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Hablar de la perla La Peregrina es hablar de quinientos años de historia, de sus propietarios –reyes como Felipe II o la actriz Elizabeth Taylor– y, desde hace unas semanas también de Carmen Posadas que ha convertido a esta joya emblemática en la protagonista de ... su nueva novela. El Aula de Cultura de El Diario Montañés organizó ayer un acto para hablar del libro 'La leyenda de La Peregrina' que tuvo lugar en el Ateneo y que contó con la presencia telemática de la autora. Una conversación que Posadas mantuvo con el director del Ateneo, Manuel Ángel Castañeda y el también escritor y crítico literario, Javier Menéndez Llamazares y que fue presentado por Luis Revenga, presidente de El Diario quien recordó que este Aula y este periódico siguen apostando por las actividades culturales pese a las adversidades sanitarias.
«La Peregrina llevaba muchos años guiñándome el ojo desde los cuadros de Velázquez en el Prado», contó Carmen Posadas quien decidió que fuera esta joya y no otra la que la sirviera de hilo conductor para contar su nueva historia, trece historias en realidad, desde que en 1579 fue encontrada por un pescador panameño, que la entregó a cambio de su libertad, hasta que se perdió su pista en Hollywood.
Posadas desgranó durante el acto, que contó con público presencial aunque en aforo reducido por la normativa sanitaria, cómo surgió la novela, varias anécdotas de sus propietarios y también algunas reflexiones sobre la literatura en la actualidad. «Creo que en breve va a haber sobredosis de libros relacionados con el covid», bromeó. Aunque ella es de las que cree que esto «puede ser un error» porque «la literatura necesita un tiempo para reposar la actualidad y los hechos históricos no se deben escribir en caliente».
Los que ella cuenta en 'La leyenda de La Peregrina', de la que por cierto ya se ha sacado una segunda edición, ha reposado tiempo suficiente y ella lo ha podido recordar tras una laboriosa documentación. «Mi objetivo no eran los datos sino el mundo íntimo de los personajes. Quería conocer cómo era Felipe II en pantuflas, sus costumbres y su lenguaje», aseguró. Para ello volvió a leer El Quijote cuya literatura le sirvió para recrear el vocabulario de los reyes Felipe II, Felipe III y Felipe IV y la correspondencia de Goya para los personajes del siglo XVIII. «De esto he aprendido un truco que quiero compartir con todos aquellos que se planteen escribir una novela histórica. Que no intenten hacerlo igual que ellos, que no les copien, porque escribir como Cervantes no tiene sentido en el idioma de la actualidad».
En la presentación de la novela no faltaron anécdotas de los personajes. «No es casualidad que La Peregrina haya estado en los principales lugares de poder por su gran valor y magnetismo», aseveró. Felipe II no dudó en adornarse con ella y Carlos II la usaba para no parecer tan feo. Posteriormente la heredó Felipe V, un monarca que según dijo temía ser envenenado. «Él creía que le iban a poner el veneno en la ropa y por eso nunca se cambiaba de traje. Tampoco se cortaba el pelo, ni las uñas y, por supuesto no se bañaba».
La Peregrina abandonó España con la marcha de José I. «Un rey que arramplaba con todo como hizo su hermano Napoleón Bonaparte. Entre los carromatos con las riquezas de este país que se agenció, y que si se colocaban en fila podían llegar a ocupar 20 kilómetros de carretera, estaba esta perla que le regaló a su mujer pese a que en España tuvo como 20.000 novias». La perla siguió en esa familia hasta que Napoleón III la vendió para financiarse la campaña electoral».
A Taylor, que en una ocasión la perdió en un hotel de Las Vegas, se la regaló su quinto marido, Richard Burton, con el que se casó en dos ocasiones. A ella le gustaban las joyas y no era esta la más cara de las muchas que poseyó. «Valía mucho más el diamante Cartier que custodiaba en su joyero. Pero, claro, este no tenía la misma historia».
Aunque cree que esta novela daría para una de las series de televisión que están tan de moda en la actualidad, Carmen Posadas es de las que afirma que «no hay nada comparable a la lectura». «El lector no es un agente pasivo. Al leer se convierte en un creador, del ambiente y hasta de los rostros de los personajes, cada uno se imagina los suyos. Por eso no hay ningún libro igual».Y esa magia, insistió, no se da en la pantalla de televisión. «No tiene el mismo impacto emocional. Te limitas a ponerte enfrente y ver lo que echan».
'La leyenda de La Peregrina' retrata la intrahistoria de quinientos años, pero ¿cuál es la de Carmen Posadas? «La de una escritora diurna que se contenta con escribir dos folios al día porque no paro de corregir». Un autora que además pertenece a ese grupo que no se molesta en hacer esquemas porque «mientras escribo no tengo ni idea de lo que les puede pasar a mis personajes».
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