![«He entrevistado a muchos demonios, el periodista debe indagar en las cloacas»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201907/09/media/cortadas/46599726-kiv--624x414@Diario%20Montanes.jpg)
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Ricardo Arques nos cita para la entrevista en un bar de Santoña, su pueblo natal, al que ha regresado después de 20 años trabajando para Prisa y Televisa en Ecuador, Bolivia, Argentina y México. A solo 300 metros de donde estamos sentados, ETA asesinó con ... una bomba al brigada Luis Conde de la Cruz en 2008. La banda terrorista ha marcado la carrera de Arques, al que la historia de la profesión recordará siempre como uno de los periodistas que destapó los GAL y puso contra las cuerdas al PSOE de Felipe González a finales de los años 80 y comienzos de los 90. Justo ahora se cumplen tres décadas de la publicación del libro que escribió a cuatro manos con Melchor Miralles, 'Amedo, el Estado contra ETA', y la editorial IberLibro lo destaca como uno de los hitos históricos del periodismo mundial.
-¿Los GAL fueron el Watergate español?
-Sin duda. Recuerdo a Carl Bernstein cuando vino a presentar el libro y dijo que el Watergate había sido un juego de niños comparado con los GAL. Verlo ahora junto a los de Kapuscinski, García Márquez, las investigaciones de Spotlight y Eduardo Galeano en el ranking de IberLibro es una alegría muy grande.
-Precisamente ha vuelto a sonar en televisión el nombre de los GAL a raíz de la entrevista de Otegi en TVE.
-No la vi, no me coincidió, pero me enteré de la polémica y de las acusaciones de blanqueo.
-¿Hizo bien TVE al entrevistarlo?
-La libertad de expresión tiene que dar para todo. La entrevista en sí no debe molestar, habrá que juzgar cómo se desarrolló. No es tanto el hecho sino la forma. Hay que entrevistar a Otegi las veces que haga falta y a peores que él también. Otra cosa es lo que digan.
-En su artículo dominical de hace tres años en El Mundo, uno de sus antiguos periodistas, David Jiménez decía que el periodismo no es Disneylandia e insistía en la importancia de entrevistar al diablo. ¿Está de acuerdo?
-Hace muchos años, en una entrevista, dije que el periodista tenía que subir a hablar con Dios y bajar a entrevistar al diablo. Mercedes Milá, a la que asesoraba en uno de sus programas, lo repitió después varias veces. Es indudable. El periodista no tiene que tener prejuicios en ese sentido. A menudo se nos juzga desde el punto de vista de la verdad y la mentira, pero la verdad es algo muy relativo. Lo único cierto es que hay noche y día, el resto de la realidad siempre tiene algo de incoherencia. Nuestro deber es mostrar los hechos y contrastarlos. Por eso hay que ir a todos los sitios y hablar con quien haga falta.
-¿Con cuántos diablos ha tenido que hablar?
-Con muchísimos. Con dioses pocos, pero con demonios, la mayoría. Recuerdo a un comisario, Ricardo Ruiz Col, que tuvo alguna conexión colateral con los GAL y estaba en la comisaría de Bilbao, al que le preguntaron en el tribunal por los contactos que había tenido. «Pues claro, cómo no voy a tener contactos, quién me va a dar a mí la información, ¿el obispo?», me dijo después. Es lógico que los periodistas estemos en todos los mundos y cloacas, porque es donde tenemos que indagar.
-Pero da la sensación de que se multiplican las líneas rojas últimamente. Al periodismo, al humor, al lenguaje... ¿Es censura o la corrección política se ha llevado al extremo?
-Hay un deterioro general de la sociedad de la información. Los medios se han vuelto cicateros en los recursos frente a la competencia de internet y las redes sociales, se está abusando de la mezcla de formatos que confunden información, opinión y humor sin distinción de límites. El publico ha perdido el paladar hacia la buena información y la ha sustituido por las redes sociales, donde no se contrasta nada. Las 'fake news' son imposibles en los medios tradicionales porque la credibilidad es nuestra supervivencia. Cada medio tendrá una intencionalidad acorde a su línea editorial, pero no engañan a nadie. Una noticia falsa es nuestra ruina, pero las redes sociales lo admiten todo. Veo con gran pena que una sociedad que estuvo mucho más implicada en el mundo de la información, que leía periódicos, que contrastaba, que oía la radio, que se generaba una opinión y debatía, ahora consuma esa comida rápida, la digiera y llegue a la opinión por todos los atajos.
-Tenía 28 años cuando descubrió el zulo de Col de Corlecou con el que arrancó el 'caso GAL'. ¿Sería posible esa misma investigación en los tiempos que acaba de describir?
-Es una respuesta muy complicada. Hay un despiste general en los medios de comunicación y creo que los periodistas de antes teníamos otra mística. Desarrollamos un olfato que ahora se ha perdido porque es más fácil preguntar a Google que llamar a una persona, es más sencillo leer un mensaje en twitter que descolgar el teléfono y repreguntar.
-De hecho, Carl Bernstein decía que el periodismo de investigación es «llamar a todas las puertas». ¿Nos hemos acomodado entonces?
-Sí, todos. Es más cómodo para las fuentes generadoras de información, como los políticos, poner unos tuits y opinar en redes. No tienen riesgo, exponen lo que quieren y no tienen que responder preguntas. Todo eso genera una camada de periodistas que están perdiendo las alas, como los cormoranes. Mira, el mejor libro de periodismo escrito jamás es de Richard Bach, y lo hizo sin querer: 'Juan Salvador Gaviota'. Los periodistas somos eso, gaviotas que tenemos que elegir entre comer en el vertedero -lo fácil- o pasar frío y hambre por la pasión de volar. Debemos tener vocación, inquietud y sentido de la búsqueda. Son los tres pilares. Pero ahora el olfato está atrofiado.
-Y, mientras tanto, vivimos en un estado de revanchismo continuo. ¿Somos un país que mira más por el retrovisor que hacia delante?
-Esta sociedad se obstina en no cerrar cicatrices, incluso las que ya estaban cerradas. No dejamos morir el franquismo y tampoco a los GAL, incentivados por poderes que tienen interés en confundir la historia de un país.
-¿Algunos partidos echan de menos la rentabilidad que les daba una ETA viva?
-Las muertes, tanto dolor... no creo. Pero ya ha pasado más tiempo sin Franco que lo que estuvo sentado en el sillón, y seguimos hurgando en la herida. La gente tiene derecho a buscar a sus familiares si están en una cuneta. Y el Estado tiene la obligación de ofrecer los medios para encontrarlos. Pero extrapolar más cosas... no sé, hurgar en mayores heridas me parece un error. Las sociedades que no asumen su historia, con lo bueno y malo, y no miran al futuro, están condenadas al fracaso.
-¿Recuerda qué hacía cuando ETA anunció el cese definitivo de la violencia?
-Estaba en México trabajando. Oí la noticia y rápidamente fui a buscarla por las agencias, las webs... y me dio una alegría muy grande después de tantos años. Mi vida periodística ha estado muy vinculada a la violencia de ETA. He visto mucho dolor y mucho drama. A una sociedad desgajada: unos porque mataban y otros porque se dolían.
-¿Son comparables las víctimas de los GAL y las de ETA?
-La teoría del empate nos hace mucho daño. Casi 1.000 muertos de ETA y 20 de los GAL. ¿Empate? No, no lo hay. Más de medio siglo de violencia de ETA y unos pocos años de los GAL. No hay empate. No quiero decir que haya víctimas de primera y de segunda clase, pero hay cosas que no se pueden equiparar. No son magnitudes comparables.
-Y seguimos inmersos en el debate que aparece en tantos textos de Sánchez Ferlosio sobre si el Estado tiene el monopolio para ejercer la violencia. Muy vinculado a los GAL y que ahora el independentismo catalán vuelve a utilizar.
-El tema de Cataluña me asusta. Nunca podré criticar, ni censurar ni reprimir a alguien que quiera ser algo. Si uno quiere ser marciano, es marciano. Ya está. Lo que no puede ser es que se rompan las reglas del juego. Nada existe en la vida, ni en la naturaleza, sin esas reglas. Lo que ha hecho el independentismo catalán es romper esas reglas unilateralmente. Esto no quiere decir que las normas no se puedan cambiar. Pero sólo si todos los jugadores están de acuerdo. Si no, es el caos. A eso estamos asistiendo. ¿Alguien podría pensar que los goles del Madrid en el Bernabeu valieran en fuera de juego y con la mano porque así lo decide, no su masa social, sino una mayoría de su junta directiva? Imposible. Todos los equipos se echarían encima. ¿Que Cataluña tiene que ser independiente? Lo será si su gente lo quiere. Pero habrá que jugar ese partido con las reglas marcadas.
-En los 'años de plomo' y posteriores EH ejercía de brazo político en los parlamentos. Ahora el PSOE puede apoyarse en Bildu para gobernar. ¿Es un error?
-No soy político, no me gusta expresar opinión en este sentido porque no soy una referencia. Lo que me parece es que la política parlamentaria está condenada a los pactos. Si el PSOE negocia con Bildu habrá que premiarlo o castigarlo en las urnas. Lo que sí veo en España es que todos los partidos han perdido el sentido de Estado. En otras épocas había consensos en torno al terrorismo, la Constitución... pero todo se ha ido deteriorando y destrozando. Ahora ninguno tiene sentido de Estado.
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