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MIGUEL LORENCI
MADRID.
Sábado, 27 de enero 2018, 08:05
Esplendorosa a sus 72 años, Marisa Paredes (Madrid, 1946) sonríe con la profesionalidad y el aplomo de las grandes estrellas. Aguanta bien el bombardeo de flashes en la Academia de Cine que presidió entre 2000 y 2003 y que le ha otorgado su Goya ... de Honor. El broche de oro para una larga y sostenida carrera «en la que me he dejado el alma». En casi seis décadas ha trabajado con los mejores, pero tiene la espinita de no haberlo hecho con Buñuel y Berlanga. Espera repetir con Almodóvar y cree que en un año difícil las mujeres ha dado «pasos de gigante en el cine y en la vida».
«Estoy muy agradecida por este honor maravilloso», dijo en un encuentro con la prensa y ante Mariano Barroso, vicepresidente de la institución que le otorgó por unanimidad el Goya de Honor que reconoce «una prolífica y prolongada carrera mantenida con absoluto vigor, apostando por proyectos definidos por el riesgo y el prestigio». Será Paredes la sexta mujer que recibe este premio tras Rafaela Aparicio, Imperio Argentina, Josefina Molina, Concha Velasco y Ana Belén. Lo recibirá en un año marcado por la denuncia de abusos sexuales y escándalos en el cine y en el que, según la actriz, «las mujeres hemos dado un paso de gigante en el cine y en la vida». Elogia «el valor y el arrojo» de las actrices americanas «para denunciar una situación tremenda» y «defender su autoestima diciendo que ya está bien de estar explotadas y humilladas». «El dolor ha sido enorme, pero es un paso decisivo, un gran avance para la libertad de las mujeres», asegura.
Ella no se ha sentido especialmente maltratada. «He hecho mejores y peores personajes», dice. Pero tiene muy claro que «las mujeres hemos dado un paso decisivo». «Los personajes femeninos tienen una importancia y un peso enorme y sería nefasto que el cine no tuviera esa visión del paso enorme que la mujer está dando», insiste.
«Me dejo la vida en cada proyecto. Me entrego con todo el alma», dice al repasar su larga vida profesional. «Es un tren que no para», asegura esta dotada actriz que ha trabajado a las órdenes de todos los grandes en más de 75 películas y que tiene pendiente de estreno de 'Petra', de Jaime Rosales. La dirigieron aquí Armiñán, Orduña, Isasi-Isasmendi, Trueba, Martínez-Lázaro, Villaronga o Almódovar. Fuera lo hicieron Ripstein o Guillermo del Toro, «que son talentos increíbles que quizá contaron conmigo gracias a Almodóvar». «Me habría encantado trabajar con Buñuel y con Berlanga y ya veremos si vuelvo a trabajar con Pedro Almodóvar. Él tiene al última palabra», dijo.
Reconoce que el director manchego «me dio un más allá y me abrió un horizonte profesional enorme» por lo que le está «muy agradecida». «Ha influido mucho en mi carrera, en el viaje de ese tren que no para de consumir etapas, pero no hay un antes y un después de Almodóvar», dijo. 'Entre tinieblas' fue su primer trabajo con él, y fue luego fetiche del cineasta manchego en 'Tacones lejanos', 'La flor de mi secreto', 'Todo sobre mi madre'o 'La piel que habito'.
«Me queda mucho por aprender y por hacer. El tiempo entre los orígenes y el reconocimiento no me han cambiado. No he perdido nada de aquella Marisa Paredes que empezó en 'Estudio1'», dijo al repasar su larga carrera. «Tengo la sensación de que no me equivoqué al elegir esta profesión en la que me he desarrollado y crecido», dijo.
«Al final el teatro y el cine me permitieron serlo todo. Tuve claro muy pronto que la interpretación haría mi vida más interesante. Esa magia que te lleva a ser hoy una portera y mañana una reina es fascinante», se felicitó. «Es un honor para nosotros que Marisa Paredes acepte el Goya de Honor. Todo un regalo para la Academia», concluyó Barroso.
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