Martín Garzo presenta en el Ateneo su nueva novela 'No hay amor en la muerte'

Bendecido por Dios con un hijo cuando se había resignado ya a la esterilidad, Abraham recibe la orden de sacrificarlo como demostración de fe y devoción. Justo en el momento en que se dispone a obedecer Dios le ordena que no lo haga. La parábola que se ha convertido en un sacrificio fundacional para la religión judía y ejemplo supremo del temor al poder divino, ha proyectado durante siglos sombras inquietantes sobre su naturaleza y sobre las consecuencias en la futura vida de Isaac. Inquietudes que Gustavo Martín Garzo explora en esta narración con un estilo insólito, un fraseo hipnótico. Una novela emocionante que pone en términos humanos las viejas historias bíblicas con una ambición que recuerda por momentos a la de Thomas Mann, tal y como señalan desde su editorial Destino.

El pasado mes de agosto y durante la última intervención del escritor en el ciclo Martes literarios de la UIMP, que patrocina este periódico, Martín Garzo ya adelantó el contenido de esta novela. «Faltaba contar la desde la visión de Isaac esta historia terrible», comentó en un abarrotado Paraninfo de Las Llamas que se llenó para seguir su ponencia. «¿Qué había pensado Isaac al regreso del sacrificio frustrado? ¿Podemos imaginarlo de otra forma que temblando cada noche en su tienda, a la espera de que su padre pudiera recibir un mandato semejante y ya se estuviera preparando para salir de nuevo en dirección al monte con él? ¿Y si esta vez el viaje terminaba en la muerte?» Estas son algunas de las preguntas que el escritor Premio Nacional de Narrativa (1994) y Premio Nadal (1999) intenta responder en esta novela en la que presenta a un Abraham a quien la vejez le está privando de la memoria y le pide a su hijo Isaac que le cuente lo que pasó en el monte Moira, el día del sacrificio, pues él lo ha olvidado. Y cuando su hijo lo hace, los dos ríen al evocar una escena que contemplada desde la distancia les resulta cómica.

«Quiero hablar de algo de lo que no se habla mucho en la literatura, la relación entre un padre y su hijo varón», donde «se plantea un conflicto entre el deber y el amor», adelantó en Santander.

No hay amor en la muerte es, además, un canto a la lealtad con los demás. La de un hijo con su padre, con su hermano Ismael, al que expulsarán del campamento con la hermosa y fantasiosa Agar, y también de la lealtad de las esclavas que le cuidaron y con las que hablará cuando sea un anciano.

La lealtad a los demás

El también autor de El lenguaje de El lenguaje de las Fuentes, Las historias de Marta y Fernando o La puerta de los pájaros, entre otras novelas que ha compaginado con la publicación de ensayos y narrativa infantil se pregunta también en este nuevo libro «¿de qué puede valer el honor, si conduce a la muerte de los más querido?»

«Y hablo del honor de la forma que lo hace Rafael Sánchez Ferlosio para explicar el conflicto de Lord Jim, el protagonista de la novela de Conrad, cómo una relación de lealtad a los demás. De forma que el deshonor no es tanto haberse fallado a uno mismo sino haberles fallado a los otros», señala en el dossier que acompaña la obra.

No es esta la primera vez que Martín Garzo se inspira en la Biblia para una de sus novelas. En El lenguaje de las Fuentes, con la que obtuvo hace más de veinte años el Nacional de Narrativa daba vida o daba a Jesús el carpintero y el mundo simbólico de las Sagradas Escrituras y en 2012 publicó Y que se duerma el mar, un elogio del relato, del mundo simbólico, del mito; en donde se habla del misterio de la vida, del corazón humano, del bien y el mal, y de todo lo que rodea a la Virgen María como fuente de sabiduría y misterio inexplicable.