Secciones
Servicios
Destacamos
Aunque cambie la historia, el recipiente, el objetivo sigue siendo siempre el mismo: ahondar en los misterios y claroscuros de la naturaleza humana. Así encara la periodista y escritora Julia Navarro (Madrid, 1953), una de las autoras más leídas del nuestro país, cada uno de ... sus proyectos literarios. Así ha sido también en el caso de 'De ninguna parte', su nueva novela, una historia coral a través de la cual retrata la complejidad del mundo globalizado, analiza el fenómeno de la identidad, traza una foto del momento histórico que atraviesa Europa y crítica que en pleno siglo XXI se hayan dado en el viejo continente dramas como la crisis de los refugiados. La escritora presentará su nuevo título este martes a las 19.30 horas en el Ateneo de Santander, en el marco de la programación del Aula de Cultura de El Diario Montañés.
-'De ninguna parte' es un relato sobre la complejidad del mundo moderno y su impacto en la vida de las personas. ¿Cómo surgió un relato tan intrincado?
-Es una novela en la que planteo algunos de los problemas de la sociedad actual. Uno de ellos es el del desarraigo. En las últimas décadas las guerras, la violencia, la miseria... han provocado que millones de personas hayan tenido que dejar sus casas y venir a Europa en busca de un futuro mejor. Lo hemos visto con la crisis de los refugiados sirios, con las guerras de Libia e Irak, ahora con Afganistán... El libro plantea una reflexión sobre cómo es la vida de estas personas, que cambian de país, de idioma, de códigos de conducta y de valores, y también sobre las dificultades que encuentran en ese camino.
-Ahonda usted en una situación muy compleja, en la que confluyen muchos factores.
-Sí, porque también planteo los problemas que experimentan las sociedades que los acogen, el desencuentro que a veces se produce entre los que llegan y los que están.
Fecha y lugar En Ateneo, el martes a las 19.30 horas, impulsada por el Aula de Cultura de El Diario Montañés.
Título 'De ninguna parte', una reflexión sobre la sociedad globalizada, las migraciones, los extremismos y la identidad.
Protagonista La periodista y escritora Julia Navarro (Madrid, 1953), una de las autoras más leídas de España.
-Todo un choque de civilizaciones, la esencia de la Historia...
-En ese sentido también analizo un tema como el auge del integrismo de raíz islámica. La novela habla de un joven que vive en un campo de refugiados del sur de Líbano y sueña con ser ingeniero, pero que acaba convirtiéndose en terrorista. Lo que hago es acompañarle en ese viaje, que comienza siendo un crío lleno de sueños, como pasa con cualquier niño, pero al que las circunstancias van transformando poco a poco, convirtiéndose en carne de cañón para la manipulación y terminando como parte de una red de terroristas.
-Esa es una realidad que Europa tiene bastante reciente, porque en los últimos años ha habido muchos atentados de este tipo.
-Han sido abundantes, sí. Madrid, Barcelona, París, Londres, Bruselas, Berlín... Hay que preguntarse por qué, qué está pasando para que todo eso suceda.
-De fondo late otro tema conflictivo, como es el de la identidad.
-Efectivamente, porque lo que provoca el fenómeno de la inmigración es que muchas de esas personas, sobre todo las segundas y terceras generaciones, terminan por no sentirse de ninguna parte. Los miembros de la primera generación saben muy bien quiénes son y de dónde vienen, pero sus hijos, cuando nacen aquí, viven a caballo entre dos mundos sin sentirse de ninguno.
-¿Plantea su novela con un fondo de crítica social?
-Yo escribo porque me interesa ahondar en la condición humana. A mí me interesan los 'por qué', saber por qué suceden las cosas, por qué el ser humano se comporta de una determinada manera. Ese es el trasfondo de todas mis obras. Tengo no solamente una enorme curiosidad, sino una pulsión por intentar entender lo que hay y lo que sucede a mi alrededor. En ese sentido 'De ninguna parte' es un viaje a todas esas zonas llenas de claroscuros que todos los seres humanos tenemos dentro.
-Y lo hace a través de un mosaico de personas y situaciones impresionante.
-En esta novela hay emigrantes, periodistas, espías, informáticos... Y todos tienen sus luces y sus sombras. No es una historia de buenos y malos, sino en la que planeo un retrato de la sociedad en la que nos ha tocado vivir.
-En el que Europa juega un papel esencial, aunque también muy crítico.
-Creo que Europa no está sabiendo dar una respuesta adecuada al problema de la migración. Me parece vergonzoso que haya campos de refugiados en suelo europeo, nada menos que en la estilizada Europa... A veces nos parece que esa es una realidad muy lejana, que los europeos no hacemos esas cosas. Pues resulta que sí que las hacemos. La crisis de Siria fue un ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. No puede haber miles de personas deambulando por las carreteras de los países europeos, ni que cuando llegaban a una frontera no les dejaban pasar. Son imágenes que tendrían que hacer que se nos cayera a todos la cara de vergüenza.
-Desde esa perspectiva, ¿cómo ve actualmente el proyecto comunitario europeo?
-Europa vive una situación absolutamente contradictoria y un poco hipócrita. Por un lado cierras sus fronteras y pone todo tipo de dificultades a los inmigrantes, y por otra parte suceden situaciones como la propuesta en la Comisión Europea, que no prosperó, de no celebrar las Navidades para no molestar a los ciudadanos de otras culturas. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra?
-¿Se ha olvidado Europa de sus orígenes y de su esencia?
-La Europa humanista es hija de la tradición judeocristiana, de Roma y de Grecia, y no tiene por qué renunciar a esas raíces. Lo que tiene que hacer es aplicar ese humanismo en todas las vertientes de la política y de la vida.
-¿No hay hoy en día en Europa otro integrismo de carácter identitario, con los nacionalismo o los ideológicos por ejemplo, que están polarizando de una forma atroz la sociedad?
-En Europa hay un auge de los nacionalismos que es absolutamente preocupante, y que en parte viene de la crisis del 2008, que puso en jaque a la clase media y dejó a miles de personas sin un proyecto de vida. Ese fue el caldo de cultivo para que las opciones políticas nacionalistas y xenófobas hayan crecido.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.