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La vida fue complaciente con él. Pero la muerte ha sido muy cruel con David Gistau. Le preocupaba morir joven y dejar desamparados a sus cuatro hijos. Él mismo lo había dicho. Y sabía muy bien de qué hablaba. Perdió a su padre cuando ... era un adolescente y sintió ese profundo abandono que no quería que sufrieran los suyos. No ha podido ser. Ha muerto demasiado joven. Un pasaporte a la leyenda. Pero Gistau había construido su propia leyenda mucho antes de morir.
Luchaba apasionadamente con la vida, que no es otra cosa que regatear a la muerte. Y él lo hacía a través de las palabras en los periódicos, y con el juego de piernas, sombras y puños en su bien amado boxeo, pasión que compartía con el recordado maestro Manuel Alcántara. Pero perdió la última batalla, ya es casualidad, en el cuadrilátero. Su cerebro colapsó en un gimnasio, esquivando golpes y sombras. Perdió el duelo con la vida después de dos meses, luchando contra la muerte. Quería ser tan ágil con los ganchos de izquierda, los derechazos y los 'upper cuts', como con la palabra. Combinaba la mordacidad con la sagacidad y la inteligencia con el juego de piernas. Columnista libérrimo, nunca se comprometió con ninguna ideología y era crítico con todas. Heredero de Camba, Umbral o González Ruano, fue un todoterreno, uno de los más brillantes articulistas de su generación. Un columnista independiente en el más profundo y pleno sentido de la palabra. Decía y escribía lo que pensaba sin que importara a quien perjudicaran o beneficiaran sus aceradas palabras. Trabajó en un puñado de medios y tocó todos los palos del oficio, como los grandes que le antecedieron. Fue reportero de guerra, habló de política, cronista parlamentario y deportivo, comentarista de cultura, de sus virtudes y sus trampas, trapicheos, fracasos y glorias. Azote de ignorantes y petulantes, para muchos ha sido el columnista más brillante de su generación.
De origen modesto, dio sus primeros pasos en una publicación de viajes y como guionista. Fue otro grande del periodismo, Luis María Anson, quien advirtió antes que nadie el singular talento que Gistau confirmaría en su lucha diaria con la opinión y la palabra. Le fichó Anson para 'La Razón' y le concedió un espacio privilegiado, la contraportada, dónde brillo con frescura. Luego brilló en 'El Mundo', en 'ABC' y de nuevo 'El Mundo', donde quiso volver. Su objetivo era ser diferente a los demás, y lo logró volcando sus ideas sobre política, cine, historia, literatura y también del boxeo: una pasión y una forma de vivir.
En 'La España de ZP' y '¿Qué que nos estás haciendo ZP' amalgamó sus columnas políticas. En la novela se estrenó con 'A que no hay huevos' (2004), siguió con 'Ruido de fondo (2008) y cerró la serie con 'Golpes bajos'. Pero su empeño era probarlo todo, de modo que el año pasado publicó un conjunto de cuentos, el premonitorio 'Gente que se fue'.
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Corresponsal de guerra en Afganistán, también probó su talento como entrevistador. En todo lo que hizo brilló el estilo Gistau, genuino, divertido, brillante, mordaz y singular. Por desgracia, solo pudo cumplir algunos años más que su padre.
El periodismo español despidió ayer con consternación a David Gistau. Dos palabras, «Nuestro David», acompañadas por una serie de fotos en las que aparece Gistau, fue el mensaje de despedida del escritor Arturo Pérez-Reverte en Twitter. «Su bonhomía, su generosidad y su talento dejan una huella imborrable. Jamás podrá ver crecer a sus hijos, como él deseaba. Un cruel golpe del destino», lamentó, por su parte, el periodista de ABC Pedro G. Cuartango. Era «un gigante de casi todas las cosas» que «hará con su partida mucho más pequeño y adormecedor el periodismo patrio», expresó el locutor de la Cadena Cope Carlos Herrero, en cuyo programa colaboraba Gistau. «Te queremos siempre, David», escribió Joaquín Manso, director adjunto de 'El Mundo'.
El presidente del Gobierno también mostró su pesar por la muerte de Gistau. «Nos deja un periodista y columnista de gran talento, mordaz e inteligente», afirmó Pedro Sánchez. «Un columnista brillante que analizaba la política con talento innato», ahondó el presidente del PP, Pablo Casado. «Qué triste y prematura noticia», señaló el presidente de Vox, Santiago Abasca. «Era una referencia», sintetizó la dirigente de Ciudadanos Inés Arrimadas.
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