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¿Qué tienen en común el rorcual común, el escudo de la villa de Santander, o el Arca de la Cofradía de Pescadores de Laredo? Una nueva ruta cultural: 'Los directos del MMC', en los que cada lunes, al mediodía, a través del ... Instagram de Museos de Cantabria, todo interesado puede conectarse en abril para comentar cuestiones ligadas al Museo Marítimo del Cantábrico. Es la última propuesta de un museo vivo, el histórico centro santanderino, de la que se hacía eco ayer mismo. El Museo de San Martín de Bajamar, que dirige Gerardo García-Castrillo, cumple cuarenta años de trayectoria desde que el 3 de abril de 1981 se abrían oficialmente a la sociedad las puertas del hoy Museo Marítimo del Cantábrico, bajo la dirección de José Luis Casado Soto.
Como recuerda el director, en ese abril tan solo se había montado en el sótano del edificio una sección dedicada a Biología Marina que incluía colecciones de historia natural y una batería de acuarios compuesta por once tanques, si bien se ubicaron en las vitrinas de la planta de acceso diversos objetos, principalmente maquetas, herramientas...«relativos a las futuras secciones de historia marítima y etnografía». No obstante, anteriormente, hubo un apertura provisional del 14 de agosto al 15 de octubre de 1979, «con motivo de una exposición temporal monográfica de modelismo naval».
Este aniversario de cuatro décadas está fragmentado en dos periodos claros. Tras casi veinte años en que se atendió a más de un millón y medio de personas, convertida en la institución museística permanente de la región con mayor afluencia, cerró temporalmente el 23 de diciembre de 2000, para abordar un proyecto de ampliación y extensa remodelación museográfica. El 3 de mayo de 2003 volvía a abrir al publico.
Desde esa fecha hasta hoy han utilizado de un modo u otro las instalaciones y programas culturales del museo 1.561.686 personas, que sumadas a las de la primera etapa suponen tres millones, aunque la cifra se ha visto afectada por las restricciones sanitarias debidas a la pandemia. La exposición permanente que ha ido modificándose y evolucionando en los últimos diez años, bajo la dirección de García-Castrillo, y la incorporación de un programa cultural extenso que incluye exposiciones temporales, tertulias, charlas, conciertos, talleres y otras actividades con el objetivo de mantener una difusión universal y democratizar la cultura. Una labor ligada a la búsqueda de un museo más sostenible en todos sus aspectos, así como otros aspectos de la agenda 2030.
Frente al covid, el museo tuvo que «adaptarse y sobrevivir, incorporando la difusión online y a través de las redes sociales, tanto con actividades en streaming como con otros formatos virtuales y talleres en la distancia, dentro de la propuesta 'La cultura contraataca'.
En este tiempo ha mantenido el impulso de nuevos proyectos que incrementan sustancialmente «el potencial actual de difusión cultural e investigación del Museo y con previsión de futuro». A lo largo de los próximos meses se convocarán diferentes acciones culturales vinculadas a la historia del MMC. García-Castrillo evoca en este aniversario el germen del museo que se remonta al interés de Rafael González Echegaray, presidente de la Diputación Provincial de Santander y eminente historiador marítimo, y Orestes Cendrero, director del Laboratorio Oceanográfico de Santander, «al retomar e impulsar las numerosas reclamaciones de personalidades e instituciones que venían manifestando, desde hace más de un siglo, la necesidad de fundar en Santander un centro cultural donde alojar un museo y un laboratorio oceanográfico, «prácticamente desde la instalación de la Estación Marítima de Zoología y Botánica Experimentales debido a la insistencia, perseverancia y buen hacer de Augusto González de Linares».
Las gestiones de González Echegaray y Cendrero desembocaron al cabo de los años, y «sin no pocos quebraderos de cabeza», en la firma en 1972 de un convenio entre el Instituto Español de Oceanografía y la Diputación para la construcción de dos edificios independientes y disponibilidad conjunta en terrenos del puerto cerca de la Escuela de Náutica en la zona de San Martín». Sin embargo, el primer antecedente, fue la Estación Marítima de Zoología y Botánica Experimentales, creada en 1886, con voluntad educadora.
Por medio del convenio firmado con el IEO, «la colección de historia natural existente en el edificio de Molnedo (1907-1978), entre ellos el esqueleto del rorcual común, de otros cetáceos y multitud de especímenes marinos, junto con el instrumental científico de principios del siglo XX, se depositaron en el MMC formando parte de la exposición permanente». Otro de los antecedentes, el Museo Naval del Real Astillero de Guarnizo, fue constituido por iniciativa del Centro de Estudios Montañeses. Una institución que sobreviría solo veinte años hasta finales de los sesenta.
Los fondos de ambas instituciones, destaca García-Castrillo, «estaban compuestos por cuadros, armas, modelos de barcos y otros objetos de carácter histórico, naval y documental», parte de los cuales se incorporaron posteriormente al MMC.
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ROSA M. RUIZ
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