Secciones
Servicios
Destacamos
Hace más de seis años se incorporó al laboratorio destinado a encauzar el programa del nuevo centro de arte santanderino. Benjamin Weil (París, 1962), director artístico del edificio concebido por Renzo Piano, dejó atrás la dirección de actividades del Centro LABoral de Gijón. Formado en ... París y Venecia, cofundó y dirigió en Nueva York el primer estudio de producción web para el encargo de obras de net art, para lo que colaboró con instituciones como el MoMA. Pasó después a dirigir el Departamento de Nuevos Media del Institute of Contemporary Arts de Londres, un cargo similar al que desempeñó en 2000 en el Museo de Arte Moderno de San Francisco. Del tiempo insólito de la pandemia, sale convencido de que es el momento de buscar nuevas formas de pensar herramientas destinadas a compartir con varios tipos de público «para que se sienten a gusto cuando se acercan al arte».
-¿Cómo afrontó el confinamiento y qué sensaciones extrae de este tiempo insólito?
-Ha sido un momento intenso de reflexión y de investigación. En mi casa tengo una librería con libros de arte acumulados a lo largo de mi vida. ¡Es como un museo imaginario! Su consulta ha sido providencial para pensar en futuras exposiciones y proyectos. He leído online sobre la pandemia y lo que podemos aprender de sus consecuencias; perspectivas y análisis del estado del mundo de la mano de filósofos y pensadores como Bruno Latour, o Philippe Descola - un antropólogo que de una cierta manera plantea un nuevo enfoque a la noción de animismo. También escritos del arquitecto suizo Philippe Rahm, que reflexiona sobre cómo las pandemias afectan al plan urbano y la gestión del espacio público en las grandes ciudades. Pero, sin duda, el reto más importante ha sido la vida laboral a través de la pantalla.
EMERGER DE LA CRISIS
RESPUESTA DE LA GENTE
EL ARTE TRAS LA PANDEMIA
-¿Cree que la pandemia ha certificado nuestra fragilidad, pero tratamos de algún modo de subordinar la vulnerabilidad?
-Si me refiero a mi propia experiencia, diría que lo más importante es aprender a vivir sin certidumbres, y entender que la reacción de cada uno puede ser muy distinta. Tengo amigos que no pueden ni imaginar coger un tren, un autobús o un avión... mientras otros lo que quieren es viajar, ir al cine, al teatro, a conciertos, sin importar que tengan que llevar mascarilla! Quizá somos ahora más conscientes de la importancia de mantener un buen nivel de salud, y seguir viviendo, mientras respetamos la vulnerabilidad de las personas que podrían arriesgar su vida si se ponen enfermas. Hay que aprovechar cada momento al máximo. Para mí, volver a ver exposiciones ha sido algo esencial.
-El Centro Botín fue uno de los primeros espacios en reabrir sus puertas. ¿Cómo valora la respuesta de público en estos meses?
-Inmediatamente después de la reapertura, hemos visto al público volver a ver arte, lo que demuestra su importancia. También hemos visto que muchos visitantes han vuelto, de manera regular, a entrar sin prisas a la exposición de Anri Sala, a disfrutar de las visitas en 10 minutos u otras actividades que hemos ofrecido. También han venido al cine de verano. Pienso que los cántabros han interiorizado más que antes el Centro Botín, incluyendo una visita a las exposiciones como parte de su rutina. De verificarse todas estas sensaciones, sería algo muy positivo. Pienso que el museo es un sitio quizás aún más importante ahora: un lugar para pensar, reflexionar sobre el mundo, cambiar nuestra mirada o relativizar la importancia de las cosas. Los artistas nos proponen una mirada distinta, que nos debe hacer pensar que no hay una única manera de entender el mundo que nos rodea. Es otro tipo de viaje, quizás: no hay que salir de la ciudad, basta con entrar en la sala de exposiciones.
-La pandemia ha trastocado lógicamente el calendario expositivo y ha obligado a mirar hacia dentro. ¿Qué criterios y decisiones se han adoptado a la hora de afrontar la temporada de 2021?
-Cuando hemos tenido que reflexionar sobre cómo enfrentar una situación con tantas incertidumbres, hemos pensado que lo mejor sería aplazar las exposiciones complejas que necesitarían muchos viajes de personas tanto como de obras. Fue en ese momento en el que empecé a pensar en 'Arte y arquitectura: un dialogo', que es una exposición de obras de la colección. Esta muestra va a ser una oportunidad única de reflexionar sobre la relación que los artistas mantienen con la arquitectura, el lugar que alberga su trabajo. Es interesante pensar cómo, a lo largo de los siglos, los artistas han colaborado con arquitectos para decorar los edificios, y en cómo ha ido evolucionando esta relación. Esta exposición también funciona, de una cierta manera, como una continuación lógica de 'Calder Stories': muchos de los proyectos en esta muestra resultaban de colaboraciones con arquitectos; y la relación tan estrecha que tiene Renzo Piano con la obra de Calder formaba parte de la dinámica de la exposición y por eso lo habíamos invitado a diseñar la escenografía. En 2021 planteamos un programa de exposiciones que incluirá lo que estaba previsto desde hace tiempo -se requiere tiempo para preparar exposiciones ambiciosas -, y algunas exposiciones que hubieran tenido lugar este años si la pandemia no nos hubiera obligado a retrasarlas. Muy pronto lo comunicaremos.
-¿Y esa ecuación arte, arquitectura y ciudad?
-La arquitectura es lo más visible en la ciudad, pero resulta que a veces nos interesa más el arte que contiene. Un ejemplo evidente es la Capilla Sixtina: todos la conocemos por sus frescos de Miguel Ángel, no interesa tanto el edificio por sí mismo. Más cerca de nuestro tiempo, hay artistas como Sol LeWitt que han tenido interés en un dialogo fructífero con el espacio expositivo, considerado como parte integral de su trabajo. Tanto Carsten Höller como Creed y Sala han pensado sus exposiciones en relación con las características de las galerías del Centro Botín, y han trabajado con ellas de manera muy dinámica. Julie Mehretu también ha aprovechado la enorme cantidad de luz natural para presentar sus pinturas sin luz artificial. De esas observaciones surgió el principio de esta exposición.
-¿Será obligado renunciar a producciones internacionales y generar proyectos más cercanos?
-La pandemia ha afectado a nuestra manera de trabajar. También al movimiento de personas. Vamos probablemente a tener un público más local, como ha sido el caso en el curso de los últimos meses. Para el Centro Botín esta consecuencia no es un problema, ya que siempre hemos tenido un público y una misión mucho más local. Dicho esto, creo que ahora más que nunca necesitamos otros puntos de vista. ¡No es momento de acurrucarse, sino todo lo contrario!
-¿Cómo cree que va a cambiar el sistema del arte, en general, y el de los centros de arte y museos, en particular, a partir de ahora?
-Quizás más que nunca va a importar el nivel de confort de los visitantes. No solo en lo físico -es decir, transmitir al público que el museo es un espacio seguro-, sino también a nivel conceptual. Es un buen momento para pensar en cómo los museos pueden ser más cercanos, que la gente no se sienta extraña en el entorno del arte. Eso implica probablemente una presencia online, herramientas para preparar la visita.... pero también dar la sensación de que, el espacio del museo, es parte de lo cotidiano. Me gusta la idea de una exposición como un paisaje en la que se puede pasear. Es un paisaje que requiere más atención, pero al final, es precisamente esa atención la que nos permite luego mirar a la ciudad de otra manera, considerar el mundo que nos rodea desde otra perspectiva.
-¿Cómo cree que reaccionará el artista ante ese tiempo inédito? ¿Augura nuevos lenguajes, innovación, imaginación...?
-Hay artistas que han aprovechado el tiempo del confinamiento para trabajar sin interrupción y producir obras magnificas. Los artistas son como el resto de la humanidad. Unos tendrán reacciones negativas mientras otros verán este tiempo tan raro como una oportunidad. Vamos a ver como siempre obras que nos revelarán nuevas miradas y oportunidades para pensar el mundo de otra manera.
-¿La cultura puede y debe ser la referencia de la sociedad que aflore de la postpandemia?
-¡Sin ninguna duda! Todas las formas de arte nos permiten pensar, mirar al mundo de otra manera, sonreír, tener nueva energía, sentirse más ligero, aceptar la incertidumbre... Además, me parece esencial compartir la experiencia de las artes en el mismo espacio-tiempo: estar juntos es importante. No se puede disfrutar de la producción cultural solo a través de las pantallas.
-La cultura ha demostrado ser segura. ¿Es el momento de despojar de adornos y potenciar lo educativo del arte?
-Creo que la cultura es una parte integral de la educación. Hay maneras más o menos didácticas de despertar la curiosidad, de fomentar una mirada más aguda sobre el mundo. Quizás sea importante ahora buscar nuevas formas de pensar las herramientas que podemos compartir con varios tipos de público para que se sienten a gusto cuando se acercan al arte, para disfrutar, pero también para crecer.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.