La «creatividad social» crece un promedio de 10% con cada visita al Centro Botín, segun un estudio

Las actividades que se desarrollan en el edificio levantado sobre el muelle Calderón son «motor de desarrollo humano, entendiendo dentro de este concepto la mejora del bienestar de las personas que lo visitan». Estos beneficios, según plasma el resumen ejecutivo de la investigación, «quedan vinculados directamente al acto de participación en sus actividades y a la frecuencia de las visitas» al edificio de Renzo Piano.

Todo ello, concluye el estudio, posiciona al Centro Botín «como centro catalizador de la creatividad, el bienestar y el desarrollo humano».

Desde que el Centro Botín abriera sus puertas en junio de 2017 la Fundación siempre ha priorizado el deseo de su conversión en «centro de arte internacional distinguido por su misión social». Y ello con un objetivo esencial que ha sido ahora eje del estudio: «Facilitar el acceso y la convivencia con las artes a todos los públicos, utilizando su enorme potencial para desarrollar su inteligencia emocional y su creatividad». Fátima Sánchez, directora ejecutiva del Centro Botín, recordó ayer en la presentación del estudio que en 2013 ya se había iniciado una línea de investigación con la Universidad de Yale, a la que se suma ahora IE University. Estas investigaciones tienen una doble función, explicó: «Crear nuevo conocimiento y difundirlo a través de una línea editorial y de otras importantes publicaciones, y dar fundamento y base científica a las actividades que el Centro ofrece a sus visitantes».

El documento fue presentado por Sánchez, junto al patrono de la Fundación IE, Carlos Mas; y una de las autoras del mismo y profesora de IE University, Patricia Gabaldón. En realidad el estudio procura «analizar el impacto del Centro Botín en sus visitantes, centrándose en los cambios personales y sociales percibidos por estos». El concepto de «creatividad social», en palabras de Fátima Sánchez, alude al proceso por el cual los visitantes «acumulan experiencias que les permiten cambiar su perspectiva sobre la realidad y, de esta manera, implementar cambios en aspectos de su vida personal y profesional con el fin de mejorar su bienestar y el entorno que les rodea».

Las conclusiones desveladas ayer se desprenden de la «primera fase del proyecto de medición de impacto a largo plazo», con el que la Fundación pretende saber «si cumple el objetivo de potenciar la creatividad de la región a través de las artes, contribuyendo así a su desarrollo económico y social».

Los visitantes de menor edad, consumidores habituales de contenidos artísticos y culturales, trabajadores y con hijos, conforman el colectivo en el que se aprecia «un mayor impacto», mientras que el género y el nivel de estudios no presentan efectos diferenciales significativos.

La participación en actividades que conllevan una implicación activa, como los talleres o las visitas experiencia, son las que tienen un mayor impacto en la creatividad. La Fundación Botín e IE University suscribieron a finales de 2018 un acuerdo de colaboración para medir el impacto del Centro Botín en la creatividad de los habitantes de Cantabria, «una alianza que permitiría disponer de datos fiables sobre el grado de cumplimiento de la misión social del centro de arte a la hora de desarrollar la capacidad creativa de la región y su impacto en el desarrollo personal y socio-económico local».

Esta colaboración ofrece ahora los primeros resultados obtenidos sobre una muestra de 2.852 personas que poseen su tarjeta Amigo del Centro Botín o su pase permanente. La creatividad de los encuestados «parte de un nivel alto (1,6 sobre 4) y crece casi un 10 % en promedio con cada visita al Centro Botín».

La medición del impacto del arte en las personas es un proceso «arduo y novedoso», que «raramente se ha cuantificado», por lo que uno de los primeros pasos que se dieron en la investigación fue desarrollar los indicadores adecuados para conocer esa huella, «tanto en el individuo como en aspectos sociales y de relación con su contexto».

La investigación demuestra que la participación en actividades que requieren de una implicación activa «genera un mayor impacto sobre la creatividad». Así, los talleres, seguidos por las visitas-experiencia, son los que más incidencia tienen. Sin embargo, las menos activas, como las exposiciones, también tienen un efecto importante. Patricia Gabaldón sostiene que «si medimos el impacto no por visita, sino sobre la totalidad del periodo analizado (2018-2019), las exposiciones ocuparían el segundo lugar de influencia por detrás de los talleres. Esto viene dado por la «recurrencia con la que los visitantes acuden a las salas expositivas del Centro Botín».

Para el estudio se diseñó un indicador de percepción de creatividad social de los individuos compuesto por «siete dimensiones relacionadas con la percepción de los individuos sobre su desarrollo personal, la cohesión social, su bienestar y la imagen e identidad». Su combinación permite calcular la creatividad como la media de la percepción de los individuos respecto a los diferentes elementos, en una escala de 0 a 4. Fátima Sánchez subrayó el deseo de la Fundación de «potenciar las habilidades emocionales y creativas y los procesos de aprendizaje a través de las artes para explorar nuevas formas de hacer las cosas, convirtiendo las dificultades en oportunidades de crecimiento y desarrollo humano».