Las noches chorras de Piñata Protest

El mismo ritmo y con los mismos instrumentos (batería, bajo, guitarra y acordeón diatónico), pero contaminado con punk y propulsado por rock and roll, facturan Piñata Protest, cuyo nombre se ha hecho conocido entre nosotros gracias a la edición de su tercer álbum, el bilingüe 'Necio Nights' (Rock de Kasba, 2018), en el sello mestizo barcelonés Kasba, dirigido por Amparo Sánchez (la andaluza Amparanoia, sí). Pero la mejor noticia es que el combo texano presentará este álbum por estos lares, recalando en Bilbao el sábado 26 de mayo (Nave 9), y estaría genial si sonaran sus versiones de 'La cucaracha' y 'Volver volver'.

Álvaro Del Norte (voz y acordeón), Regino López (guitarra, coros; el más reciente fichaje de la banda), Richie Brown (bajo, coros) y Chris-Ruptive (batería) forman actualmente Piñata Protest. Suenan frescos, abarcadores (gustarían a todas las edades: su lema es «Punk rock like abuela used to make!», o sea «punk rock como las abuelas solían hacer») y globales (triunfarían y en todos los países), y son auténticos (no desvirtúan los ritmos rancheros: cumbias, sones, huapangos, valses, corridos…), modernos (no son puristas) y juerguistas (esas letras de beber, por ejemplo «saliendo de la cantina me pescaron majeando, gosando, bailando y fumando, y como siempre chupando» proclaman en 'Dui', y en 'Cantina' cantan «con cerveza en la mano todos estamos happy, mis chavos y yo gusta decir, vamos todos a cantina a tomarnos gasolina, tequila y lonestars for me please»).

Ampliar

El disco 'Necio Nights' (¿algo así como 'Noches chorras'?) se grabó en tres días en los Pot O'Gold Studios de California, y es que dura menos de media hora y trae 10 canciones. Encantará a cualquier fan de Mano Negra, Vendetta, Huntza o, claro, Kojón Prieto y los Huajolotes y sus epígonos Los Zopilotes Txirriaos. Pero Piñata Protest van más allá, no son unos verbeneros sobrevenidos, sino unos genuinos habitantes de la más calurosa Texas que roquean con estilo y apego a sus raíces hispanas. Beneficiados por una estupenda producción limpia y brillante, apoyados por colaboraciones de Gogol Bordello, Brujería (¡El Brujo!) o Voodoo Glow Skulls que se empastan perfectamente en el repertorio, Piñata Protest se lucen con corridos festivos ('Dui'), se atreven con el punk celta en plan los The Real McKenzies convertidos en grupo trikitilari ('Apogee') y el ska como arbitrarían Tempole Tudor ('California Girl'), se dejan arrebatar por la melancolía fronteriza de Chingón ('Al rato cruzamos'), y se salen de la tabla en la segunda mitad del CD a base de rock and roll tex-mex puro Joe King Carrasco ('Chino, chino, japonés') o juerguista en plan los Pogues ('Snaps Skate Shop'), cumbias vía The Blazers punkerizadas a lo Rancid ('Crusty Cumbia'), rocanrol borrachuzo ('Cantina') y más rocanrol fronterizo que enloqucería a La Pegatina (¡que los catalanes también versionen el 'Tragos amargos' de Ramón Ayala!).

Según su Facebook, que siguen 25.000 personas, en las dos próximas semanas Álvaro, Regino, Richie y Chris actuarán por Texas, Arizona y California. El combo lleva unos diez años dando guerra, su hábitat es Norteamérica (o sea Estados Unidos, Canadá y México) y ha compartido cartel con el Reverend Horton Heat, y con Molotov, y con el benemérito Ramón Ayala, y con muchos más. El L.A. Weekly ha juzgado que son «festivamente energéticos», el San Antonio Current avala que son «una de las fuerzas más originales de la escena musical local», y ha rematado el New York Times: «Este cuarteto bilingüe con acordeón al frente está comprometido con la idea de que el punk rock de la vieja escuela y la música de la frontera latina a la antigua usanza se pueden fusionar en algo moderno. ¡Y a alto volumen!».

Ha reconocido Álvaro del Norte: «Yo odiaba la música tejana y el conjunto y cualquier cosa en español. No pensaba que fuesen cool». Álvaro había nacido en México, en el estado de Tamaulipas, en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, de 400.000 almas. Y su familia cruzó el río como ilegales, como espaldas mojadas, aunque ya han regularizado su situación. A él de chaval le molaban los Ramones, los Clash y Black Flag. Aprendió a tocar el bajo y militó en bandas de punk y de emocore. Al acabar el instituto, empezó a cambiar su visión del tex-mex y lo aceptó como parte de su cultura. Estudió acordeón con el maestro Juan Tejeda, fundador del San Antonio's Tejano Conjunto Festival, quien le animó a dinamizar el tex-mex con el punk. Ha dicho: «Estaba harto de que todas estas bandas sonaran igual. Pensé largo y tendido: ¿Qué puedo hacer para tocar algo diferente, algo divertido?». Y buscó compinches en la Snaps Skate Shop, la tienda de patineros a la que canta en su tercer largo, y así ha llegado hasta hoy, que da bolos por todo el mundo donde hace molinetes con su acordeón diatónico como si fuera Pete Townshend y mantiene esta página web.