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Ana del Castillo
Santander
Lunes, 30 de julio 2018, 13:46
«No fueron tan civilizados». Los que estuvieron trabajando detrás de las barras del 'no concierto' de David Guetta en Santander -cerca de 70 personas entre camareros y catering- difieren mucho del balance policial. «Robaban vasos, se colaban dentro y se servían ellos mismos ... . A un compañero le lanzaron con hielos y a nosotros nos daban golpes en la barra metálica para amedrentarnos. La gente estaba muy cabreada», explica un joven al que le tocó trabajar poniendo consumiciones el último día de los conciertos de La Campa.
El DJ francés había dejado plantadas a 10.000 personas por una avería en su avión privado, según argumenta la organización. Tenía que haber llegado a Santander para pinchar los temas que tanto hicieron gozar a los espectadores del Festival Tomorrowland en Bélgica tan solo un día después, pero no fue así. En las pantallas de los laterales del escenario apareció la imagen del artista pidiendo disculpas por el plantón y los asistentes -al ver que se confirmaban los rumores- todavía se cabrearon más.
En ese momento, algunos asistentes decidieron no pagar más consumiciones. «Decían: 'Que pague David Jeta'. Se metían dentro de la barra y se servían ellos mismos. Claro, había algunas chavalitas jóvenes que no sabían cómo reaccionar y no querían enfrentarse a ellos. Así que barra libre».
«Casi no salimos vivos de allí. La peña se empezó a comportar mal, lógico y normal por los nervios, pero tiraban vasos a las camareras y nos decían que nos iban a matar. Hubo un momento de tal tensión que nos tuvimos que meter dentro de las casetas», cuenta a este periódico otro de los camareros que vivieron la cancelación, «aunque nos enteramos allí mismo, nadie nos avisó antes».
«Afortunadamente, y extrañamente, no ha habido incidentes», señaló la Policía Nacional. Y es cierto: la salida del recinto se hizo de manera ordenada y sin problemas, pero dentro -en el amargo fin de fiesta- no todos tuvieron un comportamiento ejemplar.
«Comenzaron a lanzar vasos y hielos al escenario y también a algunos camareros, como si nosotros tuviéramos la culpa», explica al otro lado del teléfono un camarero joven que también vivió con «tensión» los momentos posteriores al anuncio de la cancelación.
También en la zona VIP los asistentes decidieron no abonar sus consumiciones. «A las 12.30 allí nadie pagaba y los camareros no decían ni 'mu'. No se enfrentaban a nadie», cuenta una testigo. «Era la zona más peligrosa. Había cada elemento... Van pasados de todo y dialogar dialogan poco, aunque alguno llegó a dialogar y entendió que nosotros poco podemos hacer en estos casos. Estamos trabajando, y por poco dinero además», explican.
Lo que sí reconoce la mayoría de camareros es que salvo el momento de «tensión gordo», la gente se comportó: «Al final entendieron que nosotros no teníamos la culpa de nada».
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