Secciones
Servicios
Destacamos
Vuelve el fútbol, reabren bares y comercios, el transporte retoma el pulso y los escenarios van poco a poco recibiendo a sus huéspedes habituales, pero las salas de cine siguen cerradas. Una realidad difícil cuando uno vive y respira cine por todos los poros porque ... es un arte a cuyo conocimiento ha dedicado su vida. Es el caso del docente Guillermo Martínez Bárcena (Santander, 1972), director del Aula de Cine de la Universidad de Cantabria y de la Filmoteca Universitaria y docente en la materia en universidades de España, Estados Unidos y México.
-¿Cómo ha vivido la cuarentena y cómo afronta la 'desescalada'?
-Han sido tres meses muy complicados. El confinamiento, el aislamiento, ha resultado difícil, pero más aún la incertidumbre, la rabia y la frustración, al ver cómo la pandemia se llevaba por delante a decenas de miles de personas. Al tiempo que los ancianos eran abandonados a su suerte en residencias por todo el país, batíamos el 'récord mundial' de personal sanitario infectado y de fallecidos en relación a nuestra población.
-Un panorama desolador.
-Ha sido inmensamente triste porque los familiares de las víctimas no los han podido acompañar en sus últimas horas de vida (no se han podido despedir, ni velar a sus muertos). Desde esta perspectiva creo que es un virus extremadamente cruel. Y nos ha cambiado la vida. Ahora se habla de la 'nueva normalidad', pero poco tiene de normal. Habrá que esperar a que se desarrolle una vacuna para que el mundo se parezca al que conocíamos hace tres meses.
- ¿Qué puntos fuertes y qué carencias ha revelado la pandemia sobre nuestra sociedad?
-Dadas las excepcionales circunstancias, pienso que la mayoría de los ciudadanos han actuado con responsabilidad y han demostrado una gran empatía con los afectados y con los trabajadores (médicos, enfermeras, policías...) que han estado en primera línea de combate en esta batalla contra el virus. El simple hecho de aplaudir, o sea agradecer, cinco minutos cada día, es un noble gesto que retrata a toda una sociedad. Pero un gesto solidario es eso, un gesto, y no hay que olvidar que se han tomado, a nivel de gestión de la crisis, muchas decisiones contradictorias, dejando desamparados durante semanas al sector de la población que más protección requería. Así, no nos puede extrañar que España haya sido el país con más contagios entre el personal sanitario de todo el mundo.
-El cine es alegoría de lo que va a venir y crónica de lo que ya pasó. ¿Cómo cree que va a influir esta situación en el sector?
-El cine es, a varios niveles, un espejo de la sociedad. Y si la mayoría de los sectores económicos han sufrido un duro golpe durante la pandemia, el cine no iba a ser diferente. En cuanto a la producción se han interrumpido o aplazado rodajes, y el sector de la distribución y la exhibición se ha paralizado completamente. Las salas siguen cerradas (salvo excepciones) y la vuelta a la normalidad requerirá tiempo. Por otra parte, las 'majors' son prudentes y no se van a arriesgar a estrenar sus películas de mayor inversión (e impacto) para no 'quemarlas' de forma innecesaria.
En datos Director del Aula de Cine de la Universidad de Cantabria y de la Filmoteca Universitaria, trabaja desde hace más de quince años en la formación y la divulgación del lenguaje cinematográfico a través de cursos y seminarios sobre historia del cine y análisis fílmico que imparte en diferentes universidades, tanto de España (Cantabria y Salamanca) como de México y Estados Unidos (Berkeley).
-¿Cómo ha llevado el no poder ir a una sala de cine?
-Soy firme partidario del consumo del cine en pantalla grande y, en este sentido, también ha sido frustrante no poder acudir a las salas al ritmo al que estoy acostumbrado. Pero «a falta de pan... buenas son tortas» y las plataformas de 'streaming' han supuesto un cierto bálsamo, ya que durante las largas semanas de confinamiento me han permitido acceder a materiales de todo tipo (películas, series y documentales), que necesitaba ver por trabajo o por mera curiosidad.
-Es usted docente tanto en España como en México y EE UU. ¿Qué le han enseñado esas formas de ser y de mirar tan distintas?
-Creo que viajar abre la mente. Te confronta con otras formas de ver el mundo, te permite conocer puntos de vista y experiencias que necesariamente te fuerzan a replantearte aspectos de tu vida y de tu profesión. Y uno se da cuenta de que las barreras que parecen infranqueables en realidad son solo mentales. Somos el resultado de una cultura, una educación y una tradición y el hecho de viajar nos sumerge en otras realidades tan sugerentes y emocionantes que sin duda dejan huella.
-¿Cómo ve la situación en ambos países, tanto por la crisis sanitaria como por las tensiones raciales y la actuación de las fuerzas de seguridad en determinados casos?
-Tanto México como Estados Unidos son países muy diversos en las que las tensiones raciales han estado presentes desde tiempos inmemoriales. A eso hay que añadirle otras rigideces: las “tensiones de clase”. Ya no hablamos de diferencias sino de “abismos” entre clases sociales, que han extremado las desigualdades y abonado un caldo de cultivo a modo de frustraciones individuales (y grupales), así como brotes de violencia. Las minorías (afroamericanos y latinos) no ostentan el poder económico (salvo determinadas élites de la política o el deporte), no gozan de las mismas oportunidades y son vistas con recelo por las fuerzas de seguridad. En cualquier caso, en los Estados Unidos la semilla del racismo se ha cultivado durante siglos y el cine ha sido fiel testigo de ello. Pongamos un ejemplo: 'El nacimiento de una nación', una de las primeras obras maestras de la historia del cine, dirigida por David Wark Griffith, ¿acaso no supone un violento alegato en contra de los negros y su liberación y una exaltación del racismo y del Ku-Klux-Klan? La película refleja claramente una época, al igual que hiciera con posterioridad la multi-oscarizada 'Lo que el viento se llevó'. Pero hoy, curiosamente, HBO ha anunciado que retiraba esta película de su plataforma debido a que su contenido podía ser considerado ofensivo por las actitudes racistas de algunos de los protagonistas. Según un portavoz de HBO la película «es un producto de su tiempo y reproduce algunos prejuicios étnicos y raciales que, por desgracia, han sido comunes en la sociedad estadounidense». Pero el hecho de que muestre a una sociedad racista (la estadounidense) en un momento histórico determinado (la Guerra de Secesión), ¿es motivo suficiente para retirar o prohibir el visionado de la obra? Lo siguiente qué será: ¿quemar los libros que se consideren 'políticamente incorrectos'? Otra cosa muy diferente es que estas obras puedan (y deban) generar un debate sobre su contexto histórico. En ese caso, las autoridades tendrían la obligación de exhibirlas en los colegios para que las nuevas generaciones reflexionen sobre determinados episodios del pasado de su país, cuestionándose los motivos que han posibilitado que esas actitudes pervivan en el tiempo y generen, todavía hoy, frustración y violencia.
-¿Qué es para usted el cine y qué aporta a la sociedad?
-El cine es uno de los medios de expresión artística más importantes de nuestro tiempo. En poco más de cien años se ha convertido en un poderosísimo instrumento de comunicación social, ha revolucionado el lenguaje audiovisual y ha alcanzado una incuestionable legitimación cultural. Porque el bien llamado Séptimo Arte, que nació a finales del siglo XIX como una forma de entretenimiento, con el tiempo ha logrado trascender este aspecto lúdico para transformarse en uno de los agentes principales de la cultura y la educación.
-El espejo del que hablaba...
-Sí, retrata a las sociedades de las que surge y a las que se dirige. Se habría convertido en una especie de 'máquina del tiempo', al retratar a generaciones de individuos en circunstancias muy diversas, con sus virtudes y sus defectos. A fin de cuentas, podemos contemplar las películas, sea cual sea su argumento, como reflexiones (más o menos profundas o acertadas) sobre la naturaleza humana.
-Le parecerá imposible, pero si tuviera que quedarse con tres películas, ¿cuáles serían?
-He estado pensado y me resultaría imposible elegir tres. Si hablamos de directores en vez de películas, tampoco sería capaz. ¿Elijo a John Ford y dejo fuera a Jean Renoir? ¿Me quedo con Ingmar Bergman y omito a Akira Kurosawa? ¿Dreyer sí, pero Buñuel no? Y dónde queda Chaplin, o Kubrick o Fellini. Imposible.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.