El Festival Internacional de Santander protege a su público del covid

El aforo de la sala, tal y como decreta la normativa, no permite más de 700 personas por función. Y los asientos están distribuidos de forma que se respete esa distancia de seguridad de metro y medio también obligada. El público, por su parte, sólo estará obligado a acceder con mascarilla cuyo uso es obligado durante todo el tiempo que permanezcan en el interior del edificio, incluida la función.

La primera novedad está en que este año se podrá acceder al Palacio una hora antes del espectáculo y, para evitar que se aglomere la gente en la puerta principal del Palacio, las entradas se entregarán en el interior del vestíbulo. Habrá dos filas, una para las localidades pares y otra para las impares y habrá que guardar la distancia de seguridad. Una vez en el interior, donde se dispondrá de gel hidroalcohólico, para evitar corrillos, el público deberá dirigirse a su butaca y permanecer en ella hasta la salida.

Los baños permanecerán abiertos a la entrada y a la salida y también con aforo limitado. El personal de limpieza del FIS se ocupará de que estén desinfectados cada vez que se utilicen. También la sala será desinfectada y precintada antes de cada función.

Una vez en ella, el público, y esta es otra de las novedades, se encontrará con unas lonas que hacen visibles las butacas en las que no se puede sentar. Son fácilmente identificables, pero el personal de sala atenderá a posibles despistados.

Una vez comenzada la función, las personas que deseen abandonar la sala ya no podrán volver a acceder a ella.

En la evacuación tras la finalización del espectáculo también habrá cambios este año para garantizar la seguridad de los espectadores. Se hará de forma escalonada y por filas, por lo que es importantísimo seguir las indicaciones del personal que señalará cuando y cómo se podrá abandonar la butaca.

Todo este protocolo que ayer se ensayó en la sala Argenta se lleva preparando desde hace meses tal y como explicó Valentina Granados. «Llevar el control de las entradas al vestíbulo evitará aglomeraciones en el acceso. Esto permitirá que haya un espacio más abierto. Confiamos en que el público acuda poco a poco y le pedimos que evite los corrillos que se suelen congregar en la entrada».

La directora del FIS reconoce que la salida es más complicada porque el público está acostumbrado a abandonar la sala al mismo tiempo y por ello solicita que se escuche atentamente al personal. «Llevan tiempo trabajando en el Festival por lo que conocen a la sala y muchos a los espectadores. Estamos seguros que lo van a hacer muy bien», señala.

Las medidas de seguridad también se han fijado en los camerinos para la seguridad de los artistas.