«Los mayores y los niños estamos en el país en el que peor se les trata»

-Vuelve a Santander y lo hace, como no podía ser de otra forma, para subirse a un escenario. ¿Qué siente?

-Me hace tanta ilusión... Por Dios que no pase nada y podamos volver a Santander a trabajar en ese escenario tan maravilloso, donde he estrenado varias obras. Hace dos años estrené 'Reina Juana' y también he actuado en muchas otras, como 'Hello, Dolly!' y otros grandes montajes con José Carlos Plaza. Es mi casa en Cantabria, le tengo mucho cariño.

-Vuelve pero en tiempos de pandemia. ¿Cómo ha sido ese retorno a la actividad?

-Volver con 'La habitación de María' es algo maravilloso porque solamente la hemos hecho en Donosti con el teatro lleno, pero después, con esto de la pandemia, hay sitios como Valladolid o Palencia donde no hemos podido ir. Ha sido mi vuelta a los escenarios después del confinamiento pero no he dejado de estudiar, porque esta obra es muy difícil.

-¿En qué sentido?

-Estoy sola en escena. En la historia se produce un incendio y la protagonista no puede salir, quizás sea el montaje más costoso que ha hecho Jesús Cimarro esta temporada. Los escenarios y los decorados están construidos con elementos de verdad, como las estanterías y los libros, y se va prendiendo fuego a todo, se caen las paredes... Es impresionante.

-Tenía que ser una obra a la altura de su carrera, ahora que se despide de los escenarios...

-Sí, es un montaje muy ambicioso. Aunque sea un monólogo requiere de diez personas fijas, que tal y como está el panorama es complicado. Esto de la pandemia ha supuesto un contratiempo importante en esta, la obra más importante de mi carrera, porque es con la que me pienso retirar. Por eso le pedí a mi hijo que la escribiera y que la dirigiera José Carlos Plaza, que dijo que sí sin leerla siquiera.

-La pandemia ha afectado a toda la sociedad, pero muy especialmente al mundo de la cultura. ¿Cómo ve su situación?

-Lo veo muy mal. Siempre dicen que estamos pidiendo, pero... ¿qué pedimos nosotros? Lo único que queremos es que la gente vuelva a los teatros, porque que yo sepa nadie se ha contagiado en una función. No entiendo por qué estar encerrados en un teatro o en un cine no se puede hacer y en cambio sí que se pueden hacer espectáculos al aire libre. ¿Por qué se va contra el teatro? ¿Porque se realiza en una sala cerrada donde se cumplen todas normas habidas y por haber? No lo entiendo.

-¿Sienten falta de apoyo en esta situación tan complicada?

-Creo que el problema es que la cultura no interesa mucho. Me he dado cuenta viendo los debates de estos políticos de los que no quiero hablar. Yo soy muy como el presidente de Cantabria, que dice grandes verdades y al que quiero y admiro mucho. Dice que ellos tienen que dar ejemplo y creo que nosotros también.

-Si lo dice usted es algo más que una opinión.

-Soy una persona con la suerte, o el tesón o la fortaleza de representar a mucha gente de la cultura en la función que estoy haciendo, y por eso tengo que hacerla perfecta. Le pido al presidente que me vaya a ver, que hace dos obras que no viene y no me ha llevado la lata de anchoas (risas).

-¿Por qué es importante que se cuide la cultura?

-Porque, como decía Nuria Espert en 'Incendios', «aprende a leer, aprende a escribir, aprender a pensar». Ahora se dedican en general a distraernos malamente. Por eso la cultura es una herramienta fundamental, y por eso hay que ayudar a la cultura yendo al teatro y al cine y a los conciertos, llenando las salas dentro de lo que permita esta situación.

-Pertenece usted a la generación que levantó este país tras la Guerra Civil. ¿Qué piensa cuando ve el actual nivel de crispación y de polarización?

-Sí, estamos todos muy preocupados y muy crispados. Los mayores en concreto no lo estamos pasando bien. Tengo la suerte de tener gente que me cuida, pero mira todos esos pobres maltratados y olvidados. Creo que los mayores y los niños estamos en el país donde peor se nos trata, aunque se hable mucho de ello y se digan muchas cosas.

-Como mujer, y aunque quede mucho por hacer, también ha vivido la gran evolución social de estas décadas.

-Hemos conseguido muchos derechos pero también muchas obligaciones, porque ambos van siempre unidos. No todo está conseguido, porque esto de la pandemia ha sido un frenazo y una vuelta atrás. En cualquier caso a mi hablar ahora solo de mujeres no me gusta. Yo defiendo a las mujeres, pero en estos momentos creo que es más importante defender a todos los que estamos sufriendo este momento político y esta crisis mundial. Tenemos que estar todos juntos hasta que esto pase. No puede ser que cada vez que se reúnen los políticos sea para echarse las culpas los unos a los otros. No es momento de eso. Es algo que afecta a todo el mundo.

-No tiene usted muy buen concepto de los políticos actuales...

-Cuando veíamos a la gente en los programas y telediarios con mascarillas en otros sitios nos decíamos que qué barbaridad, y es algo que ha pasado ya hace tiempo. Las tertulias políticas no puede convertirse en un Sálvame. De hecho yo ahora prefiero un Sálvame a una tertulia política, porque estos en definitiva hacen lo mismo que en Sálvame pero el programa es fiel a sí mismo. En las tertulias políticas ahora todos hablan a la vez y se chillan y así no se saca nada en claro, es un despropósito.

-¿Qué deseo pediría, en esta gira de despedida?

-Sólo espero que las butacas que se puedan vender se vendan. Tengo en la cabeza las risas, la emoción y los aplausos del público en Donosti, y quiero que eso vuelva a pasar este fin de semana en Santander.