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PILAR G. RUIZ
Santander.
Jueves, 22 de diciembre 2022, 01:00
Los números suelen ir asociados a conceptos de éxito o fracaso. Entre las cifras que aparecen asociadas a Eloy Moreno (Castellón, 1976) aparecen 2009, cuando terminó su primera novela, 'El bolígrafo de gel verde'; 2011 cuando tras la autoedición, se puso a la venta a ... nivel nacional; 250.000, los libros que lleva vendidos de aquel trabajo iniciático, o 50, las ediciones a las que ha llegado 'Invisible' desde que se publicó hace cuatro años. El autor firmó ejemplares de su última novela, 'Cuando era divertido', en la Librería Gil.
-¿Qué tal lleva este tour?
-Bien; al final es muy bonito porque en todos los sitios te encuentras con muchos lectores.
-¿Recuerda la sensación de las primeras veces?
-Claro. Además al principio nunca sabías si iba a haber alguien siquiera. Han pasado muchos años y muchos libros y ahora es muy distinto.
-Celebra que en apenas tres semanas ya está en la calle la segunda edición de 'Cuando era divertido'
-Sí, sí (ríe). La verdad es que estoy muy contento. Es el libro que más rápido ha ido con el boca- oreja y tenemos muchísimas opiniones a través de internet en tres semanas. Ha sido uno de los mejores arranques.
-Hablando de internet, tiene una importante comunidad virtual. ¿Le da importancia?
-Siempre digo que nací con las redes. Recuerdo que la única que había era Facebook, y era la forma de decir dónde iba a estar en cada momento. Ahora me permite, aparte de eso, de llegar de forma muy rápida a los lectores, hablar con ellos. Igual tengo cien o doscientas opiniones cada día. Es increíble. Hay una gran conexión.
-En la estructura formal hay páginas con apenas tres líneas. ¿Es parte de su estilo?
-En todos mis libros intento hacer capítulos cortos y con pocas palabras decir mucho. Quizá porque siempre estaba escribiendo en blogs, donde siempre estaba limitado en muchos aspectos. Decir lo máximo con lo menos posible, que creo que impacta mucho al lector.
-¿Es un ejercicio más complejo?
-Sí, porque si tienes folios infinitos puedes recrearte, pero sabiendo que tengo que decirlo con menos palabras, hay que buscar siempre la expresión adecuada.
-Adecuada es la palabra que utiliza para decir que este libro no lo es para todos los públicos. ¿Es una provocación?
-Tiene un sentido. Yo no soy quien para limitar una edad determinada, pero es cierto que muchas de mis novelas, como 'Invisible', se leen en los colegios y no quería que alguien de trece años la leyera, porque no es adecuada, ni la continuación de lo anterior.
-La novela habla de relaciones, de romanticismo, de sensualidad, pero también de sexualidad.
-Claro. De hecho, en el resto de mis novelas no había hablado de temas sexuales, pero en esta tenía un sentido, porque se habla de una pareja en la que acaba el amor y empieza en otra. Dejan de ser compañeros de vida, se convierten en compañeros de piso y surge un nuevo amor.
-De hecho, aparece esa única palabra en una de las páginas: sexo
-Sí, eso te da una idea de lo que va a pasar.
-O de lo que no...
-O de lo que no. El otro día decían que lo más incómodo del sexo es hablar de él cuando no lo tienes y es verdad.
-Dice que pueden aparecer fantasmas al leer este libro, ¿asumir esa realidad es más complicado que vivirla?
-Sí, porque muchas veces, muchas parejas se comparan con el resto y piensan: no estamos tan mal. Pero hay algo ahí, ese fantasma, que no quieres asumir que existe, hasta que te das cuenta de que no es así. Toda la novela está basada en historias reales. ¿Quién no conoce a alguien así? Son cosas ordinarias. Todos mis libros parten de historias cotidianas y lo que hago es contar lo que nadie quiere ver.
-¿Cree que le llegarán muchos avisos de divorcios tras este libro?
-(Ríe) O al contrario. Muchas parejas han visto a lo que no quieren llegar, que es una buena reflexión. El libro no va a hacer nada, solo ayuda a ver dónde estás.
Las firmas de libros, como tal, han desaparecido del panorama promocional literario. Por eso, el caso de Eloy Moreno es una excepción. La Plaza de Pombo ofrecía una curiosa estampa la tarde que el escritor visitaba Santander. Una larga cola cruzaba el espacio, llegando a las escaleras que dan a la calle Ataúlfo Argenta. En orden, expectantes, cientos de personas aguardan en la fila, muchos de ellos con el último libro de Moreno, 'Cuando era divertido', entre manos. Pero también con trabajos anteriores, No es un caso aislado el de la capital cántabra; ante la previsible afluencia, la Librería Gil adelantó antes de la cita: «Solo tres libros por persona».
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