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La memoria histórica, la España vaciada y la hoja de ruta sentimental, o la búsqueda del amor, son los territorios sembrados literariamente por la editorial cántabra Valnera para este otoño. Aún caliente en el horno creativo y conmemorativo la biografía de Benito Pérez Galdós ... del escritor santanderino Germán Gullón, que Valnera ha publicado recientemente y que ahora vive su proyección nacional, verán la luz tres nuevas obras narrativas donde confluyen investigación, relato, retrato y emoción.
Justo cuando el proyecto editorial que pusieron en marcha Jesús Herrán, Angeles de la Gala y José Ramón Sánchez cumple su mayoría de edad, dieciocho años, y, en paralelo, alcanza el número 25, edita tres nuevos volúmenes de su Colección Literaria encabezados por una ingente obras de cerca de 550 páginas. Una novela de investigación -volumen especial doble de 536 páginas-, escrita por el burgalés afincado en Segovia José Antonio Abella: 'Aquel mar que nunca vimos'.
Y lo arropa con otros dos libros: 'Voces remotas', del segoviano Ignacio Sanz, número 26 de la misma colección y 'Los amores efímeros', del burgalés Jesús Carazo, el 27.
La curiosidad coincidente es que se trata de tres veteranos autores castellano-leoneses, premiados literariamente en numerosas ocasiones. Además Valnera a partir de ese número 25 se cambia el modelo de portadas que, aun manteniendo el aire de familia de las anteriores, ahora dan más importancia a las imágenes, que pasan a ocupar dos tercios de su superficie. El diseño es de la propia editorial, y en el caso de 'Voces remotas' se basa en un óleo del médico y artista cántabro Nicanor Valle y en el de 'Los amores efímeros' en una ilustración de Maite Niebla.
La ambiciosa 'Aquel mar que nunca vimos' indaga en profundidad dentro de la historia de Antonio Benaiges, maestro catalán que eligió el pueblecito burgalés de Bañuelos de Bureba para ejercer en él en el año 1935. En esa misma localidad, entre 1979 y 1983, fue médico el autor de la obra, José Antonio Abella, en su primer destino, recién salido de la Facultad de Medicina. Durante ese tiempo ninguno de sus pacientes le mencionó que allí mismo, cuarenta años atrás, habían tenido por maestro a un hombre extraordinario que llevó a la escuela «una imprenta de la que salieron maravillosas revistillas escritas e ilustradas por los niños de aquel lugar que no tenía carretera, ni agua corriente, ni luz eléctrica..., ¡pero sí una imprenta en su escuela!».
Benaiges, aquel maestro singular, había prometido a sus alumnos que en el verano de 1936 les llevaría a conocer el mar a Montroig, Tarragona, su localidad natal. No pudo cumplir su promesa. En la mañana del 19 de julio, primera jornada de la Guerra Civil, fue detenido, apaleado y paseado por las calles de Briviesca en una camioneta descubierta, casi desnudo, ensangrentado, envuelto en una bandera roja y gualda. «Esa misma noche lo sacaron del calabozo para asesinarlo en un cruce de caminos».
Abella recoge esa historia que nadie -ni tan siquiera aquellos alumnos que llegaron a ser sus pacientes- le contó nunca. Sus páginas ahondan con rigor histórico y mirada de poeta en las razones de aquel silencio, en la vida y la muerte de aquel maestro, en la miseria material y espiritual de aquel país, en la esperanza rota para los niños y niñas que asistieron a la escuela de aquel profesor ejemplar, simbolizada por el mar que nunca vieron.
'Aquel mar que nunca vimos': José Antonio Abella. Literaria 25 (536 páginas)
'Voces remotas': Ignacio Sanz. Colección Literaria 26 (176 páginas)
'Los amores efímeros': Jesús Carazo. Valnera Literaria 27 (208 páginas)
Dice Abella en el prólogo: «Con la mano en el corazón, y casi con el corazón en la mano, puedo asegurar que en las páginas que siguen he tratado de huir de toda falsedad, y que si alguna vez me he visto forzado a fabular unas conversaciones apócrifas, como sucede al final del libro, ha sido porque los protagonistas de tales conversaciones querían, por un lado, permanecer en el anonimato, y por otro, para que sus informaciones no pudieran conducir a nombres y circunstancias que, en su criterio, deben seguir camuflados en la nebulosa del tiempo y del olvido».
Precisamente los editores de Valnera le han convencido a Abella para publicar, en un futuro próximo, cuando los protagonistas ya no estén, un librito que desvele su nombre real (el hijo del falangista que dio la orden de matar al maestro, la novia que este tenía en el pueblo, las fotografías de los ancianos que entrevistó en los geriátricos...).
El libro se publica con el apoyo, mediante compra de ejemplares, del Ayuntamiento de Camargo, con el impulso decidido de su alcaldesa, Esther Bolado, y el concejal de Cultura Patrimonio y Memoria Histórica, José Salmón Calva, «porque la memoria histórica no tiene fronteras». Curiosamente, el jurado que estima la pertinencia o no de las ayudas a la edición de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria había decidido no subvencionar la obra, en palabras de sus editores, «una de las mejores novelas españolas de los últimos años».
La historia de Antonio Benaiges será llevada al cine en forma de largometraje por las productoras Minoría Absoluta y Lastro, con la participación de TVE.
Un conjunto de catorce relatos que se dedican a unos personajes que viven en los vastos territorios de la España vacía, en pueblos perdidos, apartados, de espaldas al mundo, integran 'Voces remotas'.
Son zonas de montaña o en llanuras cerealistas y pinariegas, por donde tantas veces ha paseado el autor su mirada. Son solterones, crápulas irredentos, viudos, mujeres y hombres divorciados que tienen el denominador común de un apego que a simple vista puede parecer irracional a esos lugares tan poco hospitalarios.
En unas ocasiones los cuentos «parten de un conflicto pasado hace mucho tiempo que, de pronto, reaviva sus rescoldos; en otras, los personajes se asientan en la ciudad, pero mantienen vínculos afectivos con esos lugares remotos en los que pasaron su infancia o buena parte de su vida y a los que parecen estar atados por un hilo invisible». Así, el territorio se convierte en el protagonista que determina sus vidas y el que da unidad literaria a unas historias que a simple vista parecen independientes entre sí.
Escrito con la agilidad que caracteriza a Ignacio Sanz, deudor confeso de la narración oral, este libro da voz, a menudo desde la primera persona, a unos individuos apenas visibles socialmente, que se mueven entre la sutileza, el desapego, la intriga y la pasión. Y que sienten la necesidad de comunicarse con el lector para transmitirle las aflicciones de una existencia que transcurre monótona, entre la desorientación y la precariedad. Unos personajes con los que, aunque a simple vista lejanos, guardamos muchas similitudes.
La tercera obra, finalmente, 'Los amores efímeros', es una novela en la que el protagonista pertenece a esa clase de personas que siempre van buscando el amor absoluto y definitivo. Es él quien cuenta, con un humor lúcido, y a ratos desalentado, sus historias sentimentales: «Los románticos idilios adolescentes, su primer noviazgo, los despendolados devaneos universitarios y los mucho más cautelosos amoríos de los comienzos de la edad adulta. Al lector le puede sorprender «la facilidad con que su apasionado corazoncito se rinde a los encantos de las féminas, la conmovedora candidez que le impulsa a cerrar los ojos y a lanzarse de cabeza a una nueva aventura». Y, además, el autor advierte al lector que algunos episodios del libro tienen un ineludible contenido erótico, que él ha intentado narrar «con especial reserva y moderación, evitando palabras y expresiones enojosamente indecorosas».
José Antonio Abella (Burgos, 1956) fue médico rural durante casi cuarenta años en diversos pueblos de Burgos, León y Segovia, compatibilizando su trabajo con la práctica de sus otras dos vocaciones: la escultura y la literatura. Como escultor, su obra más conocida y más polémica es el Diablillo de Segovia, que fue noticia en medios de todo el mundo. Como escritor, ha publicado 'Yuda, La esfera de humo', 'Crónicas de Umbroso', 'La tierra leve', 'El hombre pez' y 'Trampas de niebla', entre otras. Por su novela 'La sonrisa robada' recibió en 2014 el prestigioso Premio de la Crítica de Castilla y León.
Ignacio Sanz nació en Lastras de Cuéllar en 1953. Estudió Sociología en Madrid. Es ceramista, escritor y narrador oral. Vive en Segovia. Cuenta con una amplia obra publicada que supera el medio centenar de títulos y que abarca relatos, novelas, literatura infantil y juvenil, libros de viajes y etnografía.
Y Jesús Carazo nació en Burgos a mediados del pasado siglo. Se inició en la narrativa con 'La ciudad donde habita Caribdi' (Premio Sésamo). Le siguieron 'El soñador furtivo' (Premio Elena Fortún), 'Secretum' (Premio Ciudad de Barbastro) y 'Los abismos de la noche' (Premio Ateneo-Ciudad de Valladolid). Como autor dramático ha publicado veinte piezas. Regresa a la narrativa en 2018, y desde entonces ha publicado tres novelas: 'Un otoño en Burdeos', 'El viaje a Grindelwald' y 'Polifemo en Sicilia'.
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