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Javier Menéndez Llamazares (León, 1973) acaba de publicar un nuevo libro. 'Palabras que no cambiarán el mundo', una obra que bien podría ser un resumen de sus veinticinco años como columnista en distintos periódicos y revistas. Afincado en Cantabria desde el año 2004, publicó su ... primera novela, 'El método Coué' en 2009 a la que seguiría 'La teoría del vaso de agua' (2013). También es autor del poemario 'Cosas que no se pueden encontrar en internet' y del libro de relatos breves 'Con amigos como tú'. Pero desde que en 1993 publicase su primera opinión en un periódico de su tierra ha encontrado en las columnas una ventana donde asomarse a la realidad para poder contarla.
-¿Recuerda cual fue el primer artículo que le publicaron?
-Trataba sobre la juventud. Fue la respuesta a una tribuna que había publicado 'La Crónica de León' en la que se decía que los jóvenes éramos espantosos y que no respetábamos nada. Me sentó tan mal que me vi obligado a responder. Al verlo publicado me envenené de alguna forma y a la siguiente semana ya tenía preparado otro artículo de opinión al que luego sucedieron muchos más.
-Después de ver publicados sus artículos durante 25 años, ¿cómo definirá el columnismo?
-Para mí es el género más enfocado al lector. Cuando escribes cualquier otra cosa, como un relato, un poema o una novela, la escribes para ti. Sin embargo cuando haces una columna sabes que hay mucha gente que la va a leer. Y esto último es muy importante porque aunque siga siendo un texto personal y propio es también un texto compartido con la gente que te lee y que además te lo comenta porque es el género que tiene un retorno más inmediato. Es casi casi el antepasado de los blog.
-¿Hay alguna columna que recuerde especialmente de todas las que ha publicado?
-Cada columna tiene su propia historia. A veces las cuestiones personales acaban saltando a lo literario y a lo periodístico. Recuerdo una muy simpática en este sentido. El periodista Raúl Gómez Samperio me invitó a hacer juntos el Camino Lebaniego y mi manera de decirle que no fue escribir una columna en la que explico mis motivos para no acompañarle.
-El libro recoge artículos de política, de actualidad, de música y no podían faltar los relacionados con una de sus pasiones: el Racing.
-Es una debilidad personal y a la que más esfuerzos literarios dedico a lo largo del año. Más que de fútbol escribo de 'sufringuismo', nombre inventado por un compañero de la peña Cossío que define perfectamente lo que es ser seguidor de este equipo.
-De política escribe menos.
-También lo hago, pero creo que hoy en día es una actividad desagradable y casi aburrida que ha acabado con la política teórica que es la que merece la pena. Intento abordarla desde el asombro y el humor.
-¿En 25 años que cambia el articulista o el tipo de artículo?
-Con los años vas aprendiendo a decir lo que quieres y a no decirlo que es incluso más importante que lo anterior. También consigues matizar mucho tus puntos de vista. Repasando todo este material me he dado cuenta que he escrito varias veces sobre los mismos temas y que mi percepción ha ido cambiando. Con el tiempo te das cuenta de donde te habías equivocado y lo intentas corregir, aunque hay cosas en las que no aprendemos nunca.
-En su caso ¿qué nació antes el articulista o el novelista?
-Empecé escribiendo poemas, pero eran muy malos (ríe). Lo primero que publiqué en prensa fue un relato, porque antiguamente se publicaba ficción también en los periódicos. Ahora esa costumbre ha desaparecido aunque es cierto que con una realidad tan fascinante como la que tenemos ya no hace falta inventársela y casi ni hacer novelas. Creo que he tenido más lectores en prensa que en literatura.
'Palabras que no cambiarán el mundo' (Septentrión Ediciones) es el título del nuevo libro de Javier Menéndez Llamazares (León, 1973), una obra que se presentará este miércoles en el Ateneo, dentro de la programación del Aula de Cultura de El Diario Montañés. Se trata de una selección de los artículos que el autor ha publicado durante los últimos 25 años en distintos medios de comunicación, una gran parte de ellos en este periódico donde en la actualidad tiene un espacio fijo. El libro está formado por cerca de un centenar de artículos. «Se trata de un recorrido por toda mi historia como columnista de prensa», señala Javier Menéndez Llamazares, que estará acompañado durante la presentación por el Director de El Diario, Íñigo Noriega, y del Redactor jefe de Cultura, Guillermo Balbona.
Este último se ha encargado también del prólogo de la obra que cierra, con el epílogo, el editor Carlos Alcorta. Los artículos que se reúnen en este libro han sido seleccionados por el periodista Carlos Bribián y se ordenan en cinco apartados. En 'Tiempos modernos' se repasan algunas «costumbres novedosas y manías inexplicables». En 'Palabras sobre palabras' se agrupan las columnas dedicadas a literatura, arte, música... Su pasión futbolera queda recogida en 'Aunque llueva o sople sur'; mientras que el apartado 'El orden del mundo' gira en torno a la política. El libro finaliza con 'Las cuatro esquinitas', cuatro lugares entroncados con su existencia: León, Colonia, La Bañeza y Cantabria.
-¿Se considera más narrador o articulista?
-En mi opinión es lo mismo. Una cosa es continuación de la otra. Lo difícil es decidir para que vale cada idea y si algo que quieres contar lo vas a hacer a través de un relato, de un poema o de un artículo. O de un tuit, que también puede ser.
-Hablando de twitter, ¿cree que las redes sociales llegarán a ocupar el lugar de las columnas de prensa?
-Decididamente no. Las redes sociales son un mundo aparte y la mayoría de las veces sirven para enlazarte a textos más profundos. Está muy bien la simplificación y los 280 caracteres, pero dan para bastante poquito. No pensamos en abreviado por lo que tampoco creo que las ideas deban abreviarse. La opinión precisa espacio y cierto desahogo porque necesita argumentación. No consiste en lazar eslóganes o frases de marketing.
-Los articulistas no tienen tanto tiempo para planificar los textos como los novelistas ¿Cómo lleva esta inmediatez?
-Es una gimnasia. Es cierto que hay una agonía del reloj que no se para, pero para los que somos procrastinadores crónicos, es decir que dejamos todo no para última hora si no para después, si no hubiera una hora límite acabaríamos por no hacer nada. A veces esa obligación es un buen incentivo para la creatividad.
-¿Alguna vez le han censurado o se ha autocensurado?
-Nunca me han censurado, pero sí es verdad que con los años me pienso mucho lo que escribo. Hace dos décadas tuve problemas por una columna, problemas que acabaron dirimiendo los jueces. Entonces me di cuenta de la trascendencia que tenía lo que escribía. Creo que lo más importante es no ofender porque todo se puede decir de muchas maneras y no hace falta molestar a nadie gratuitamente. Eso es algo que debemos aprender los que escribimos, los que salimos a la palestra pública y creo que esto es algo que se debería aplicar a las redes sociales porque que no se tiene en absoluto en cuenta. La educación es algo mucho más importante que decir por favor y gracias. Es el respeto por todos los demás.
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