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«Siempre la tengo en mente porque creo que aún quedan muchas cosas que pintar de ella y sacar colores que aún nadie ha logrado captar y que la hacen tan bonita». Así se expresaba esta pasada primavera Gloria Torner al volver a evocar su ... bahía. La pintora, que cumplía 90 años, mantiene ese entusiasmo creativo del espíritu libre y su fe en el trazo, en lo cromático, en la composición que atrape un enésimo gesto de luz y de espacio cuya plasmación siempre lleva su sello. Ese vínculo entre la mirada interior y la exterior, el paisaje íntimo y el compartido, entre la querencia por detalles, objetos y lo más cercano que nos define, permanece en la obra de la pintora. La joven Gloria Torner y la de 2024 se funden en idéntica pasión por el significado de la pintura. Ahora bajo el epígrafe de 'Las flores del jardín' la artista regresa con una serie de obras que no solo certifican esta coherencia y fidelidad al entorno, sino la complicidad expositiva con el espacio que la da cabida en esta cita: Tabacalera y el jardín vertical interior más grande de Europa. El próximo jueves, día 18, se presenta la exposición de verano dentro de la temporada del Centro Cívico. La pintora Gloria Torner protagoniza esta muestra compuesta por cerca de una veintena de obras en las que se revisa la presencia de las flores en su pintura en convivencia con el entorno. En el universo de Torner, la bahía es su ecosistema constante, «estrellas, caracolas, manzanas…», pero en esta ocasión destaca la presencia de las flores como elemento que vertebra estas obras que abarcan una época reciente realizadas desde el año 2010 hasta la actualidad.
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Con esta exposición se celebran cuatro años de actividad expositiva en el Centro Cívico Tabacalera que abría sus puertas precisamente en plena pandemia en 2020.
La propia Torner sobre su exposición confiesa que ha recogido para este jardín vertical las flores de sus últimas pinturas. «Es un tema que siempre ha estado presente, desde mis primeras bahías de los años 70». Flores en primer plano, posadas en la arena o que miran desde la ventana, en un jarrón o en copa de cristal. Lo entendió muy bien el poeta José Hierro en su 'Fábula para Gloria Torner': «Siempre la bahía, aunque lo que veamos sea una naturaleza muerta, unas flores. Porque unos cacharros o unas frutas están impregnados de la mágica luz de la bahía. Estas flores, asomadas a la ventana, están viendo salir bergantines y pataches con velas desplegadas».
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