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«Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte». La sentencia de Konrad Adenauer preside la muestra colectiva que completa la temporada expositiva del Castillo de Argüeso. Arte y Cantabria unidos e interrelacionados a través de un cruce de lenguajes ... de cinco creadores que se han curtido tanto en el plano individual como colectivo durante los últimos años. «Buscando formas para profundizar y afianzar en la política cultural de descentralización, y a la vez poner en valor nuestro patrimonio local» se pone en marcha este fin de semana la tercera de las propuestas expositivas, que «permite afianzar la colaboración entre diferentes instituciones de nuestra comarca».
Bajo el epígrafe de 'Horizontes abiertos' el Castillo de Argüeso cierra su temporada con la colaboración de la Consejería de Cultura y del Ayuntamiento de Campoo de Suso. Esta cita, que se podrá visitar hasta final de año, cuenta como el resto de las temporadas que se han sucedido en estos años con la coordinación general de Gloria Bermejo. De septiembre a diciembre, Néstor del Barrio (1994), Alfonso Guazo (1975), Viky Kylander (1971), José Luis Mazarío (1963) y Gloria Pereda (1964) mostrarán sus obras fundidas en esta convocatoria colectiva de 'Horizontes abiertos' con la pintura como máxima expresión.
Horizontes abiertos. Colectiva con la colaboración de la Consejería de Cultura y el Ayuntamiento de Campoo de Suso. Castillo de Argüeso hasta final de año. Coordinación general: Gloria Bermejo.
Artistas Néstor del Barrio, Alfonso Guazo, Viky Kylander, José Luis Mazarío y Gloria Pereda.
El próximo sábado, a las seis de la tarde, se inaugura esta cita que se fundamenta en una premisa señalizada por el paso del tiempo: «En los últimos veinte años se ha producido un lento desplazamiento del paisaje hacia el centro de la creación actual, se ha convertido en un asunto de máxima vigencia artística. Interesan las complejidades derivadas del paisaje como representación y como narración, así como la experiencia de la naturaleza y la memoria del territorio». El artista Álvaro Trugeda, tras viajes y residencias en otros lugares y culturas, abrió al final de la primavera la nueva temporada expositiva del Castillo.
El programa de Argüeso prosiguió este verano con la muestra de la Colección Los Bragales de Jaime Sordo. En este caso una colectiva integrada por una selección de fondos de artistas de Cantabria. Y ahora, 'Horizontes abiertos' se suma ala temporada con el paisaje como elemento vertebrador, dado que «se revela, más que nunca, cultura, y constituye un extenso territorio de debate, estético y ético».
El escritor y crítico Gabriel Rodríguez reflexiona sobre los entresijos que configuran la esencia de esta apuesta desde una pregunta: «El horizonte es el límite que marca la frontera de lo visible o de lo sensible. ¿Qué ocurre cuando el horizonte se abre, se rompe?».
En su opinión, el arte contemporáneo tiene vocación de «instalarse en las atalayas que se yerguen en la frontera, habitar ese lugar desde el que se puede observar o señalar lo que está más allá del límite de lo conocido».
Gloria Bermejo, cuya amplia experiencia de comisariado y organización en el ámbito artístico de la comunidad se certifica en esta colectiva, ha reunido una mezcla de creadores con lenguajes ya asentados, personalidad visual y presencia notoria en los espacios de la región y en proyectos celebrados fuera de Cantabria. Coincide además, en el caso de Kylander y Mazarío que esta colectiva sirve de complemento a sendas comparecencia individuales de ambos creadores: La artista sueca afincada en Santander expondrá desde este mes una muestra en la Biblioteca Central, comisariada por Alexandra García, y en el caso de Mazarío su nueva obra se exhibirá antes de final de año en la galería Siboney.
Néstor del Barrio, subraya Gabriel Rodríguez, se centra en la observación atenta, profunda, del horizonte que separa lo real de lo virtual.
Alfonso Guazo se atalaya frente a lo inconmensurable, «frente a la belleza de la parte oscura, frente a lo que escapa a todo intento de medida, por la lejanía desolada o por la complejidad pervertida de la materia cercana».
Vicky Kylander se asoma a una atalaya que se adentra sobre el vacío, sobre un espacio informe que va a llenar por medio de imágenes que conserva, que colecciona, que le han emocionado».Vive la pintura como acción que sirve para cubrir o generar un territorio fuera del lenguaje.
Hay un horizonte cercano que está vinculado a los sentimientos, desde el que José Luis Mazarío se atalaya para reconstruir el paisaje exterior como reflejo del paisaje interior.
Y Gloria Pereda, finalmente, se ha especializado en la construcción de torres de comunicación o de meditación, «de atalayas urdidas con un azul puro, de estructuras ascendentes que relacionan tierra y cielo. El líquido de la pintura fluye como parte del mar o del cielo. Los patrones repetidos son como oraciones profanas».
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