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De entre todas las imágenes que ha captado a lo largo de su vida José Luis Araúna (Santander, 1930) hay una que recuerda con especial cariño. En ella una monja huye despavorida de una gran ola en la avenida García Lago durante uno de esos ... temporales tan habituales en el invierno santanderino. La imagen, que fue captada en el año 1973 y que le provoca la risa a este fotoreportero nonagenario «porque vi como llegaba un coche, como se bajaban de él tres monjas y porque pensé ojalá ahora llegue una gran ola y ya tendría la foto», forma parte de la exposición 'Foto Araúna' que hoy se inaugura en la sala Ángel de la Hoz del Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS) y que reúne algunos de los trabajos de José Luis Araúna y de su padre Joaquín, fotógrafos de prensa y de fotografía médica y protagonistas ambos, con su trabajo, de una gran parte de la historia de esta ciudad.
Joaquín Araúna (Santander 1903-1965) fue, según asegura su hijo, «el mejor fotógrafo de prensa del momento» y muchos de los trabajos que se pueden ver en esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 23 de mayo -como las del incendio de Santander de 1941- dan fe de esa profesionalidad, de su curiosidad, de su voluntad testimonial, de un oficio, en definitiva, que supo inculcar a su hijo José Luis y que ayer presentaba la muestra que une el trabajo de ambos con alegría y orgullo.
Antes de ellos José Araúna Gómez (1864- 1960), tío de Joaquín, colaboró ya como fotógrafo amateur en revistas ilustradas de ámbito nacional.
La exposición recoge en total 50 fotografías del fondo de los Araúna, una colección que se compone de más de 5.000 imágenes que hace tiempo que la familia decidió donar al CDIS para su conservación, custodia y para que el público pueda disfrutar de ella. Un acto de generosidad como destacaron ayer la alcaldesa de Santander, Gema Igual, y el concejal de Cultura, Javier Ceruti, durante la presentación de la muestra y del libro catálogo que se ha editado de forma paralela y que han coordinado Daniel Rubio Araúna (nieto y bisnieto de los protagonistas) y Manuela Alonso, directora del CDIS.
La alcaldesa Gema Igual recordó cómo conoció a José Luis Araúna. Fue en el año 2014 cuando donó al CDIS las fotografías del incendio de Santander que captó su padre, incorporando posteriormente al fondo en 2016 y 2017 el resto del material, hasta sumar las cerca de 5.000 imágenes que componen la colección y custodia el centro. Por ello, la alcaldesa quiso destacar la «implicación con la ciudad» de la familia, la gran profesionalidad de los trabajos y la afable y entrañable personalidad de José Luis, que conserva una excelente memoria «y es quien mejor puede desentrañar todos los aspectos de esta gran colección», según indicó. Ceruti, por su parte, también hizo hincapié en que esta muestra representa «la historia con mayúsculas, no solo porque revela hechos importantes que han sucedido, sino porque permite volver a recrear momentos que se hubiesen perdido». Y durante su intervención agradeció tanto a la familia Araúna como al equipo del CDIS el gran trabajo desarrollado «para que este legado pueda llegar a todos los ciudadanos de la mejor forma posible».
Y sí cada foto de las que se muestran o aparecen en esa publicación tiene una historia: las apariciones de San Sebastián de Garabandal, visitas oficiales a la ciudad de Franco o de los reyes eméritos cuando eran príncipes de Asturias o las primeras manifestaciones democráticas que se mezclan con imágenes cotidianas de la ciudad, del tráfico, de las playas abarrotadas en el verano, José Luis Araúna también tiene una gran historia ligada a una cámara y a un oficio del que le gustaba «todo», «hasta el cuarto oscuro». Un oficio que, como su padre, también está ligado a la consolidación del Hospital Valdecilla como centro sanitario de referencia del país, y que le permitió ser testigo de primera mano de los acontecimientos más importantes de la ciudad en la que ha vivido.
Su nieto Daniel Rubio Araúna, que además de coordinar la publicación es autor del diseño, recordó las historias de cada imagen que le contaba su abuelo: «esos pies de foto sobre calles que ya no existen, profesiones desaparecidas, la época histórica de claroscuros con el franquismo, un tiempo pasado que es importante recuperar para que no se olvide».
Daniel Rubio Araúna puso en valor el oficio de fotógrafo de prensa y explicó que las páginas del libro que se entregará gratuitamente a los visitantes de la exposición «son de papel poroso como si fuesen las de un periódico». «En mi casa había un laboratorio, todo el instrumental, la cámara con la que se realizaron las fotos del incendio... y este trabajo de coordinación en colaboración con el equipo del CDIS me ha servido para revivir ese aprendizaje», añadió.
A Joaquín Araúna, «el mejor reportero gráfico de su época», no le gustaba que le retratasen y apenas hay fotos suyas, tal y como recordaba ayer a su hijo. A él, en cambio, lo que no le gustaba tanto era el proceso del revelado un trabajo que su padre le enseñó bien pronto. «Pero he disfrutado mucho con mi oficio de fotógrafo», concluyó melancólico.
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