Lloyd Cole trae su acústico a Cantabria

Frío y poco dado a la chanza, alejado de posturas nostálgicas, Cole no reniega de su pasado, que lo convirtió en una figura del pop ahí queda su Rattlesnakes, un primer LP memorable, que incluía piezas como Perfect Skin en formato banda pero tampoco lo añora.

«La única razón para seguir juntos antes de separarnos era ganar dinero», afirma rotundo respecto a su banda. A pesar de ello, no considera que haya hecho discos que «emborronen» su obra aunque sí algunas piezas que han llevado peor el paso del tiempo.

Por sí solo, con el inicio de los 90 y con aquella canción premonitoria de Dont look back, ha tenido ocasión de explorar nuevos sonidos y adentrarse en la música electrónica guiado por su fascinación por Brian Eno, distanciándose, eso sí, de la etiqueta indie, con la que no se siente cómodo.

Asentado en Estados Unidos vive en Massachussets desde hace más de veinte años publicará en los próximos meses Box Set Lloyd Cole in New York, un recopilatorio que abarca su periodo en Nueva York entre 1988 y 1996. La continuación lógica del mismo formato lanzado el año pasado con las canciones con The Commotions. Más adelante, a principios de 2017 según sus planes, lanzará un trabajo con nuevas canciones, en las que se incluirá su experimentación con los sintetizadores.

T Rex, Bob Dylan, The Smiths, Prince o Lou Reed (ha grabado con su batería Fred Maher, su disco Standards), se encuentran entre las referencias más directas de un compositor pausado, que pone en la edición y el arte de sus discos, una veintena, tanta atención como en las letras. Parte de su gusto como melómano para tratar de dar al público lo que espera.

En los conciertos de esta gira no está solo. El formato dúo lo completa en ocasiones su hijo William. Lo que es probable es que se produzca, como suele ser habitual, es el silencio absoluto en sus interpretaciones, fruto de la admiración respetuosa de sus incondicionales.