Sol Cultural apaga su historia colectiva

La pasada semana en una asamblea se tomaba la decisión de poner fin al colectivo popular surgido en 2010 en la santanderina calle del Sol encabezado en su momento por doce espacios que vertebraron su vida cultural. La falta de relevo ha sido la principal razón para decir adiós a la configuración de una asociación que, no sin dificultades, ha logrado sobrevivir con los mismos mimbres con los que se asomó a la vida de la ciudad: participación ciudadana, implicación colectiva, diversidad en sus propuestas y visibilidad de voces, inquietudes y necesidades que de otro modo encontrarían muchas barreras. Sol Cultural era un reflejo natural de propuestas anteriores de ámbito urbano, que se sucedieron en locales de esta histórica zona de la ciudad La cultura desde la base, urbana y de calle, el protagonismo ciudadano y la complicidad popular edificaron las señas de identidad. Medio año antes de salir a la luz se había constituido la Fundación Santander 2016 que ya había presentado previamente la candidatura de la capitalidad cultural de la ciudad. Aunque luego resultó fallida la entidad fue un contexto clave para que afloraran programas, actividades y movimientos ciudadanos. La calle del Sol y sus aledaños, en la capital cántabra, se convirtieron en un aglutinador de espacios, proyectos e iniciativas con varios lugares comunes: galerías, locales para la música y el arte, la fotografía en particular, la escena y el libro, entre otros.

Rubicón, La Caverna de la luz, la librería de Paco Roales, Del Sol St, Juan Silió, Urban, El Almacén de Little Bobby, Demolden, Espacio Espiral...; actividades como el ciclo Raqueros del Jazz, recitales y actuaciones en el callejón Carlos Salomón...conforman en el tiempo algunos de los protagonistas. Desde sus inicios, además, se convirtió en epicentro o en generador de debates sobre las debilidades y fortalezas culturales de Santander, una reflexión que culminó en el Plan canalizado por decenas de colectivos a través de Santander Creativa. Precisamente los implicados en Sol Cultural fueron de los primeros en impulsar un programa de actividades para diseccionar las consecuencias de la pandemia. Una de la últimas convocatorias de la asociación antes de esta despedida, se reflejó en la fiesta de celebración del equinoccio de otoño, bajo el epígrafe 'Como si fuera el último', con un programa que incluyó conciertos, exposiciones, talleres, juegos infantiles y charlas, habituales en la vida de la calle en estos años y con el apoyo de la Fundación Santander Creativa, una de las entidades en las que encontró –como heredera del 2016– colaboración de manera regular. Como es tradicional en estos años se hizo entrega del 'Pin de Plata'. En esta década larga en la programación se han sucedido exposiciones, mercadillos, comidas populares, espectáculos, talleres, y concursos de fotografía, microrrelatos, carteles y pintura rápida, entre otros. Una colaboración espontánea y libre de galeristas, artistas, comerciantes y hosteleros de la zona posibilitó compartir acciones conjuntas abiertas.