«La novela negra está llena de trampas que los escritores debemos evitar»

-Dice su editorial que 'La virgen sin cabeza' es una película que se lee.

-Viniendo de una guionista y una directora de cine tampoco es que sea tan sorprendente que lo digan. (Ríe). Pero no es una película, no, es una novela policiaca y, además, de género clásico.

-Es su cuarta novela, pero la primera policiaca. ¿Qué le ha llevado a acercarse a este género?

-Ya había tocado el thriller en más de una ocasión. De hecho mi película, 'Los nombres de Alicia', tiene mucho de thriller aunque tenga un aspecto de drama familiar. Pero el thriller es un género muy amplio, mucho más que el policiaco que tiene sus propias reglas y me apetecía muchísimo meterme dentro de esas reglas. Soy de las que trabajo mejor con estructura y el género policiaco que me daba esa ventaja al mismo tiempo me permitía hacer algo que me gustaba mucho: evitar caer en sus trampas.

-¿A qué trampas se refiere?

-Como espectadora y como lectora me da mucha rabia que me pongan trampas y los guionistas trabajamos mucho para no hacerlo. Otra cosa es que lo consigamos o no. Así que para mí escribir esta novela era un reto el de poder contar una historia sin caer en esas famosas trampas del género policiaco.

-Hablemos de Mar Lanza, esa inspectora de policía que se hace cargo de la investigación en su novela.

-Es una chica cántabra, campurriana para más señas, hija de un ganadero y con una infancia muy dura. Pertenece a esa famosa España vaciada que, en su caso, abandonó aunque ella tiene un porqué importante. Es un personaje complejo que de niña sufrió un suceso que la cambió la vida.

-¿Y de dónde viene? ¿Cómo se la ocurrió?

-Mar Lanza sale de un proyecto para una película que escribí hace mucho pero que no conseguí sacar adelante y ya sabemos que los guionistas somos los más ecológicos del mundo porque nunca tiramos nada.

-¿Volveremos a saber de ella o es un personaje pensado solo para esta novela?

-Las mujeres cántabras son duras de pelar y no es fácil deshacerse de ellas, así que volveremos a encontrarla. Ya estoy con la segunda Mar Lanza entre manos.

-¿Y qué tiene Mar Lanza de Pilar Ruiz?

-Yo te diría que nada. Soy muy desapegada con mis personajes. Les quiero y les odio a todos de la misma manera. Además en esta novela una serie de ellos se dedican al cine, pero nada más alejado de mi persona que Mar Lanza. Ella es atlética, deportista, rubia, alta, guapísima...

-En los últimos años la novela negra se ha llenado de mujeres policías, guardia civiles, inspectoras... que investigan los casos. ¿Ha intentado aportar algo con este libro o se ha dejado llevar por lo que le apetecía?

-Es que, como te decía, este personaje es muy antiguo. Forma parte de un universo que está fuera de mi mundo de novelista y lleva conmigo mucho tiempo. Hace veinte años apareció la primera Mar Lanza en otro proyecto que dio muchas vueltas, que estuvo a punto de salir pero que al final se quedó en ese cajón que tenemos la mayoría de los guionistas y directores. Este personaje me lleva persiguiendo décadas.

-¿El cine es algo que ha abandonado del todo o que tiene guardado en un cajón como a Mar Lanza?

-Los directores nunca dejamos el cine aparcado. Otra cosa es que el cine no quiera saber de nosotros. Pero bueno yo sigo trabajando como guionista. Dirigir es un regalo que nos llega. Es algo muy complicado y hay muy poca gente en el mundo que consigue dirigir una película. Así que, de momento, con seguir escribiendo, que después de todo es mi oficio, ya sean guiones o ya sean novelas, sigo estando ahí y sigo intentándolo.

-¿Cantabria es un personaje más de 'La Virgen sin cabeza'?

-Sí. Cantabria está muy presente en mi cabeza y de alguna forma también en todas las historias que escribo, ya sean para cine o televisión y, por supuesto, en esta novela. La atmósfera tiene un papel primordial, pero es que en este caso, el paisaje de Cantabria es como una metáfora. Hay muchas Cantabrias y una de ellas es la montañosa, la de la nieve, y tiene mucho que ver con esta historia porque el paisaje exterior de Mar Lanza es también su paisaje interior.

-Hablaba antes de la España vaciada a la que de alguna forma hace un guiño en este libro.

-Más que un guiño es una descripción sobre lo duro que es vivir en estos lugares. La aldea en la que nace Mar Lanza es un lugar que yo conocí de niña y donde pasé parte de mi infancia. Evidentemente las cosas han cambiado y han mejorado, pero no tanto. Creo que hay que hablar de este tema desde una perspectiva en la que no quepa la idealización. Yo, que vivo en Madrid, conozco a mucha gente que tiene idealizada la vida 'agrorural' y siempre les digo que se nota que no han vivido nunca unos inviernos como los de Campoo, que en algunas aldeas si te pones enfermo te tienen que ir a buscar con un helicóptero médico. Por eso en la novela hay una perspectiva crítica de la idealización de estos lugares.

-Antes decía que ya estaba con su segunda novela de Mar Lanza en marcha. ¿En qué otros proyectos trabaja?

-Estoy con la segunda novela de Mar Lanza y trabajando de guionista como vengo haciendo desde hace 25 años. Ahora mismo estoy escribiendo para una serie de una gran plataforma, entre otras cosas.