que el museo no ha cesado su actividad gracias al convenio de colaboración del Ayuntamiento con la Fundación Caja Cantabria. Desde exposiciones (dos en la actualidad), a conferencias, donaciones y actividades didácticas y culturales. Las más de 3.000 obras que conforman los fondos del MAS se hallan depositadas en las instalaciones del Casyc, desde febrero de 2018.
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