"La copla es nuestro blues, lo que cantaba todo el mundo hace años"

¿Cómo llega a la copla un muchacho de Ávila?

Por tradiciones familiares, supongo. Mis abuelos tenían un bar en el que sonaba copla, mi padre es cantante de orquesta de toda la vida. Me he criado con un montón de estilos. De ahí viene el eclecticismo. Me di cuenta de que la copla no se había sacado mucho del contexto y vi que había posibilidades.

¿No sintió miedo a enfrentarse a un género tan clásico?

Muchísimo vértigo, pero hice algo muy bien que fue meterme en ese mundo hasta arriba, estar tres meses leyendo, buscando canciones, encontrando autores... Eso me hizo ganar mucha seguridad. Si no, seguramente, la industria y el público no lo habrían entendido.

Y sin embargo se entendió

Era lo que pretendía que pasara, sin pensar solo en eso. La copla es nuestro blues, es nuestra canción popular. Lo que cantaba todo el mundo hace 80 años. Aunque lo principal era la música, salió una intención de reivindicar un género mayoritario.

Sus referencias también se sitúan en los cantautores de La Movida

Mis padres son jóvenes y en casa se escuchaban Los Secretos, Antonio Flores o Manolo Tena. No es tanto la generación de canción de autor, sino la que evolucionó con el pop o el rock.

Y Lorca es otra de sus influencias.

Literarias tengo dos muy importantes que son Lorca y Machado. Obviamente lo que hago está muy lejos de ambas porque son genios. Tengo pasión por la figura y obra de Lorca. Me intriga. Y Machado habla sobre un papel que yo he tocado; Castilla, los campos, el amor ficticio que era real... En el próximo disco se notarán ambas.

¿Cómo contaría lo que hay en Escandinavia?

Pretendía que fuera un disco de verdad, de víscera y quedarme tranquilo conmigo mismo. Estaba haciendo un disco sin saber si podría hacer más tal y como están las cosas y mis prioridades musicales. Ha sido un ejercicio de autoconfianza.

¿Cómo se explica ese ejercicio individual en un trabajo para el público?

No quería arrepentirme dentro de 20 años. Escandinavia tiene aires añejos y pocas posibilidades comerciales, pero mucha sutileza y verdad. Se trataba de que no sobrara nada. Estoy muy orgulloso de ello.

Optó por la autoproducción en este trabajo. ¿Por qué?

¡Porque nadie quería colaborar conmigo! (ríe). Estuve cerca de sacarlo con una multi pero a última hora cambiamos de idea. Era mejor un pequeño éxito a un gran fracaso. Tenía la ayuda de Last Tour y me lié la manta a la cabeza para hacer el crowfunding. Aunque sufrí el proceso posterior volvería a hacerlo.

- La respuesta fue rápida y positiva

- El proyecto duraba 40 dias y al cuarto habíamos conseguido el objetivo. Fue bastante sorprendente; no creía que la gente se fuera a pringar y resultó muy mágico. Me parecía realmente difícil porque no tengo una gran difusión mediática, era complicado.

- ¿Es un disco de escucha compleja?

- Aunque no atraiga masas, el que lo escucha se queda para siempre. No creo que a todo el mundo le haya pillado en el momento preciso, pero poniendo sensibilidad, llega.

- La portada del disco se aleja de esa idea castellana que reivindica y transmite frialdad y lejanía

- Haciendo una escucha constante, me parecía un disco de ida y vuelta en muchos sentidos. En un momento concreto se me pasó por la cabeza esa idea y el fotógrafo consiguió hacer algo aún mejor. Se adueñó emocionalmente del disco y la portada es la mejor cosa que se puede mirar al escucharlo.

Siente que el interés por la poesía se está reactivando gracias a la música y a los músicos de su generación

Sí, me parece obvio. Hay una generación que gracias a esta nueva gente que incluso sale de gira para recitar, se están acercando a la poesía. Me gustaría que no se perdiera la referencia de la poesía de los clásicos, pero gente como Benavente o Escandar Algeet, están despertando el interés hacia leer e incluso escribir. Es algo muy positivo para nuestra educación.

- ¿Qué está escuchando de forma regular?

- Ahora mismo estoy escuchando mucha música clásica. También recuperando los discos de Xoel, que me parece un genio, a Quique González, el disco de Coque Malla, que es muy bueno... Poco de fuera. Bunbury siempre está ahí. Ahora mismo estoy bastante tranquilo; leo más y veo más cine. Va por épocas.

- ¿Se puede vivir de la música fuera de Madrid?

- Aún me lo pregunto todos los días. Sí que es importante vivir en Madrid y no estar allí ralentiza cosas, pero considero que todo esto son prioridades ya que aquí (en Ávila) tengo cosas que me aportan lo suficiente para no necesitar estar allí o necesitar estar aquí. Soy n hombre de campo y necesito tranquilidad y el aire que reclaman los románticos.

- ¿El próximo trabajo cómo va?

- Me gustaría sacarlo el año que viene. Ayer terminé una canción que era la guinda de lo que ya tenía. Me gustaría grabar después de verano, pero no sé cómo estarán las cosas.

- ¿Tiene material suficiente?

- Ya tendría canciones para descartar pero lo estoy trabajando de una forma especial. Desde que salió 'Escandinavia' necesitaba ir reubicándome y la inercia me ha llevado a crear lo que he creado que tiene más que ver con el pop.

- ¿Cómo fue la experiencia en Santander?

Fue genial. Quizá la noche más especial que vivimos en el Chiringuito Social Club junto a otra en Vigo. Aunque ni el repertorio ni la compañía será la misma, hace tiempo que quería volver y el momento ha llegado ahora.