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Unamuno fue «no solo el segundo gran polígrafo (tras Marcelino Menéndez Pelayo) de la Restauración, sino además el primer filósofo español realmente contemporáneo, que generalmente precede a la otra figura señera de la primera mitad del siglo XX, José Ortega y Gasset, y a la ... brillante hornada de jóvenes meditadores que, en su mayoría, acabaron en exilios o 'insilios' tras la guerra civil y que tuvo en nombres como María Zambrano, José Ferrater Mora y Julián Marías, algunas de sus referencias más reconocidas, que además se ocuparon específicamente del legado unamuniano». Lo subraya Juan Luis Fernández en su estudio 'Las sirenas y el inquisidor', nuevo volumen de la Colección Cantabria 4 Estaciones de la Universidad de Cantabria, que ahora ve la luz.
El libro del historiador, periodista y articulista de El Diario se configura por una selección de artículos políticos, poemas y prólogos escritos por Unamuno entre 1931 y 1935, y a modo de estudio preliminar contextualiza la obra unamuniana tardía. En realidad el volumen, tras la disección de Fernández, plasma dos grandes bloques de la escritura del pensador vasco.
Edición Colección Cantabria 4 estaciones / 66. Editorial Universidad de Cantabria. 'Las sirenas y el inquisidor'. Miguel de Unamuno y Jugo. Estudio preliminar de Juan Luis Fernández. 186 páginas. 8 euros.
Contenido en esencia Selección de artículos políticos, poemas y prólogos escritos por Unamuno entre 1931 y 1935, y estudio contextualizando la obra unamuniana tardía.
El autor Periodista por la Complutense, doctor en Historia por la UC y licenciado en Filosofía por la UNED. Articulista de El Diario desde 2013.
El primero, precisamente al cumplirse el 90 aniversario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, publica de nuevo el 'Cuaderno de La Magdalena', conjunto de poemas que escribió en la entonces Universidad Internacional de Verano en agosto de 1934, cuando vino a Santander para impartir unas lecciones sobre su drama 'El Hermano Juan' o 'El Mundo es teatro' un mes antes de su jubilación oficial. Hay en los versos alguna reflexión política, sobre la Reina Victoria y el liberalismo, «pero sobre todo existencial, ya que ese mismo año Unamuno había enviudado, y el año anterior había fallecido su hija primogénita, Salomé».
En el segundo bloque se recogen varios textos en prosa que datan de los años 1931 a 1935, y varios de los cuales guardan relación con Cantabria. Es el caso de algunos de sus muchos artículos en la prensa diaria, «con análisis sobre España, la catolicidad, la República e incluso una versión madura de su filosofía de la historia, que él llamó 'filosofía social barata' autoparodiándose». Asimismo, el libro recoge sus prólogos a la reedición de la novela 'Amor y Pedagogía'; al citado drama 'El hermano Juan', que profundiza en el tema de Don Juan y el sentido del amor; y al libro de Manuel Llano 'Retablo Infantil', «donde Unamuno hace alguna revelación sobre el regionalismo de Pereda».
Pero cuál es el objetivo y la seña de identidad que subyace en este estudio: «He buscado una aproximación nueva al sentir y pensar de Unamuno en sus últimos años de vida, que coinciden con la experiencia de la Segunda República, un régimen en cuya instauración él tuvo una importante responsabilidad intelectual». El estudio preliminar (uno de los sellos de 4 Estaciones) posee tres objetivos, explica Juan Luis Fernández: Primero, exponer la situación vital de Unamuno en esos años, y fijar sus problemas filosóficos cotejándolos con los de las dos generaciones posteriores, la de Ortega y Gasset y la de Zambrano. Segundo, mostrar su pensamiento político y de teoría de la historia de España, ante la complicada evolución de la República. Y tercero, explicar cómo, al valorar su propia obra o la de otros,
El libro, desde otra visión, supone una doble reivindicación de Unamuno desde Cantabria: Como pensador. Y como articulista de prensa diaria, con análisis políticos de una mirada muy superior a la de casi todos sus coetáneos, como el paso del tiempo revela. «Las sirenas son las ideas liberales. Y el inquisidor evoca el intento fallido de asegurar una unión política mediante una forzada unión espiritual».
A juicio del autor, «Unamuno se sintió inspirado por los paisajes cántabros, por La Magdalena, por la escultura del inquisidor Corro en San Vicente de la Barquera, y por el lenguaje recuperado por Manuel Llano en aquellos valles del Nansa que el rector salmantino había visitado antes de su exilio, a invitación de José María de Cossío en Tudanca».
No obstante, el propio Juan Luis Fernández matiza sus pretensiones y la dimensión que transparenta su propio estudio: «No es una visión de erudito unamuniano ni de anecdotario, sino la revisión de unos años esenciales para la vida y pensamiento del primer gran filósofo internacional español contemporáneo, y para el destino de la propia España». Constituye, en su opinión, también un modesto guiño, desde la Editorial de la UC, a la efeméride de la UIMP, «ya que Unamuno no solo estuvo en sus cursos y escribió aquí poemas y artículos, sino que incluso fue vocal del primer Patronato cuando se creó».
Juan Luis Fernández publicó hace apenas dos años su primera monografía, 'El arsenal de Clío', sobre el problema de la escritura de la historia. Y en 2016 publicó un capítulo en el libro colectivo 'Acceleration of History en Estados Unidos'.
El articulista habitual de El Diario desde hace casi una década, en cuyas páginas aborda el análisis de las principales tendencias económicas y sociales que afectan a la comunidad, recuerda ante esta inmersión reivindicativa del mundo unamuniano que el tramo final de la vida del filósofo bilbaíno vino marcado por la pérdida de seres muy queridos (esposa, hija primogénita, hermanos) y por el deterioro de la experiencia de la Segunda República española, que desemboca en 1936 en la guerra civil.
Estos dos dolorosos procesos, el personal y el sociológico, se reflejan «en el trabajo de análisis político de Unamuno, a través de artículos periodísticos, en su expresión poética y en sus reflexiones filosóficas acerca de su propia obra o la de otros».
Así, junto al sentimiento del amor y de la nostalgia, Unamuno «examina la constitución interna de España, elabora una teoría de la historia, explora el sentido profundo de la catolicidad y de la revolución, y trata de renovar el liberalismo clásico, con un significado nacional-liberal español e hispanizante». Frente a la creciente polarización ideológica dentro de la República, Unamuno apuesta por la 'alterutralidad': «El estar en el medio sosteniendo los extremos, impidiendo que una España considere a la otra la anti-España».
Al mismo tiempo, la meditación sobre el mito de Don Juan en su drama de 1934 llevó a Unamuno, que leyó y comentó esta obra en Santander, a una «reelaboración final de su filosofía de la existencia como irepresentación'».
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