![«En este mundo falta comunicación y sobran 'supuestos' avances tecnológicos»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/09/20/KARRA%20ELEJALDE-1-k4QE--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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A Karra Elejalde (Vitoria, 1960) no le gusta nada promocionar sus películas. Aunque entiende que es una parte de más de su trabajo que intenta llevar con la mayor de las alegrías. Y así atiende a El Diario Montañés locuaz y divertido en medio de ... unas jornadas que están siendo maratonianas para él. La presentación de su último filme: 'La voz del sol' que se estrena hoy en el Centro Botín a las 20.30 horas, le coincide con la presentación y la grabación de su nuevo trabajo, la serie 'Segunda muerte' para Movistar + en Liérganes. Además hoy, antes de la proyección de la película, que protagoniza con Carmen Machi, ambos intérpretes recogerán el Faro de Honor del Festival Internacional de Cine.
- 'La voz del sol', la película que se estrena hoy en Santander es un homenaje a España y, según contaba ayer Carmen Machi a este periódico, una historia que habla de cerrar heridas. ¿Cómo la define usted?
-Es una película que habla de sentimientos, de emociones, del amor y ponerse en paz con uno mismo y con los demás. Un drama no exento de momentos de humor pues estamos Carmen Machi y yo que nos gusta el cachondeo. Pero básicamente es un drama de los años sesenta de una pareja de exiliados en París y que nace de una necesidad vital del personaje de Carmen Machi de volver a España y que a mí, su pareja, no me apetece nada. Pero bueno a ella le da porque hay que volver aunque sea de vacaciones y nos llevamos al hijo de los señores de la casa.
-Carmen Machi dice que es una historia muy emotiva.
-Lo es. El personaje del hijo de los señores es Alan Jolis, el autor del libro en el que está basada. Era muy amigo de Carol Polakoff, la directora, que le prometió llevar al cine este proyecto. Para él este viaje supuso su paso de la adolescencia a la edad adulta. Es un libro bellísimo y una oda poética de lo que supuso para él España como le sucedió a Hemingway y a tantos otros escritores que pasaron por aquí.
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-A su personaje no le apetecía volver a España. La de ahora ¿apetece más?
-A mí no. España y todo el mundo de ahora, en general, me apetecen poco. Reconozco que soy más analógico que digital, que me asusta mucho todo eso de la inteligencia artificial y que no me llevo nada bien con los aparatos electrónicos, incluidos los móviles, y todo lo que a priori parecen avances. A mí me parece que no lo son. En cuanto a España, ahora mismo estamos en un interludio con un Gobierno en funciones y por lo tanto de lo político e ideológico no puedo decir nada. En lo demás me parece que estamos perdiendo consustancialidad.
-¿En qué sentido?
-Nos estamos vaciando de lo rural, que a mí entender debería ser consultancial a nosotros. Estamos repoblando las grandes ciudades y al tiempo las estamos desvirtuando. Deberíamos echar una mirada atrás para ver donde nos hemos perdido. Pero, bueno esto es una visión de un señor, mejor no me llames señor, de un tío, de un pájaro de 62 años, que no se le puede contar a un chaval de 22. Pero es que noto cambios muy gordos.
-¿Cuáles?
-Antes había más comunicación. Ahora no nos hablamos, nos escribimos. Antes ibas en un tren y aunque sea sacabas el tiempo como subterfugio para tener una conversación con el que estaba sentado a tu lado. Ahora no. Cada uno pulsa su burbuja y se mete en su móvil. Me da mucha pena coger un tren de cercanías o un autobús porque, aunque parece que todo está fabricado para que tengamos más facilidades, lo que estamos creando es una gran incomunicación. Así que prefiero seguir siendo analógico. No tengo ni paciencia ni ganas de participar de avances que no me asegura nadie que vayan a ser positivos porque hace mucho tiempo que veo que no son buenos.
-Esta noche, además, recibe el Faro de Honor del Festival.
-Sí, con Carmen Machi que es lo que me hace más ilusión. Me pasa como en la Seminci de Valladolid que me dieron un premio ex aequo con Iván Barnev y me alegré casi más por él que por mí. Y ahora de nuevo me siento afortunado de recogerlo junto a una compañera a la que quiero, con la que me llevo muy bien y tengo muchísima química trabajando. Así que quieres que te diga que bendito sea este faro.
-Está rodando una serie en Cantabria para Movistar Plus. ¿Cómo va?
-Precisamente la hemos presentado ayer en el contexto de este Festival y va muy bien. Según lo previsto. Lo que pasa es que se me ha juntado todo: la presentación de 'La voz del sol', la de la serie, el premio y rodar... Este trabajo es increíble porque lo que pasa con las 'pelis' es que desde que se acaban hasta que se estrenan a veces pasa año y medio. Lo normal es que ya hayas pasado por otros dos personajes y estés haciendo un tercero y entonces, te tienes que retrollevar a aquel otro. A veces es un poco esquizofrénico. Pero bueno, esto también forma parte de nuestro trabajo. Hay cosas de mi oficio que me gustan más y otras, como la promoción, que me gustan menos. Donde me siento realizado y feliz es haciendo.
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Rosa M. Ruiz
-¿Hay más proyectos en los que esté trabajando?
-Siempre hay más proyectos. Está por estrenar un cortometraje que se llama 'Yegua' que lo hice con mucha ilusión porque me pareció muy interesante y que parece que puede optar a los Goya. Así que desde aquí animo a los compañeros académicos a que lo vean y lo valoren. Lo ha dirigido Javier Celay y es un trabajo del que estoy muy orgulloso.
-¿Es de los que prefiere ver películas en pantalla grande o le da igual?
- ¿Tú qué crees que te voy a contestar?
-Me lo imagino viniendo de un hombre que se define analógico... Pero me interesan sus motivos.
-Pues es bien fácil porque el cine es cine y hay que verlo en un cine. Nunca he visto una comedia en el salón de mi casa con la que me haya reído tanto como en una sala. Esa oscuridad, ese ambiente nos hace a todos cómplices, aunque no nos conozcamos de nada.
-Pues cada vez va menos gente a las salas.
-Tenemos y debemos tener mucho cuidado con esto porque entiendo que una familia que va al cine y que paga las entradas, las palomitas, el refresco y que luego a la salida se toma un sándwich va a volver a casa con 150 euros menos en el bolsillo y, sin embargo, en casa pone las palomitas en el microondas, saca una coca cola de la nevera y le sale mucho más barato. Así que debemos tener ojo, porque cada vez va menos gente a las salas y tenemos que reivindicarlo.
-¿Alguna reivindicación más?
-Sí, una ley similar, parecida, copiada o fusilada a la francesa en defensa de nuestro cine y detrimento de la OPA hostil que supone el norteamericano. Piensa que nosotros cuando vamos a un bar, un pincho de tortilla vale una cosa y unos percebes otra. Y entonces no puede costar lo mismo ver una película española que una americana. Necesitamos y ya una ley que defienda nuestra cinematografía.
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